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01 mayo, 2017

Carta abierta a un Pablo Iglesias y a un Podemos sin frenos

David Bonastre



 

Hola Pablo, soy uno más. Soy el que está detrás de un retweet, detrás de un me gusta en Facebook. Soy el votante informado, el que os sigue desde el principio, el que ve en streaming las ruedas de prensa siempre que puede, el que lee las entrevistas hasta el final. Soy el que intenta pensar por sí mismo, el que se fija en los detalles.
Soy el que nunca había votado y el que os votó desde que aparecisteis. Y soy el que ahora se arrepiente, como tantos otros.
Nos arrepentimos porque no queríamos esto. Queríamos mejorar nuestro país, no un espectáculo televisivo constante que, tanto vosotros como nosotros, sabemos que no lleva a ningún lado. Disquisiciones –como diría Rajoy- que no conducen a parte alguna.
Analizando las noticias relacionadas con Podemos de los últimos días, el listado de errores cometidos por la formación empieza a ser demasiado grueso. Desde los ataques gratuitos a medios de comunicación y grupos políticos hasta la volatilización de Errejón en actos públicos en los que tú estás presente. Desde el ridículo vídeo de Irene Montero diciendo que la Cadena SER ha vetado su presencia en la tertulia de Hora25 –entendiendo que como cadena privada puede rechazar a una persona que no ha sido invitada- hasta el comunicado que hoy mismo ha tenido que hacer público la asociación Jueces para la Democracia, advirtiendo que ellos no pueden ni quieren participar en la preparación de una moción de censura, porque obviamente ese no es su cometido.
Una moción de censura que, por cierto, debería haber contado con apoyos reales antes de haber sido anunciada. En realidad, la rueda de prensa en la que apareciste con todo el nuevo equipo a tus espaldas no era más que fuegos artificiales. Lo sabes tan bien como nosotros. Cuando las cosas no se hacen bien, incluso los que podrían decirte que sí te dicen rotundamente no.
La propuesta de moción de censura ha sido un error tremendo que no ha hecho más que reafirmarnos en la idea de que el Podemos actual solo está pensando en arañar algunos votos a un PSOE descompuesto o a no se sabe quién. La mala noticia es que este no es el momento de ganar votos. No es campaña electoral, no hay elecciones a la vista, ni siquiera anticipadas. Es el momento de trabajar duro para tratar de convencer a los demás partidos, empezando por los que son ideológicamente más cercanos, de que algunas leyes actuales son injustas e insostenibles. Y es algo que evidentemente no estáis consiguiendo porque vuestros esfuerzos se están vaporizando en otras direcciones.
Podemos se está convirtiendo en una fábrica de votantes anti-podemos. ¿Esperabais que ocurriera otra cosa con vuestras últimas actuaciones? ¿Esperáis que el país entero salga a arropar al maldito Tramabús cuando llegue a la ciudad como un circo ambulante? ¿Esperáis que millones de españoles se echen a las calles para manifestarse contra la corrupción del gobierno? ¿Sois tan ingenuos como para pensar que la situación del país es la misma que hace cinco o seis años? Yo pensaba que no, que no podíais ser tan malos estrategas, pero vuestro rumbo lo está demostrando.
No hay que ser Aramis Fuster para adivinar lo que podría ocurrir en un futuro próximo si ese rumbo no cambia. Podemos, como fabricante de rechazo, le allanará el camino de la recuperación al PSOE. Imagino ese escenario y no puedo dejar de sentir vergüenza ajena al imaginar que –cuando los socialistas están cayendo como moscas en cada elección que se celebra en otros países europeos- el PSOE más recalcitrante, el del sí a Rajoy, renace cual Ave Fénix a costa del partido que despertó la ilusión de tanta gente y que ahora la tira por la borda.
No os engañéis. Si eso ocurre, si Podemos no logra ganar ni un voto en las próximas elecciones, será sólo por culpa vuestra. No habrá justificación en la presión mediática, será solo el resultado de vuestra estrategia de destrucción masiva.
Ojalá esto sirva de algo. Ojalá Podemos empiece a servir para construir un país mejor, para lo que realmente nació.
Un votante más.

Autor

David Bonastre