Kobane, Siria, después de que fuera repelida una invasión por
parte del Estado Islámico en 2015.CreditTyler Hicks/The New York Times.
Tomado de New York Times
Sin embargo, las duras batallas dejaron una vasta destrucción
a su paso, y las celebraciones por encima de los escombros de edificios alguna
vez grandiosos no significan mucho para cientos de miles de residentes
desplazados.
Los iraquíes y los sirios ahora se aprestan a regresar a
ciudades que son un eco de su antigua gloria, y que no tienen la
infraestructura para que comience de nuevo la vida normal. Ahora deben lidiar
con cómo reconstruir.
Al Raqa, Siria
El derrocamiento de los militantes del Estado Islámico en la
ciudad de Al Raqa estuvo lleno de simbolismo. Al Raqa fue la
capital de facto del autoproclamado califato del grupo, y
ahora ya no está bajo su control.
Pero no quedó mucha ciudad restante a la cual rescatar.
Aunque el nivel del daño aún se evalúa, las imágenes
obtenidas mediante drones y satélites revelan kilómetro tras kilómetro de
edificios dañados, calles llenas de escombros y monumentos destruidos.
Al Raqa alguna vez fue el hogar de 300.000 personas, pero
decenas de miles huyeron cuando los militantes establecieron su control de la
ciudad a principios de 2014 y comenzaron a montar ejecuciones públicas de
quienes no se sometían a su interpretación estricta del islam. Para cuando se
desvanecía el mando del grupo, quedaban tan solo cerca de 25.000 residentes.
Por lo menos mil civiles fueron asesinados a causa de los
ataques aéreos, de acuerdo con recuentos de activistas locales y monitores
internacionales. Los funcionarios estadounidenses estiman un número de muertes
mucho más bajo, y dicen que los ataques de la coalición han asesinado a 735 civiles en Irak y Siria desde que comenzaron los
operativos contra el Estado Islámico en 2014.
Cinco meses de ataques perpetrados por Estados Unidos han
hecho que la situación de la ciudad sea devastadora, sin agua ni electricidad.
Los funcionarios estadounidenses han prometido ayudar a restaurar los servicios
básicos, pero la escala del daño es clara.
Cuando los soldados de las Fuerzas Democráticas Sirias, una
coalición de milicias rebeldes, levantaron sus banderas amarillas en uno de las
cruces centrales de Al Raqa el 18 de octubre pasado, lo único que quedaba de
los edificios que alguna vez lo rodearon eran estructuras bombardeadas.
Mosul, Irak
Respaldados por ataques aéreos de la coalición encabezados por
Estados Unidos, las fuerzas gubernamentales de Irak celebraron su recaptura de la ciudad en julio. Pero la
recuperación de Mosul es una historia de dos ciudades.
En la sección este, entre el 80 y el 90 por ciento de la
población que huyó durante la batalla inicial por la ciudad ya ha regresado a
sus casas. Pero los nueve meses de lucha en el oeste de Mosul, donde los
militantes se alojaron durante su defensa final, dejaron virtualmente inhabitable el
área.
Desde centros médicos hasta mezquitas de siglos de
antigüedad, las principales estructuras quedaron reducidas a escombros y
vecindarios enteros fueron borrados del mapa. Algunos cayeron a manos de militantes que
demolieron infraestructura mientras el ejército iraquí avanzaba, incluyendo la
mezquita de Al Nuri con su icónico alminar inclinado, y algunos fueron pérdidas
de ataques aéreos de la coalición. Antes de que el Estado Islámico capturara la
ciudad, Mosul era hogar de 1,1 millones de personas. Los funcionarios de las
Naciones Unidas han calculado que tan solo restaurar los servicios básicos
podría costar más de 1000 millones de dólares.
Leila Jane Nassif, representante asistente en Irak de la
agencia de la ONU para los refugiados, dijo que el daño en la parte oeste de la
ciudad había dejado a cientos de miles de personas desplazadas. No está claro
cuándo podrán regresar.
“Tomará tiempo para que la infraestructura esté funcionando y
la gente sea capaz de reconstruir su vida ahí con todas las viviendas que han
sido dañadas”, dijo Nassif en una entrevista telefónica.
