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07 marzo, 2017

LafargeHolcim reconoce acuerdos con el ISIS para mantener su actividad en Siria

LA MAYOR MULTINACIONAL CEMENTERA DEL MUNDO
La multinacional cementera admite que su personal pagó a grupos armados en Siria, sin especificar de qué milicias se trata. El ISIS controlaba la zona donde estaba su planta
Un combatiente del Estado Islámico durante una desfile militar del ISIS en Raqqa, Siria, en junio de 2014 (Reuters ÁNGEL MARTÍNEZ ESTADO ISLÁMICOSIRIAFRANCIA)
La multinacional cementera LafargeHolcim ha admitido que cerró acuerdos “inaceptables” con grupos armados, entre ellos el Estado Islámico, para mantener su actividad en el norte de Siria en 2013 y 2014. En un comunicado difundido este jueves, el grupo franco-suizo indica que una investigación interna ha verificado que su filial siria pagó a grupos armados a través de intermediarios para garantizar el paso de sus empleados y mantener operativa unas de sus plantas. La multinacional responde así a las revelaciones difundidas por varios medios de comunicación en 2016.
“En aquel momento, varios grupos armados controlaban o intentaban tomar el control de zonas alrededor de la planta”, indica un comunicado de LafargeHolcim, sin especificar el nombre de dichos grupos. La 'milicia' que desde la primavera de 2013 se fue apoderando progresivamente de las ciudades en torno a la planta de Jalabiya, a 150 kilómetros al norte de Alepo, no es otra que el Estado Islámico. “Según la investigación, la filial local entregó dinero a terceros para asegurar que se cerraban acuerdos con varios grupos armados, incluidos aquellos afectados por sanciones”, añade el gigante de materiales de construcción.
Resultado de la fusión de la francesa Lafarge con la suiza Holcim en 2015, LafargeHolcim es la mayor cementera del mundo, con un valor de 36.500 millones de euros. Actualmente se encuentra en su nivel más alto en bolsa desde mediados de 2015, tras haber ganado un 12% en 2017. El grupo aparece en la lista de compañías que optan a construir el muro en la frontera con México que promete el presidente Donald Trump.
Al reconocer que el mantenimiento de su planta de Jalabiya ha contribuido a la financiación de grupos armados, la multinacional confirma las revelaciones publicadas por el diario 'Le Monde', que destapó el caso el pasado junio. La francesa Lafarge adquirió la planta en 2007, cuatro años antes de que estallara la guerra civil en Siria. A partir de 2013, la presencia del Estado Islámico en la zona requirió negociar el derecho de transito de sus camiones en los puestos de control que los yihadistas instalaron en las carreteras. La compañía también recurrió a “intermediarios que comercializaban petróleo refinado con el ISIS”, según 'Le Monde'.


Por lo tanto, Lafarge, cuya “prioridad absoluta siempre ha sido asegurar la seguridad y protección de su personal”, financió indirectamente al grupo yihadista durante más de un año y no puso fin a sus actividades hasta el 19 de septiembre de 2014, cuando el ISIS implantó su dominio en la zona y se hizo con el control de la planta. La investigación interna, que ha sido supervisada por el comité financiero de la compañía, solo revela que Lafarge Syria pagó a intermediarios para garantizar la seguridad en la planta, sin identificar a los grupos armados que acabaron recibiendo dinero de la multinacional.
Entre las pruebas de estos contactos que difundió 'Le Monde' se incluye un permiso de libre circulación con el sello del Estado Islámico y aprobado por el responsable de finanzas del ISIS en la región de Alepo, con fecha del 11 de septiembre de 2014. El pase permitía el transporte de materiales de Lafarge por las carreteras controladas por los yihadistas.
Las autoridades francesas lanzaron una investigación en 2016 después de que el Ministerio de Economía emitiera una denuncia contra Lafarge. La ONG francesa Sherpa también denunció a la compañía por financiación de grupos terroristas, a la que acusa de mantener relaciones comerciales con el Estados Islámico en 2013 y 2014. Es más, mensajes electrónicos enviados por la dirección de la filial en Siria, y que fueron examinados por Le Monde “permiten afirmar que la dirección de Lafarge en París estaba al tanto de estas actividades".