"Hay que negar a las empresas globales el acceso a los tribunales financiados por los contribuyentes mientras no paguen impuestos", dice la autora de 'La producción del dinero: cómo acabar con el poder de los bancos'
"En EEUU amplios sectores de la clase obrera se suicida,
es drogadicta y se muere temprano. No me sorprende que votasen por
Donald Trump".
La economista aboga por obligar a repatriar el dinero offshore y a imponer controles de capitales
La economista aboga por obligar a repatriar el dinero offshore y a imponer controles de capitales
Ann Pettifor es conocida
por su trabajo sobre la deuda soberana de los países más pobres, y el
crecimiento de la deuda en la OCDE. Lideró la organización Jubilee 2000
que consiguió una condonación sustancial de la deuda de los países más
pobres y cambios en las políticas nacionales e internacionales. Es
autora de varios libros sobre economía política. La entrevistamos en
Madrid con motivo de la presentación de su último libro, La producción del dinero: cómo acabar con el poder de los bancos (Ed. Los Libros del Lince).
En la introducción escribe que su objetivo es hacer el dinero y las
finanzas accesibles, sobre todo para mujeres y ecologistas. ¿Qué espera
lograr a través de ellos?
Las mujeres se llevan la peor parte de las
malas políticas económicas, porque no son influyentes dentro del sistema
monetario. Tiende a ser un juego de hombres, y eso tiene que cambiar.
Su ignorancia del funcionamiento del sistema hace la situación más
difícil para ellas. También significa que no hay un reto efectivo al
sistema.
Los ecologistas piensan en el
ecosistema sin pensar en cómo el sistema monetario alimenta el consumo,
que a su vez alimenta las emisiones tóxicas. La expansión masiva del
consumo desde la década de 1970 ha tenido un impacto sobre el
ecosistema. Y no nos fijamos en algo que es causal, el dinero fácil,
pero caro. Entonces no entendemos que hemos pasado de un sistema
monetario bien regulado a uno donde cualquiera podía tener una tarjeta
de crédito e ir de compras.
¿Puede explicar el dinero fácil y caro frente al dinero escaso y barato?
Lo tengo muy claro, en parte debido a mi experiencia con la deuda
soberana. Lo que sucedió a los países pobres fue que sus
administraciones impagaron su deuda. Los acreedores que se hicieron con
la deuda, en el momento del incumplimiento, acumularon nuevos intereses.
Muchos deudores soberanos iban al Club de París y descubrían que tenían
“deudas fantasma” de las que no sabían, debido a los tipos de interés.
El dinero fácil sencillamente se asigna sin regular, para especular,
sin preguntas. El dinero caro es el que tiene un precio alto. Suscribo
la opinión de John Maynard Keynes de que en promedio, históricamente,
las empresas en su conjunto tienen beneficios de alrededor de un 3%
anual, y si los tipos de interés son más altos la deuda se hace
impagable. Es absolutamente crítico que los tipos de interés se
mantengan bajos.
Todo el mundo habla del
entorno de tipos bajos de interés desde la crisis. No creo que los
hayamos tenido. Sí ha sido así para instituciones financieras que pueden
pedir prestado a bancos centrales. Las empresas pagan tipos mucho más
altos que el tipo bancario, que es casi irrelevante para la economía
real. Cuando la inflación ha sido efectivamente negativa, los tipos de
interés son altos en términos reales.
Me
fascina que los tipos de interés de alguna manera se han desconectado
del negocio de prestar. En el mercado de derivados de tipos de interés,
el tipo se ha convertido en una cosa en sí misma, casi independiente. Al
comienzo de la crisis, en agosto de 2007, los bancos dejaron de
prestarse entre sí, pero todavía había especulación sobre el Libor.
¿Qué determina el tipo de interés real?
Cada tipo de interés se determina individualmente en una relación
social entre el deudor y el acreedor. No existe tal cosa como un tipo de
interés natural. Hay un tipo del banco central determinado por un
comité de hombres y mujeres. Ciertamente no depende de la demanda o la
oferta de dinero. Como argumentaba Keynes, el tipo de interés se
determina por la demanda de activos, no por la demanda de ahorro. En
este momento hay escasez de activos contra los que pedir prestado, por
lo que su precio ha aumentado. Los gobiernos no han producido la
suficiente deuda soberana, que es uno de los activos más valiosos y
fiables.
Esto va en contra de la austeridad y la consolidación fiscal. ¿Qué piensa sobre la hacienda pública?
El crédito no es dinero-mercancía, es dinero bancario, a menudo sólo
digital. Se crea de la nada. Los prestatarios son fundamentales para la
oferta de dinero y ahorro en la economía. Como funciona el sistema es:
un prestatario solicita un crédito, se le concede en forma de depósito,
que puede utilizarse como ahorro. No se empieza con ahorro. Para tener
más ahorro en la economía necesitamos más deuda.
