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26 marzo, 2017

Hernández: La dirigencia debe ser prudente en el manejo de expectativas de la Carta Democrática



TOMADO DE DOSSIER 33
Para el embajador Oscar Hernández la actuación de la OEA frente al caso de Venezuela se enmarca en lo que él denomina “la diplomacia preventiva”, que no es más que la posibilidad de utilizar herramientas acordadas por un conjunto de países para alertar y presionar, e incluso, suspender a un Estado del organismo, por el incumplimiento de valores fundamentales.

El también politólogo estima que la activación de la Carta Democrática Interamericana no obligará al gobierno a cambiar de rumbo e insiste en acudir a los mecanismos internos para solventar la crisis que vive el país. Para ello, apuesta a la presión social y el diálogo.
Hernández explica que Almagro, como Secretario General, considera que la membresía de la OEA debe tomar en cuenta el escenario venezolano, donde se ha restringido la libertad de prensa; la falta de dependencia del poder judicial es notoria, la autonomía del órgano legislativo es cuestionada; no hay alternancia en el poder porque se cercenan los recursos constitucionales como las elecciones; no hay rectificación por parte del gobierno y la violación de derechos humanos y económicos es reiterada.
Si nos basamos-dice- en un principio neto de secuencias de códigos éticos establecidos propiamente en la carta, en el marco filosófico, hay suficientes elementos para aprobarla,  pero se pregunta si puede ser realmente aprobada, basada en sus artículos 20 y 21. Precisa Hernández que la respuesta depende de situaciones muy concretas: la capacidad de los propios Estados para asumir el reto de aplicar la diplomacia preventiva, de cuáles son las alianzas políticas, cómo están las negociaciones, cómo actuarán los países del Alba y la fortaleza actual de Venezuela en el Caribe.
Plazo y ultimátum
En referencia al lapso de 30 días para que el gobierno convoque a unas elecciones generales e implemente otras medidas, establecido por Almagro en su informe, Hernández apuntó que la fijación  de plazos  no forma parte del rol  del Secretario General de la OEA.  No obstante, indicó que la argumentación del vocero del ente multilateral en cuanto a la vulnerabilidad del sistema democrático venezolano, se fortalece en el documento con el análisis inicial de la situación interna  junto a nuevos elementos, como las acusaciones a altos funcionarios por su presunta vinculación con el narcotráfico.
Advierte que hay “un vacío de interpretación” con las recomendaciones contenidas en el documento, pues  no queda claro si las sugerencias competen al Secretario General o quedan a cargo de los países cuando se reúnen en el Consejo Permanente  y deciden emprender una gestión diplomática.
Los artículos 20 y 21 son muy claros. Efectivamente en el país hay una alteración del orden constitucional y la actuación del Secretario General atendiendo al artículo 20 es debida y legítima, pero es el Consejo Permanente el que decidirá si se llevan adelante los buenos oficios para la normalización de la institucionalidad.
Una cosa es la activación de la Carta Democrática y otra, la suspensión de Venezuela del Sistema Interamericano. No veo ningún mérito en la suspensión, no le otorgaría beneficio alguno al país ni garantizaría que el gobierno haga la debida lectura de la observancia que está haciendo la comunidad internacional. No pareciera que para el gobierno venezolano sería lo suficientemente importante arriesgarse a quedar fuera de la OEA.
El especialista afirma que la activación de la carta no es un mecanismo de presión porque no obligará al gobierno a reaccionar, es un mecanismo de alerta temprana que deja claro que hay unas solicitudes internas, en la búsqueda de una  salida a la crisis, y toda vez que ha fracasado el diálogo y los mecanismos institucionales, demuestra que la vía es electoral. “Ese es el mensaje de la comunidad hemisférica (…) Siempre existirá un intento diplomático para lograr que el país retome el hilo democrático”, subraya.
Evitar mensajes errados
La activación o no de la carta, advierte el embajador, está vinculada a un tema de ética y política internacional y no se puede pretender con ella que pasará algo especial “y mañana tendremos pan en todas las panaderías”.
Al venezolano no se le debe dar un mensaje errado, hacerle creer que la solución a los problemas de hoy dependen de  la OEA, que con diplomacia preventiva trata de evitar que el gobierno venezolano llegue a un situación todavía peor de confrontación interna, que puede hasta derivar en una guerra civil.
Hernández apuesta a la presión social y al diálogo, a los mecanismos internos para solventar la crisis. Aplaude el esfuerzo de Almagro,  sin embargo, alega  que los políticos nacionales deben manejar con prudencia las expectativas en torno a la aplicación de la Carta Democrática, ya que ésta no es una especie de panacea universal.
Por Sofía Torres @soficarol21