“Si el proyecto constitucional que se presenta acaba con la
vida republicana de Venezuela, aquí tenemos que movernos todos” y votar,
asevera - Fotos: Anthony AsCer Aparicio / Archivo Contrapunto
Por VANESSA DAVIES / Tomado de Contrapunto.com
La oposición debe prepararse para un escenario electoral, así
sea con este Consejo Nacional Electoral "espantavotos", enfatiza el
exrector del CNE
Decir Vicente Díaz es pensar inmediatamente en el Consejo
Nacional Electoral (CNE). Pero decir Vicente Díaz es, también, pensar en
sociología, en política, en diálogo, en negociación. En el clima de
intolerancia, medias verdades y dimes y diretes de Twitterzuela, a Díaz le tocó
aclarar por Twitter lo que hizo la semana pasada en Caracas con el exjefe de
Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y precisar que conversó con
él en un encuentro social y a título personal.
El exrector del CNE, defensor del voto, no ha dejado de
hacerlo ahora a pesar del deslave que ha sufrido el voto como instancia para
resolver conflictos. Díaz, en conversación telefónica con Contrapunto el pasado
viernes 22 de junio, afirma que el bloque anti gobierno debe prepararse para
las elecciones que puedan llegar, sobrevenidas.
“Si el proyecto constitucional que se presenta acaba con la
vida republicana de Venezuela, aquí tenemos que movernos todos” y votar,
asevera. “Todo indica que lo más probable es que vayamos a un referéndum
constitucional, si el Gobierno no colapsa antes”.
Otro detalle de Díaz: es el hombre de los tres. A cada
pregunta, desgrana tres razonamientos, tres argumentos, tres perspectivas, tres
problemas, tres soluciones. Dice que le gustan los números impares.
La alternabilidad genera paz política
—Se presentó el informe de ONU. ¿Qué cosas deben cambiar
en el país a raíz de eso?
—Es un informe muy duro para Venezuela, y se corresponde con
las denuncias que se han hecho ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH). Hay un juicio que entabló Rocío San Miguel (activista de derechos
humanos), y terminaron dándole la razón: en Venezuela se desató una persecución
muy fuerte contra quienes firmaron para el revocatorio en 2004; hasta Chávez
dijo que esa lista hay que enterrarla. Hace tres días hubo denuncias de que
páginas web dedicadas a la industria del sexo fueron canceladas, pero más allá
de eso lo que está en juego es la libertad de expresión. Eso pasa con portales
de noticias, como CNN, NTN24. También hay violaciones de la libertad de
pensamiento. En otros periodos hubo prácticas terribles, pero se verificaron en
el marco de un proceso de guerra insurgente y de un proceso de guerra fría. Con
Maduro ha habido un deterioro de los derechos humanos terrible. Hay denuncias
documentadas que hablan de torturas. En la insurrección civil de 2017 vimos,
incluso, cómo encerraban personas en camiones.
Vicente Díaz cuenta que compartió el jueves 21 de jueves con
Roberto Picón, expreso político, quien “estuvo un montón de semanas durmiendo
en un baño”. Señala que hay presos “sometidos a aislamiento, lo que es
considerado tortura” y que “hasta se han producido simulacros de fusilamiento”.
—¿Pero qué pasó en estos años?
—No puede pasar nada que justifique las violaciones de
derechos humanos. Sí creo que ha habido de la oposición una búsqueda de atajos
y de buscar soluciones rápidas frente a un gobierno que decidió quedarse en el
poder. Uno de los graves problemas de Venezuela es que este gobierno anunció
que venía por décadas, y lo que genera paz política en un país es la
alternabilidad. Cuando la política de quien está en el poder es impedir la
alternabilidad, porque se ve el Estado como herramienta para generar un proceso
de transformación revolucionaria con independencia de lo que piensen las
mayorías, eso significa que se buscará cualquier mecanismo para salir del
gobierno.
En su análisis, observa que "ninguno de los que están en
el poder se ve a sí mismo como oposición, y mientras no se vean en la oposición
van a hacer todo lo que esté a su alcance para quedarse en el poder. El
ecosistema electoral está hecho para que nadie diferente pueda llegar al poder,
y se utilizan cosas como la entrega de programas sociales vinculados con el
hecho de votar. Es un ecosistema diseñado de manera perversa, lo que genera
lamentablemente la búsqueda de opciones diferentes de la electoral".
La pillería como norma
Venezuela “tiene tres graves tragedias”, además de la
escasez, opina Díaz: “Una generación completa de gente que busca en otros
países la esperanza que no consigue en Venezuela”. La otra tragedia “es que
hemos perdido la cultura de la productividad, el país se ha convertido en un
país de pillería en el que todo el mundo busca rebuscarse” y esa es una
consecuencia de la situación en la que estamos.
La tercera tragedia “es que se ha perdido la
institucionalidad: me refiero a la institución como norma de convivencia
social. La peor institución que hemos perdido es la institución del voto:
hablar de elecciones y voto es una grosería”, critica.
