En octubre de 2014, cuando el herpetólogo Chris Phillips se
puso el traje de neopreno y se zambulló hasta el fondo de un riachuelo de un
condado de Illinois (EE UU) nunca imaginó lo que se encontraría. El científico
estaba siguiendo la pista de un joven macho de tortuga caimán (Macrochelys
temminckii) liberado recientemente para reforzar las poblaciones de estos
reptiles, en peligro de extinción. Sin embargo, a pesar de las señales del
transmisor del animal, Phillips se topó con algo muy distinto. “Estaba casi sin
aliento cuando sentí el caparazón. Pensé que había encontrado a la tortuga
macho que sabía que estaba allí por la señal de radio. Pero al cogerlo, su
caparazón no terminaba donde debía haberlo hecho”, cuenta Philliips, del
Illinois Natural History Survey .Lo que en realidad el científico sacó del agua
fue una tortuga caimán hembra de casi 10 kg y 40 cm de longitud, el doble del
tamaño del macho que estaba buscando. El reptil, de unos 18 años, no llevaba
dispositivo de rastreo, por lo que no podía pertenecer a las tortugas criadas
en cautividad y que habían sido liberadas en esa zona. Lo análisis de ADN lo
confirmaron también. El hallazgo, publicado en la revista Southeastern
Naturalist, demuestra así que se trata de la primera tortuga caimán descubierta
de las últimas tres décadas en estado salvaje en Illinois. Según los
investigadores, el descubrimiento sugiere dos hipótesis: que hay esperanzas
para esta especie amenazada o que en realidad es el último ejemplar que ha
sobrevivido en este Estado sin la intervención humana.
En busca de las últimas tortugas
Debido a la construcción de presas, al drenaje de pantanos y
el dragado de ríos en esta zona, las poblaciones de este reptil se han reducido
drásticamente. Sin embargo, el hallazgo de este ejemplar puede ayudar a los
científicos a dar los siguientes pasos y reintroducir más tortugas en el área.
Durante años, los investigadores han liberado tortugas caimán criadas en
cautividad con edades comprendidas entre los dos y los seis años, y han soltado
unos 90 ejemplares adultos. Cada uno de estos animales llevaba un transmisor
para ser localizados. De hecho, la tortuga silvestre fue encontrada cuando los
expertos estaban realizando tareas de captura y suelta. “Encontrar a este
individuo no significa que exista una población estable y funcional de tortugas
salvajes en el sur de Illinois”, explica Ethan Kessler, de la Universidad de
Illinois y coautor del trabajo. “Cuando una población muere, una sola tortuga
puede deambular como un zombi esperando el fin de sus días”, recalca el
experto. Estas tortugas son además muy longevas y pueden vivir hasta los 100 años.
“Reforzar una población oculta de una especie en peligro es mejor que comenzar
una nueva población en el área”, observa Kessler. “Pero, dado que no se han
encontrado tortugas caimán salvajes en Illinois desde 1984, los esfuerzos de
reintroducción tienen sentido”, subraya. Los científicos marcaron a la tortuga
descubierta para introducirla en el proyecto y hacer un seguimiento de su vida.
La batería de su transmisor dejó de funcionar al poco de liberarla, pero al menos
“la reconoceremos si por casualidad volvemos a dar con ella”, concluyen.
Fuente: Naturaleza