Uno de cada
dos suecos vive solo. Uno de cada cuatro muere solo. Ningún familiar o amigo
reclama el cuerpo para sepultarlo o, al menos, llorarlo. Pueden pasar días,
semanas, meses, años. Sí, años.
La teoría
sueca del amor (The Swedish Theory of Love) es un
documental del cineasta ítalo-sueco Erik Gandini, que muestra el lado oscuro de
vivir en el perfecto país escandinavo regido por el ideal de la independencia
del individuo. Gandini diseña una ventana hacia la máxima expresión de la
autosuficiencia y sus consecuencias. La pieza muestra desde casos
de inseminación casera (el esperma llega a tu casa por un sistema de
envíos), hasta la historia de un doctor sueco que luego de trabajar 30 años en
su país natal decide ejercer la medicina en Etiopía. “Aquí uno nunca está
solo. Si estás enfermo la gente te cuida, si mueres la gente te acompaña y te
guarda luto”, dice.
El
largometraje de 90 minutos se estrenó en 2015. Tiene más alcance con el pasar
del tiempo si pensamos en cómo las redes sociales y las nuevas tecnologías han
cambiado la forma en la que interactuamos con los otros. ¿Podrías concebir un
mundo en el que el contacto físico fuera algo secundario? ¿Te imaginas caminar
por calles solitarias en las que apenas estableces contacto visual para saludar
a tu vecino? Una nación segura, con una economía sólida y atención sanitaria de
primera garantizada ¿ha encontrado la felicidad? Según la visión de Gandini
parece que no.
Todo empezó
en 1972 con un manifiesto político: La familia del futuro: una política
socialista para la familia. El planteamiento parece un sueño. Los padres ya
ancianos no dependen del cuidado de sus hijos. Los adolescentes tienen más
oportunidades para convertirse en adultos con total estabilidad. Las parejas no
tienen dependencia económica entre sí. El Estado cubre cualquier necesidad para
crear un estado de bienestar. ¿Parece un sueño? Incluso llega a ser un
escenario demasiado onírico para que pueda funcionar. Pero funcionó. ¿A qué costo?
Casi cinco décadas después, este documental muestra que la sociedad sueca está
enferma de soledad.
Texto tomado
de Prodavinci