—¿Es una señal peligrosa?
—Extremadamente peligrosa, porque se cancela la única vía
civilizada para resolver los conflictos. El daño que se le ha hecho al país es
de generaciones completas, y la reconstrucción se va a pagar con mucho
sacrificio. Y, por cierto, hay que reconstruirlo entre todos; entre todas las
personas de bien.
—Usted dice que es un país de pillería. ¿Cómo volvemos a
ser un país de trabajo?
—No hay una sola medida que nos lleve a eso. Antes, las
madres se sacrificaban para darles a sus hijos educación. Hasta que no se
retorne a un mecanismo que garantice movilidad social por el esfuerzo
productivo, el país seguirá en la pillería.
—¿No hay razones para ser honesto?
-No hay suficientes razones para ser honesto y hay incentivos
para no serlo. El país tiene que “echarle pierna”, saber que si estudia y
trabaja va a vivir mejor.
—¿La expectativa de la gente es enchufarse?
-No me atrevo a decirlo, pero sí te puedo decir que hay una
tendencia creciente de la gente de buscar con quién relacionarse para
sobrevivir. Es más valioso tener un amigo que te pueda resolver algo, que hacer
el trámite ante una institución.
Una empresa quebrada
No puede dejar de ver el país como sociólogo, y alarmarse
ante lo que observa. “Cuando un país se queda sin ley, cuando la ley es el
capricho o lo que me conviene, la gente no tiene a dónde acudir”, evalúa.
—¿No tenemos mediadores de la vida social?
—No los tenemos. Si Venezuela fuese una empresa privada
estaría quebrada, pero los países no se quiebran: son como un barril sin fondo
que sigue hundiéndose.
—¿Qué regula las relaciones, entonces?
—Hay una inercia institucional todavía, hay muchos años de vida
republicana. Hay una creciente desbandada de la gente hacia el exterior que
disminuye la demanda social. La migración tiene varios efectos: 3 millones de
personas que se convierten en embajadores en contra del Gobierno, pero
disminuye la demanda social en Venezuela y son personas que envían dinero a
Venezuela por la vía de las remesas. Las remesas se están convirtiendo en un
petróleo alternativo para el Gobierno: quiere que entren por los canales
regulares.
—¿Cómo se hace la recomposición de un país en el cual no
hay mecanismos de mediación social?
—Hay gente de todos los sectores en los que priva la
racionalidad. Quiero creer que, por encima de esta catástrofe y de mirarse los
ombligos, hay gente que puede pensar en las próximas generaciones. Hay una reserva
importante de gente que está haciendo esfuerzos para que el país no se termine
de ir por el despeñadero. Me resisto a ver el gobierno como un bloque
monolítico, y la oposición tampoco es un bloque monolítico. Hay gente que está
buscando encontrar un camino para el país. Pero la viveza criolla, el dejar en
el CNE unos “espantavotos”, el anular a los principales partidos de la
oposición, deja un camino electoral maltrecho. Por eso debe haber gestos
importantes del Gobierno para abrir las puertas que están cerradas.
—¿Cuáles son los gestos?
—Las excarcelaciones son un gesto en la dirección correcta.
El Gobierno debe reconocer las competencias y potestades del Parlamento. Se
necesita una sustitución de la autoridad electoral, que debe hacerla la Asamblea
Nacional (la fórmula de los dos tercios obliga a las fuerzas parlamentarias a
negociar) y que haga cambios en el ecosistema electoral; hay cosa que se deben
acabar, como el uso del carnet de la patria. Otra condición indispensable, que
le conviene a todo el mundo, es un Tribunal Supremo de Justicia Independiente
de verdad. Aquí hace falta una justicia que sea justa para todo el mundo. Por
ejemplo, en este momento paga cárcel en España el cuñado del rey.
Para Díaz es preferible tener instituciones que existan
aunque no funcionen bien, que instituciones que no funcionan, “y ejemplo de
ello es el revocatorio” y lo que ocurrió con este mecanismo en 2016. La figura
del referéndum “fue prostituida, abortada, cancelada; la gente ya no cree en
eso”, deplora.
Prepararse para ganar las elecciones
—¿Debe la gente prepararse para un referéndum?
—Una labor de la oposición es prepararse para las elecciones,
prepararse para ganarlas. ¿Por qué digo esto? Porque en el peor de los casos,
que haya elecciones dentro de seis años, es tal la monstruosidad que vas a
enfrentar que tienes que preparar un ejército para defender el voto.
Pero además, anticipa, “es tal el colapso que aquí puede
pasar cualquier cosa”.
En su criterio, para el Gobierno es mejor afrontar elecciones
“que enfrentarse a una insurrección o a una aventura militar”, que podría
ocurrir. “Creo que vamos a tener elecciones nacionales más pronto que tarde”,
avizora. Viene una nueva Constitución que “debe ser sometida a un referéndum”,
y ojalá sea “con un nuevo CNE, si la racionalidad se impusiera”.
