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16 junio, 2017

Investigadores españoles logran imprimir huesos y cartílagos en 3D


Un equipo de investigadores españoles ha logrado imprimir tejidos humanos -en concreto, hueso y cartílago- para implantarlos en el cuerpo de pacientes con roturas o lesiones para sustituir las prótesis metálicas.
Se trata de un avance en la bioimpresión que permitirá sustituir las prótesis metálicas por implantes creados con células del propio paciente, regenerar tejido en personas con enfermedades óseas y evitar los ensayos clínicos en animales.

El grupo de expertos, formado por ingenieros y científicos de la Universidad Complutense de Madrid y del CSIC (ICTP - Grupo de Biomateriales de Luis-Rodríguez Lorenzo, miembro del CIBER-BBN), imprime cuadrículas de policaprolactona (PCL) en 3D, en las que se depositan las células extraídas al paciente mediante una aguja añadida al extrusor de la impresora.
Las células se reproducen, invaden el PCL y lo sustituyen por un material natural, hueso o cartílago. Para el proyecto, utilizan los modelos de impresoras 3D Hephestos 2 y Witbox 2, donadas por la compañía española BQ, que, además, les ha asesorado técnicamente durante el proceso, como han explicado en un comunicado.

Vías para implantar el tejido

Los investigadores estudian dos vías para implantar el tejido en el paciente. La primera es introducir la cuadrícula con las células en la parte rota del hueso o cartílago para que se regeneren dentro del cuerpo. La segunda es crear un ecosistema en el laboratorio para que las células reconstruyan el tejido humano, que se implantaría después al enfermo.
Al estar creados con las células del propio paciente y a su medida, la posibilidad de rechazo de estos implantes es mucho menor que el de las prótesis metálicas. Nieves Cubo, impulsora del proyecto, explica que "no hablamos de reemplazar, sino de regenerar. Buscamos cambiar las prótesis artificiales por algo que se integre en el cuerpo". Este avance también será aplicable a la regeneración de los tejidos de personas con enfermedades óseas (como la osteoporosis).
Nieves asegura que "usar en el laboratorio algo que se comporta exactamente igual que el cuerpo humano reduce costes, ahorra sufrimiento y asegura los resultados, porque que algo funcione en un animal no siempre significa que lo haga también en un humano y viceversa".