Cuando el comandante
Jacques-Yves Cousteau empezó a explorar los mares en los años 50 no pensó en
protegerlos, sino en conquistarlos. Sus
películas mostraron por primera vez las profundidades marinas, un mundo hasta
entonces totalmente desconocido. Fue más tarde, con la ayuda de su hijo
Philippe (fallecido en un accidente de avioneta en 1979) cuando Cousteau vio la
necesidad de cuidarlos y conservarlos.
Siguiendo los pasos de su abuelo y su padre,
Alexandra Cousteau (EE UU, 1976) trabaja en la actualidad para
recuperar la abundancia de los océanos en la campaña Save the Oceans, Feed the
World de la organización OCEANA, donde es embajadora.
¿Qué lugar ocupan los océanos en sus recuerdos de infancia?
Siempre han sido parte de mi forma de ver el mundo. La
exploración, el descubrimiento, la narración de historias y la protección de
los océanos siempre formaban parte de la identidad propia de mi familia. Para
mí no hubo otra opción. Nunca he pensado en hacer otra cosa, desde que
su familia empezó a explorar los océanos, ¿qué avances se han hecho
respecto a la conservación y la protección de estos ecosistemas?
¿Avances? Pienso en los océanos de mi abuelo, en
la década de los 50, y me parece increíble saber que en 2050 habrá más
plásticos que peces en los mares. ¡Y en solo 100 años! Esto se produce por la
sobrepesca y la sobreexplotación de los océanos. Las especies del Mediterráneo
se han reducido un tercio y solo hay límites internacionales de pesca para dos
de ellas: el pez espada y el atún rojo. Esta podría haber sido la situación
hace 30 años; pero ahora sabemos más, debemos actuar más.
El estado del mar sin duda ha empeorado estas últimas
décadas. ¿En qué dirección hay que ir para mejorarlo?
Al reflexionar sobre mi familia, me doy cuenta de que mi
abuelo lo tenía todo por descubrir: todo era abundancia, no había plásticos, y
había vida en los océanos. Las películas que hizo sobre estos mares han
maravillado al mundo entero. Pero fue la generación de mi padre la que empezó a
observar los daños y a hablar de grandes soluciones para proteger lo que queda.
En el Mediterráneo, ¿qué están observando y qué actuaciones
se están realizando?
En este mar se está llevando una de las mayores campañas
porque hay sobrepesca. No hay un acuerdo entre todos los países para evitar la
sobreexplotación. Es increíble. La pesca de arrastre destroza los
fondos y el hábitat de la vida marina, y deja un desierto en las
profundidades. A los peces les cuesta recuperarse porque les falta protección y
alimento. Solo un 11,7% de las especies está protegido, pero hay un objetivo
internacional para llegar al 30%.
¿El fin de la sobrepesca sería la salvación de las especies?
Si paramos la sobrepesca podemos reconstruir los
océanos, pero se deben crear más áreas protegidas. También se necesita más
implicación por parte de los consumidores, que sepan de dónde viene el pescado
que van a comprar y comer.
Con problemas medioambientales como el cambio climático, los
océanos son víctimas silenciosas. ¿Por dónde deberíamos empezar?
Hay que apostar por la resiliencia frente al cambio
climático y restaurar la vida marina. Con abundancia se podrá resistir
al estrés provocado por el aumento de temperaturas. Nos queda un tercio de la
vida marina que teníamos, los peces son más pequeños y viven en la
contaminación, y por tanto serán menos resistentes. Hay que dar una oportunidad
a todas las especies para que se reproduzcan y encuentren un equilibrio.
Pero también se producirá un aumento del nivel del mar. Se
necesitará una acción global…
Hay ciertas cosas que no seremos capaces de parar. Van a
llegar. Volver a los océanos de mi abuelo va a ser imposible. Serán otra cosa, pero podremos
reconstruir una abundancia marina diferente a la que hubo hace 50 años. No me
gustaría que nuestros hijos se encuentren a nuestra edad con el resultado de
nuestra falta de voluntad por cambiar las cosas. No quiero que cuando tengan 40
años ya no haya peces en el mar, sino solo plástico. Es increíble pensar que
puede ocurrir.
Sin embargo, unos 8 millones de toneladas de plástico navegan
en los mares. ¿Cómo se puede evitar que esta cifra aumente?
Hay que poner fin al plástico de un solo uso. Hemos vivido
muy bien hasta hace 50 años sin él, así que podemos hacerlo. La mayoría de los
plásticos que están en el océano proceden de Asia, pero es un problema global.
Y sé que en el G7 en Canadá se va a hablar de ello. Hay que legislar, no se
puede educar a todo el mundo. La Unión Europea quiere prohibir los plásticos de
un solo uso como las pajitas. Taiwán ya lo ha anunciado para 2019. La idea no
es recoger todo lo que hay en los océanos, sino pararlo desde su origen. El
plástico debería ser empleado para usos muy importantes, como las jeringuillas.
¿Cree que en este sentido la Unión Europea está bien
encaminada?
Eso espero. Pero es buena señal que la gente se implique. Hay
tanto por hacer desde la política y la opinión pública, empezando por el fraude
del mal etiquetado en los pescados... Ya veremos.(Tomado de econoticias.com )