Por NICHOLAS CASEY / Tomado de
The New York Times
CARACAS — Álvaro Uribe Vélez, el poderoso expresidente
colombiano cuyo candidato para la presidencia, Iván Duque, es el favorito en las próximas elecciones, fue
acusado de tener vínculos con narcotraficantes en diversas comunicaciones de
diplomáticos de Estados Unidos, según cables recientemente desclasificados por
el Departamento de Estado.
Los cables, que recientemente se pusieron a disposición de
The New York Times, describen reuniones de 1992 a 1995 entre funcionarios
estadounidenses y Uribe cuando era un político prometedor, así como información
recabada por funcionarios colombianos que lo conocían bien. Los miembros del
Partido Liberal, organización política en la que Uribe militó, dicen que tenía
vínculos con los principales carteles de la droga, lo que incluye a la banda
del capo Pablo Escobar.
Los cables evidencian nuevos datos sobre las acusaciones que
durante años se han formulado contra Uribe. En repetidas oportunidades, el
líder del Centro Democrático ha negado los señalamientos y sostiene que esas
acusaciones reflejan los intentos de sus rivales políticos por afectar su
reputación.
Uribe, quien con el tiempo se ha movido hacia la derecha,
ahora es senador y pronto podría encabezar el bloque conservador que ganó la
mayoría de los escaños en las elecciones parlamentarias de este año. Iván
Duque, el protegido de Uribe que compite en las elecciones presidenciales,
aventaja a sus cinco rivales en las intenciones de voto para la primera vuelta,
que se celebrará el domingo.
Un cable de 1993 describe una reunión de la embajada con Luis
Guillermo Vélez Trujillo, quien entonces era senador del Partido Liberal. El
político se quejó de que la familia Ochoa Vásquez, un importante clan
colombiano vinculado con el Cartel de Medellín, “había financiado” las campañas
políticas de Uribe.
Alejandro González, otro senador del partido de Uribe, les
dijo a los diplomáticos que Uribe “temía por su vida porque no pudo cumplirle a
sus contactos del Cartel de Medellín” la promesa de negociar un acuerdo con el
gobierno para lograr la rendición de Escobar.
Aunque los diplomáticos dicen que no encontraron pruebas contundentes
que respalden esas acusaciones, las investigaron durante años y expresaron sus
preocupaciones a los funcionarios estadounidenses.
“Seguimos sospechando de las conexiones de Uribe con el
narcotráfico”, dice un cable de 1992 en el que los diplomáticos estadounidenses
discutían las operaciones antidrogas realizadas con el apoyo de Uribe.
Los estadounidenses luchaban por comprender las motivaciones
del hombre que luego sería presidente de Colombia y que este año ha vuelto a
posicionarse como uno de los líderes políticos más influyentes de su país.
En la campaña electoral, Duque afirmó que Uribe, quien no
puede volver a postularse a la presidencia por los límites constitucionales del
mandato, es el “presidente eterno” del país.
“Álvaro Uribe transformó la política colombiana. Su legado
está en todas partes y sigue siendo un actor político importante”, dijo Michael
L. Evans, analista sénior del National Security Archive, una organización sin
fines de lucro que le proporcionó los cables a The New York Times luego de
solicitar que se desclasificaran.
Evans añadió: “Con estos cables nos enteramos sobre las
acusaciones que más le preocupaban a la embajada: las licencias de aviación
para las figuras del cartel; sus lazos financieros con el clan Ochoa, y, sobre
todo, la posibilidad de que él pudiera estar comprometido con ellos”.
Uribe fue presidente de 2002 a 2010 y fue considerado como el
aliado más cercano de Estados Unidos en la región durante la guerra contra los
líderes del narcotráfico. Hizo un trato para desmovilizar a los grupos
paramilitares en 2004 y atacó con éxito a los rebeldes de las Farc, que
comenzaron a negociar un acuerdo de paz con su sucesor en 2016. Ambos grupos se
financiaban con el tráfico de cocaína.
Pero hasta el día de hoy persisten las dudas sobre las
posibles conexiones entre Uribe y el narcotráfico.
La Corte Suprema de Justicia de Colombia ordenó una
investigación sobre un caso de manipulación de testigos contra Uribe que
involucra al Bloque Metro, un grupo paramilitar y narcotraficante con sede en
Medellín. El hermano de Uribe, Santiago, está esperando un juicio por cargos
que lo acusan de haber formado un escuadrón de la muerte llamado Los Doce
Apóstoles.
Los cables estadounidenses ofrecen una mirada a las
acusaciones que Uribe enfrentó durante su ascenso político.
En la década de los noventa, una época marcada por la
escalada de la violencia y la corrupción relacionadas con las drogas, Uribe
emergió como un “joven líder con un futuro prometedor” y una “estrella
brillante en la escena política colombiana”, dicen los cables diplomáticos.
Sin embargo, los diplomáticos también encontraron acusaciones
que empañaban la reputación del líder político.
Vélez, el senador que dijo que la campaña de Uribe fue
financiada por la familia Ochoa, les dijo a los diplomáticos sobre una reunión
que se produjo en la década de los noventa entre Uribe, otros dos políticos y
la esposa de Escobar. La reunión fue secreta hasta que Escobar publicó una
carta al respecto y los diplomáticos querían saber cómo se había llevado a
cabo.
Vélez dijo que Escobar había usado a los Ochoa, miembros del
Cartel de Medellín, para organizar la reunión y “abrir un canal de
comunicación” con César Gaviria, en ese entonces presidente de Colombia, como
un favor personal.
Un cable explica que cuando los funcionarios de la embajada
le preguntaron a Uribe sobre el encuentro, el político contó que sí había
ocurrido y que él pensaba que iba a reunirse con la madre de Escobar, no con su
esposa, para discutir la rendición del capo. “Él rechaza cualquier idea de
diálogo o concesiones a Escobar”, escribieron los diplomáticos.
En otro cable de marzo de 1993, los diplomáticos planteaban
dudas sobre Uribe, al citar su conexión con Ernesto Samper, que se convirtió en
el presidente de Colombia en 1994. En el cable se dice que “hay sustancia en
los rumores” de que Samper, Uribe y un tercer político relacionado con Samper
estaban vinculados con los traficantes de drogas.
“Abundan los rumores de la participación de esos tres con
narcotraficantes”, registra el cable. En el documento también se dice que los
diplomáticos creían que Samper, de ser elegido, sería indulgente con los
narcotraficantes.
Los diplomáticos estaban desconcertados con la información
que recibían, puesto que Uribe se reunió varias veces con ellos para discutir
planes con el fin de detener el tráfico de drogas.
En un cable de julio de 1993 se dice: “El senador Uribe ha
demostrado ser un enigma para la embajada: tiene lazos familiares con los
narcos (es primo de los Ochoa) además de los rumores de contactos creíbles que
lo vinculan, pero sus declaraciones contra los traficantes y las protestas
vehementes en la embajada”, escribieron los diplomáticos, “dicen lo contrario”.
Un documento de marzo de 1995 explica que en 1992 los
diplomáticos recibieron información sobre un intento fallido de Uribe de
nominar a “una persona asociada con una conocida familia de narcotraficantes”
como candidato de su partido a la alcaldía de Medellín. Cuando ese intento
falló, Uribe trató de nominar a un tío de Escobar, quien “también fue
descartado”, según el cable.
Re |