El prestatario más fiable es el gobierno. Y que el gobierno no pida
prestado, en un entorno en el que el sector privado a) está demasiado
endeudado para pedir prestado; y b) también carece de confianza para
ello, ha creado una escasez de deuda. Los fondos de pensiones la
necesitan para sus inversiones a largo plazo. Cuando el gobierno gasta,
la cuestión no es la acumulación de la deuda. La cuestión es que gasta
en la economía real y beneficia al sector privado. El gobierno genera
los ingresos necesarios para luego generar ahorros, y luego más
inversión y más ingresos.
Describe la creación del crédito bancario como algo político, y no una función de mercado.
Es una función social y muy politizada ahora. Hay control político
sobre ello, y los bancos a su vez controlan el sistema político. El
sistema bancario es un sistema de relaciones sociales entre los que
tienen unos derechos y los que tienen la obligación de satisfacer esas
demandas. Este sistema de activos y pasivos es el sistema monetario. Es
un sistema de relaciones sociales que una pequeña élite ha capturado.
Que el sector financiero se haya separado de la democracia reguladora y
opere en la estratosfera ha politizado todo el proceso, porque el
público es consciente de irregularidades, corrupción, y sobre todo de
que muchos se enriquecen sin esfuerzo extrayendo rentas. Y esto causa
las insurgencias que hemos visto.
¿Qué solución sugiere?
En primer lugar tiene que haber voluntad política de subordinar los
intereses del sector financiero a los de la sociedad. Las empresas
globales no puedan operar más allá de los límites de la democracia
reguladora. Las políticas se aplican dentro de unas fronteras, tienen
ciertos límites democráticos. El dinero detesta las fronteras. El sector
financiero tiene que repatriarse y operar dentro de los límites
reglamentarios de las democracias. Puede que sea demasiado tarde. Ya hay
una insurgencia tan seria contra las finanzas globalizadas que soy
bastante pesimista.
La segunda cosa
importante es que, como muchos otros, me gustaría ver restaurada el
equivalente de la ley Glass-Steagall (que en EEUU separaba la banca de
inversión de la banca comercial).
Pero me
gustaría ver a los gobiernos utilizar su poder de negociación. Estas
grandes compañías globales quieren separarse de la democracia
reguladora, y sin embargo poder personarse en los tribunales de las
democracias para hacer cumplir contratos. Les podemos negar el acceso a
los tribunales financiados por los contribuyentes, en tanto no paguen
impuestos.
Esto enlaza con los tribunales de arbitraje inversor en tratados como CETA y TTIP.
Que están diseñados para estar fuera del control de la democracia. Karl
Polanyi argumentaba que, si los mercados deciden ir más allá de los
límites de la democracia reguladora, el pueblo se rebela casi al mismo
tiempo, debido a que este proceso los empobrece. En Estados Unidos
[Anne] Case y [Angus] Deaton muestran que amplios sectores de la clase
obrera se suicida, es drogadicta y se muere temprano. Se debe a la
desesperanza provocada por la determinación de estas fuerzas del mercado
de desligarse de la democracia, y luego castigar a la población. La
gente no lo puede soportar y se revuelve rápidamente. No me sorprende
que votasen por Donald Trump.
¿Qué reforma monetaria necesitamos?
Ya he tocado la repatriación del capital offshore.
Estoy a favor del control de capitales, porque los bancos centrales han
perdido el poder de regular los tipos de interés sobre todo en el
espectro de préstamos. La teoría de Keynes de la preferencia de liquidez
muestra que la demanda de activos en todo el espectro puede
satisfacerla el gobierno emitiendo deuda a varios plazos. Y cumple con
diferentes motivos: el especulativo, el de ahorrar, o el de recuperar el
dinero rápidamente.
Me gustaría que los
bancos centrales gestionasen activamente los tipos de interés en todo el
espectro de préstamos dentro de las economías nacionales. Para eso no
se puede permitir a los flujos de capital transfronterizos subvertir la
gestión de los tipos de interés dentro de la economía nacional. Ése fue
su gran idea, y ha sido firmemente enterrada por la profesión económica.
Pero es esencial para la reactivación de la economía y para luchar
contra el cambio climático, porque necesitaremos gran cantidad de
fondos. Tendremos que financiar una sorprendente transformación de toda
la economía para apartarla de los combustibles fósiles. Y esta
financiación no puede ser cara.
Para mí se
trata de control de capitales, la preferencia de liquidez, y
herramientas macroprudenciales. Hélène Rey, una economista distinguida y
ortodoxa, ha discutido con los bancos centrales que deben gestionarse
los flujos de capital transfronterizos. Puede terminar siendo asesora
del señor Macron (candidato a la presidencia de Francia), así que
podemos ver algún progreso. No sólo se llega a esto desde una
perspectiva keynesiana. También los ortodoxos están empezando a darse
cuenta de que la movilidad del capital es increíblemente
desestabilizadora y desencadena insurgencias.