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14 julio, 2018

La unidad por otros medios

POR  SIMÓN GARCÍA.


La MUD es ahora un zombi que no puede morder a nadie. Esclava de errores, reglas ineficientes de funcionamiento y ausencia de pluralismo. Tuvo en vida su apogeo y construyó una victoria electoral que se le escapó cuando no supo cómo seguir avanzando. A la MUD no la dividió ni María Corina, ni Falcón ni Henry Ramos, la reventaron sus contradicciones y el equívoco de que la unidad puede sobreponerse a los contenidos políticos.
La MUD cumplió su función. La dificultad es que su disolución puede llegar a formar parte de un proceso de debilitamiento y fragmentación de la oposición, del incremento de las separaciones: entre política y ciudadanos; entre partidos y el sentir de la gente. En el fondo late la misma pregunta: ¿puede la actual dirección opositora, dentro y fuera de la MUD, conformar concertadamente una opción alternativa creíble?
Henry Ramos ha expuesto los motivos oficiales de la separación de la MUD, pero como desviar el centro de interés y velar algunos propósitos forman parte del trajín político, es válido ir más allá del esquema que nos comunica. Los análisis críticos suponen desmarcarse de la quincallería de las descalificaciones y del afán de destruir liderazgos con acusaciones virtuales, anónimas y enfiladas a golpear no a una persona sino a la oposición. Esa es harina del G2. 

La situación concreta muestra una oposición dividida, al menos en cuatro polos, que debe encontrar la unidad por otros medios. Se trata de salir de la encrucijada y explorar qué caminos se pueden recorrer juntos. Podría resultar provechoso considerar las indicaciones iniciales que Henry Ramos propone para AD: 1.Dedicarse al fortalecimiento de cada partido, 2. Sacar a la dirección de Caracas, 3. Oír a la gente.  
El motor del fortalecimiento de los partidos reside en la política antes que en el engorde de inscritos.  Sin el acierto de la primera no hay posibilidad de militancia socialmente útil. Así mismo, ayudar a la reconstrucción del movimiento social organizado y a la relación apropiada entre él y los proyectos políticos es la plataforma para sacar a las fuerza de cambio  del desierto. La unidad no debe ser identificada ni reducida a una única forma organizativa.
Es evidente que hay que descentralizar las luchas opositoras, en términos del mapa geográfico, del repertorio temático, de la atención a los problemas que afectan gravemente a la gente, de mejores centros locales de decisión coordinada y ampliación de la dirección colectiva. Así leo el salir de Caracas.  
Pero la reina de las claves es ciudadanizar la política y devolverle a su práctica el imperio de una ética de servicio. Los partidos han colocado su carreta delante de la gente y no están observando el para qué de su existencia. Hay que volver a alentar una reflexión que nos permita identificar las limitaciones, carencias y errores que se han cometido, durante la época de la MUD, en la comunicación y relación con el país que se nos está distanciando.
Si esto no ocurre, puede abrirse puerta franca a fantasías que ofrezcan un cambio sin la participación de los políticos y los partidos. Una ilusión tras la cual puede correr mucha gente.
@garciasim