Faluya, Irak
Extensas áreas de esta ciudad, hogar de cerca de 300.000
personas antes de que los milicianos tomaran el control, no sufrieron daños de
los ataques aéreos. Pero los combatientes del Estado Islámico que huyeron de
Faluya cuando fue recuperada el año pasado dejaron bombas a su paso, lo cual
complica los esfuerzos de reconstrucción.
Esta táctica fue utilizada por el grupo en varias ciudades
iraquíes que alguna vez estuvieron bajo su control, según Nassif, de la ONU.
Las bombas, a menudo dispositivos explosivos improvisados, han retrasado el
regreso de residentes desplazados y provocado muerte y destrucción incluso
después de que los militantes fueron expulsados. Funcionarios estadounidenses
advirtieron sobre el mismo problema en Al Raqa.
“Ha habido un esfuerzo muy grande de desminado”, dijo Nassif,
“y será un enfoque central en algunas comunidades. Hay muchos dispositivos
explosivos improvisados que aún están ahí y la gente está preocupada de
regresar a sus vecindarios y sus casas”.
Hay otras preocupaciones también. Nassif dijo que algunos de
los residentes desplazados en Irak temían que hubiera enfrentamientos entre
grupos rivales cuando regresen a las comunidades que dejaron atrás en medio del
conflicto.
“Están preocupados de que haya represalias”, dijo. “Desafortunadamente,
en algunas situaciones, los problemas que no se enfrentaron antes de la toma de
control de los insurgentes no han sido necesariamente abordados y las tensiones
aún podrían estar ahí”.
Ramadi, Irak.
Cuando los militantes del Estado Islámico fueron desplazados
de Ramadi, una ciudad musulmana predominantemente sunita, era una ruina. El
grupo se había atrincherado en la ciudad, ocupando hogares, cavando túneles y
colocando explosivos.
Para cuando el grupo fue expulsado en enero de 2016, Ramadi,
la capital de la provincia de Anbar, había sido bombardeada por ataques aéreos
de la coalición durante meses. Además, los combatientes del EI hicieron
explotar puentes mientras escapaban.
Nassif dijo que la escala de la devastación en algunas ciudades
antes ocupadas implica una recuperación que no solo involucrará ayudar a las
familias a reconstruir. Debe haber un plan coordinado para restaurar los
servicios básicos en esos hogares.
“Si debes regresar y reconstruir carreteras y sistemas de
alcantarillado y poner servicios públicos, eso requerirá un gran esfuerzo por
parte del gobierno”, dijo Nassif.
Sin embargo, el gobierno iraquí no está equipado para lidiar
con la destrucción. El Servicio de Financiamiento para la Estabilización de las
Naciones Unidas ha estado ayudando en Faluya y Ramadi. Su plan de reconstruir 30.000 casas comenzó este verano;
costará por lo menos 70 millones de dólares y requerirá 18 meses.
Kobane, Siria
Esta ciudad podría ofrecer un vistazo de lo que está por
venir para las áreas de las que acaba de ser expulsado el Estado Islámico.
Los combatientes de la milicia kurda —respaldados por ataques
aéreos de la coalición antiyihadista— lucharon ferozmente para repeler una
invasión del Estado Islámico a Kobane, localizada cerca de la frontera
siria-turca, a principios de 2015. En ese entonces, el grupo extremista
controlaba un amplio territorio y aún estaba por expandirse.
La ciudad, también conocida por su nombre árabe, Ain al-Arab,
sufrió ataques solo durante un periodo breve, pero los cientos de ataques
aéreos que ayudaron a mantener a raya a los militantes dejaron muchos de sus
edificios derrumbados.
Algunas personas que regresaron tuvieron problemas incluso
para ubicar sus casas; la destrucción fue extensiva. Se
calcula que el 80 por ciento de los edificios quedaron dañados.
Casi tres años después, las carreteras aún están siendo
repavimentadas y los edificios siguen siendo reconstruidos por las fuerzas
kurdas que controlan la ciudad. Algunos servicios han sido restablecidos. Pero
el gobierno sirio no está activo aquí, y el trabajo se le ha encargado a la
administración kurda.
La reconstrucción ha sido lenta y aún hay mucho por hacer.
Solo una fracción de la población que había antes de la guerra ha regresado.