Estar listos para lo que ocurra es lo que Díaz, con sus años
de experiencia, le plantea a la dirigencia de la oposición. “Si el proyecto
constitucional es un mamarracho, hay que movilizar todas las fuerzas políticas para
impedir que se apruebe”, incluso con este CNE. Por eso, de todas todas, “lo que
le conviene a la oposición es prepararse para un escenario electoral”.
Vicente Díaz pide imaginar qué pasaría “si el gobierno
implosiona”, porque entonces “habría elecciones y hay que prepararse” para ese
escenario.
—¿Qué implica, para la oposición, prepararse para un
escenario electoral?
—La primera cosa es prepararte orgánicamente y
organizativamente. Convertir cada centro de votación en un centro en el que
debe haber un comando, con un líder social y un líder político. Es maquinaria
no solo electoral, sino también política y social, porque la gente tiene
problemas todos los días.
También, agrega, “hay que revertir la corriente de opinión
que se ha instalado y que dice que las elecciones son una mala palabra, que
quien vote es un colaboracionista, que dictadura no sale con votos. La opinión
que hoy prevalece es que, cualquier cosa que signifique buscar una salida
civilizada a la situación dramática que vive Venezuela es una locura, y el que
lo propone es un loco o un vendido”.
Y en tercer lugar “hay que trabajar duramente, de la mano de
la comunidad internacional y nacional, de los sectores progresistas del país, y
apelar a la racionalidad de sectores del propio gobierno para que haya una
modificación del ecosistema electoral venezolano”. Porque “con este ecosistema
y este CNE espantavotos que tenemos, un CNE que es un jugador más, es mucho más
cuesta arriba”, concluye.
Ponerse del lado de la demanda social
La dirección opositora “puede que se haya equivocado en algunas
oportunidades, pero no se ha equivocado por hacer cosas a espaldas del país ni
por beneficios personales”, porque “ha tenido la mejor de las intenciones”.
Pese a las críticas, Díaz cree “que ha habido gestiones de mucha
respetabilidad, a costos altísimos, como la decisión de ir a República
Dominicana a sentarse con el Gobierno”.
Pero en este momento, por encima de otras consideraciones, la
oposición “también tiene que ponerse al lado de la gente para incrementar la
demanda social”, y hacer “de la gestión opositora una gestión de mucha
respetabilidad”.
Tal como lo remarca, “tienes que enviar un mensaje a la
Fuerza Armada, al chavismo de base, a sectores descontentos dentro del chavismo
que manda, porque ellos deben sentir que de este lado habrá una gestión que se
corresponde con el ejercicio de la verdad y la democracia”.
—Usted cuestiona el ecosistema electoral pero considera
que la gente debe participar en elecciones.
—¿Cuál era el objetivo político de exigir que los
gobernadores se juramentaran ante la constituyente? Dividir a la oposición, y
hacer que incluso muchos decidieran no postularse. Frente a esas cosas hay dos
formas de pararse: o pienso que es un obstáculo indebido y no paso, o me voy
por allá y trato de avanzar en este campo minado. O me paro ante ese campo
minado y no avanzo, y busco aliados para desactivarlo; o busco como sortear las
minas.
Por si acaso, Díaz aclara que no ha tomado la decisión de
llamar o no a votar en las elecciones de concejos municipales, que posiblemente
se celebrarán en diciembre. Y mantiene su posición de que el sector opositor
debe moverse ante un posible referéndum constitucional.
—-¿Por qué quienes gobiernan ahora no pueden verse como
oposición?
—Creo que operan tres cosas. Una de ellas es que este
gobierno es conceptualmente marxista, y como tengo que hacer una revolución,
las elecciones son una ventana táctica para hacerme del poder del Estado y no
una concepción de vida; se ve el Estado como un mecanismo de liberación de una
clase para oprimir a la otra. La otra cosa es que hay un compromiso con el
legado de Chávez, creen que son herederos e intérpretes de Chávez. Y la tercera
es que el Palacio de Miraflores es muy atractivo; si te acostumbras a una vida
de palacio, levantas el teléfono y todo el mundo tiembla, y no tienes un
espíritu de demócrata, no te quieres ir. Estos amigos se han acostumbrado a las
mieles del poder.
—Usted dice que el daño para el país es de generaciones.
¿Qué implica eso?
—Hay cosas que se pueden resolver en lo inmediato. Por
ejemplo: los problemas en materia de salud y acceso a la alimentación se puede
resolver más o menos rápido. La segunda cosa es rescatar la producción del
país, porque tenemos que dar sostenibilidad y eso pasa por incrementar la
producción.
Aparte “tenemos un proceso más complicado, de
reinstitucionalizar el país, depurar los poderes públicos y darles
independencia” y emprender “un trabajo más complicado, que es reeducar el país.
Eso va a tomar tiempo”.
El mensaje que deja Vicente Díaz no es en absoluto pesimista.
Por el contrario, sus palabras tienen la brújula en el futuro: “Venezuela sigue
siendo un país de tremendas oportunidades. Está todo por hacer”.