Eco realizó uno de los diagnósticos más atinados sobre los regímenes fascistas
Umberto Eco
es una de las personalidades que mejor podrían definir el fascismo,
pues en él se combinaron la experiencia propia, la erudición y la
lucidez analítica. Como italiano, vivió de cerca el fascismo y sus
consecuencias, y como intelectual dedicó no pocos momentos a estudiarlo,
entenderlo y explicarlo pero, por encima de todo, denunciarlo y
prevenirlo. De todos los males que el ser humano puede gestar para sí
mismo, pocos tan nefastos como un régimen totalitario, en el que
usualmente el sufrimiento es mucho mayor que los posibles beneficios a
obtener.
En esta ocasión compartimos el fragmento
de una conferencia que Eco pronunció en 1995 en la Universidad de
Columbia; en aquella ocasión, el escritor elaboró una rápida
caracterización de lo que llamó “Ur-Fascismo” o “fascismo eterno”, es
decir, una ideología y voluntad de gobernar que, independientemente de
las circunstancias históricas, parece siempre estar ahí, al acecho,
esperando un mínimo descuido para saltar y apoderarse de un gobierno
nacional, una sociedad, un país. Eco reconoce que no todos los regímenes
totalitarios son iguales, pero al mismo tiempo encontró algunos rasgos
comunes o, mejor dicho, recursos, que la mayoría ha empleado para
seducir a la población y hacerse del poder político.
Compartimos esta breve lista de las 14
características del fascismo según Umberto Eco. Para los interesados, el
texto completo de la conferencia se encuentra en línea con el título
“El fascismo eterno”.
1. Culto de la tradición,
de los saberes arcaicos, de la revelación recibida en el alba de la
historia humana encomendada a los jeroglíficos egipcios, a las runas de
los celtas, a los textos sagrados, aún desconocidos, de algunas
religiones asiáticas.
2. Rechazo del modernismo.
La Ilustración, la edad de la Razón, se ven como el principio de la
depravación moderna. En este sentido, el Ur-Fascismo puede definirse
como irracionalismo.
3. Culto de la acción por la acción.
Pensar es una forma de castración. Por eso la cultura es sospechosa en
la medida en que se la identifica con actitudes críticas.
4. Rechazo del pensamiento crítico. El espíritu crítico opera distinciones, y distinguir es señal de modernidad. Para el Ur-Fascismo, el desacuerdo es traición.
5. Miedo a la diferencia.
El primer llamamiento de un movimiento fascista, o prematuramente
fascista, es contra los intrusos. El Ur-Fascismo es, pues, racista por
definición.
6. Llamamiento a las clases medias frustradas. En nuestra época el fascismo encontrará su público en esta nueva mayoría.
7. Nacionalismo y xenofobia. Obsesión por el complot.
8. Envidia y miedo al “enemigo”.
9. Principio de guerra permanente, antipacifismo.
10. Elitismo, desprecio por los débiles.
11. Heroísmo, culto a la muerte.
12. Transferencia de la voluntad de poder a cuestiones sexuales. Machismo, odio al sexo no conformista. Transferencia del sexo al juego de las armas.
13. Populismo cualitativo,
oposición a los podridos gobiernos parlamentarios. Cada vez que un
político arroja dudas sobre la legitimidad del parlamento porque no
representa ya la voz del pueblo, podemos percibir olor de Ur-Fascismo.
14. Neolengua.
Todos los textos escolares nazis o fascistas se basaban en un léxico
pobre y en una sintaxis elemental, con la finalidad de limitar los
instrumentos para el razonamiento complejo y crítico. Pero debemos estar
preparados para identificar otras formas de neolengua, incluso cuando
adoptan la forma inocente de un popular reality show.
Terminamos con esta advertencia, también atemporal, de Eco:
El Ur-Fascismo puede
volver todavía con las apariencias más inocentes. Nuestro deber es
desenmascararlo y apuntar con el índice sobre cada una de sus formas
nuevas, cada día, en cada parte del mundo.