Por Mabel Sarmiento @mabelsarmiento
La
escasez de comida ya no es algo que atañe al padre o a la madre.
También a los adolescentes la falta y los altos costos de los productos
que llevan a su mesa, les generan estrés y preocupación y los hace
ausentarse de clases, hasta un promedio de dos días a la semana, según
refirió Gloria Perdomo, educadora, Trabajadora Social y Directora de la
Fundación Luz y Vida.
Los muchachos están faltando a clases y,
aunque no hay estadísticas generales, los trabajos de campo levantados
por Perdomo la hacen inferir que los muchachos se “jubilan” precisamente
los días que les toca comprar a sus papás y también a ellos, aunque en
algunos sitios no les venden a los menores de edad.
“La política gubernamental no apunta a
resolver el problema. Más bien busca imponer las colas como mecanismo
para distribuir los alimentos”.
Recientemente, la fundación hizo grupos
focales en Petare y en Antímano, y el estudio mostró de forma clara que
hay niños, niñas y adolescentes que solo hacen una o dos comidas al día
por no tener alimentos en su hogar. Estos incluso se han desmayado en
las escuelas por no haber comido suficiente la jornada anterior.
En todos esos grupos refirieron que se
ausentan del colegio por no tener comida en sus hogares y que prefieren
faltar a clases para ayudar a conseguirla. “Porque si no lo hacen,
dejarían de comer por varios días”.
Según Perdomo, en diciembre este
fenómeno estaba presente en los planteles, pero lo alarmante es que en
enero subió el ausentismo y en febrero no paró.
“Es preocupante cómo va creciendo este
problema. Cada vez más están dejando de asistir y eso es algo que se
está repitiendo en todo el país. Antes el patrón lo marcaba la
violencia, pero ahora es porque no tienen o deben salir a buscar comida,
eso es algo inédito. Esto genera un atraso en materia social y en la
calidad de vida de la población; y lo más grave es que la política
gubernamental no apunta a resolver el problema, más bien busca imponer
las colas como mecanismo para distribuir los alimentos”.
El profesor Juan Maragall, secretario de
Educación del estado Miranda, también habló del mismo promedio de
ausencia: 50 % de los niños a partir de 5° grado se ausentan dos días a
la semana.
Pero lo que más le está inquietando en
el ámbito educativo es que hubo una caída en el proceso de inscripción
del año 2016-17. Habló de 9 % de no inscritos, lo que para las escuelas
de la gobernación representan 10.000 niños que salieron del sistema.
Eso es una alta cifra: “Entre agosto y
septiembre migraron del sector privado al público, pero ahora estamos
viendo una migración del público a la calle”.
Sobre esto dio varias explicaciones: el
tema de la alimentación; el hecho de que no esté llegando comida a las
escuelas y por tanto los padres prefieren que no asistan o se los llevan
a las colas; el costo del pasaje y la violencia alrededor del plantel.
Pero no solo los niños están faltando a
clases. También reportó inasistencia de los adultos: 60 % de los
docentes dejan de asistir una vez a la semana para buscar comida.
“Además, a todo esto hay que sumarle el factor seguridad, pues cada vez
son más la escuelas que suspenden las clases por la violencia en su
entorno. Esa es una cifra muy alta”.
En una semana, entre tres y seis
escuelas suspenden actividades por algún problema relacionado con la
inseguridad: reportan robos dentro del plantel, el asesinato de alguien
cerca de la institución o enfrentamientos entre bandas.
Según Maragall, las ausencias siempre
han estado marcadas por el tema económico. “Ahora es muy grave lo que
ocurre. Se trata de la alimentación y la salud. Es un problema en
grandes magnitudes y que pareciera que el Gobierno no toma en cuenta;
cuando lo que debe hacer para estabilizar socialmente al país es
fortalecer la escuela, invertir en educación y hacer que el sistema sea
atractivo para que los muchachos no se ausenten o deserten”.