La político Susana Díaz con Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero durante la presentación como candidata secretaria general del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) en Madrid |
Susana Díaz, candidata a liderar el PSOE, quiere recuperar para su partido el Gobierno de España, reconciliarse con la mayoría social y luchar contra la desigualdad, el populismo y el nacionalismo, pero no ha dicho nada sobre qué postura mantendrá sobre un conflicto en el que tanta responsabilidad tiene España, el Sáhara Occidental, aunque sus antecedentes no son precisamente alentadores para la causa saharaui.
En su crónica sobre la presentación de la candidatura de Díaz, el pasado 26 de marzo, Leonor Mayor Ortega describió en La Vanguardia: “Pero más que su cercanía, al público le gustó su humanidad. Hubo grandes aplausos cuando la candidata recordó a los refugiados, a “los niños que han huido de la guerra y que sufren” y contó que en los últimos tiempos ha tenido relación con varias ONG’s, dada su preocupación por este asunto.
Se desconoce si en ese recuerdo la aspirante a dirigir el PSOE incluye a unos refugiados que hace mas de 41 años tuvieron que salir de su tierra, el Sáhara Occidental, y huir al desierto argelino mientras eran perseguidos y bombardeados por Marruecos con napalm y fósforo blanco, tras ser abandonados por España.
Victoria Luna, por su parte, reseñó en 20minutos que Rosa Díaz “en un amago de autocrítica, señaló que era consciente de sus ‘errores’ y de que hay cosas que tiene que ‘mejorar’, aunque no citó ningún ejemplo”. No sabemos si entre estos errores se encuentra prohibir viajar a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf.
Ni un “desaire” a Marruecos
Ocurrió en el primer trimestre de 2015: El entonces vicepresidente del ejecutivo andaluz, Diego Valderas, de IULV-CA, pretendía viajar a los campamentos saharauis para comprobar sobre el terreno los logros de la cooperación andaluza, pero Susana Díaz se lo prohibió con el argumento de que el Gobierno de la Junta de Andalucía no debía “intervenir en conflictos internacionales” y tenía que respetar la posición del Gobierno de España. “Cualquier relación con terceros países que suponga un conflicto internacional debe estar al margen de la acción de este Gobierno”, llegó a decir.
Además de considerar que visitar a unos refugiados era intervenir en un conflicto internacional, Díaz estaba preocupada por no causar lo que pensaba podía ser un “desaire” a Marruecos, aunque los campamentos se encuentren en la hamada argelina. Se trata de un “desaire” que vienen haciendo desde hace años -desde que los saharauis están allí refugiados en duras condiciones- parlamentarios nacionales, alcaldes y cargos autonómicos. En noviembre de 1976 lo hizo Felipe González, cuando era un joven dirigente socialista comprometido con la causa saharaui, y, entre otros, también fueron el entonces lehendakari Juan José Ibarretxe (PNV), en 2002; Ramón Luis Valcárcel (PP), en 2010, cuando era presidente de Murcia y el vicepresidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda Valenzuela (PP), en 2014.
Las visitas internacionales a los campamentos de refugiados saharauis son frecuentes, como la protagonizada en febrero pasado por una delegación del Senado de Estados Unidos, viajes que también se producen a los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos: Representantes de las embajadas en Rabat de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca, entre otras, se han desplazo en diferentes ocasiones a El Aaiún para interesarse por la situación de los Derechos Humanos, cuya violación han denunciado Amnistía Internacional (AI), Human Rights Watch (HRW), el Centro Robert F. Kennedy (RFKC) y la Red Euromediterránea de Derechos Humanos (REMDH).
Por el contrario, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España no manda enviados ni presenta queja alguna cuando algún español es expulsado del Sáhara Occidental, o como ocurrió a mediados de marzo pasado cuando se impidió al magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Asturias Jesús María Martín Morillo entrar en Rabat, a donde acudió para asistir como observador internacional al juicio a los 24 saharauis de Gdeim Izik.
Casualmente la negativa de Susana Díaz a que un cargo de la Junta viajase a los campamentos de refugiados se produjo después de que el embajador de Marruecos en España, Mohammed Fadel Benyaich, se reuniese con representantes de la Confederación de Empresarios de Andalucía y de la Cámara de Comercio de Sevilla. El embajador hizo entonces un llamamiento a la comunidad marroquí en Andalucía para que se movilizase en defensa del “Sáhara marroquí”.
También ocurrió después de visitar ella misma Marruecos los días 11 y 12 de septiembre de 2014, ser recibida por Mohamed VI y entrevistarse con el jefe del Gobierno marroquí, Abdelilah Benkirane, y con el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Salaheddine Mezouar. Esta visita indignó al movimiento solidario con el pueblo saharaui por la falta de referencia de Susana Díaz a los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental.
En el acto de presentación en Madrid la aspirante a liderar el PSOE estuvo flaqueada por los ex presidentes socialistas Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, defensores de la postura del régimen marroquí sobre el Sáhara Occidental.