El pasado de 3 de enero Teodoro Petkoff cumplió 85
años de vida, una vida llena de avatares muy comunes para alguien que ha sido
tan activo en nuestra historia como país; luchas, prisión, exclusión,
clandestinidad, elecciones, son algunas de las vivencias que Teodoro ha tenido,
estando acompañado de la polémica, pero con mucha razón en su accionar. Entender
que el socialismo debía modernizarse y separarse del comunismo primitivo ha
sido su gran legado para la política venezolana.
Sus inicios en la lucha política datan de la Dictadura
Militar entre 1948-1958, varias veces detenido y liberado, no se desanimó a
combatir con energía un gobierno de facto desde el Partido Comunista de
Venezuela (PCV). Con la llegada de la Democracia y el triunfo de la Revolución
Cubana de 1959, se dejó intoxicar con la lucha armada, que luego el mismo
Teodoro reconocería como un grave error para la izquierda venezolana; Cuba y
Venezuela tenían realidades muy distintas para los años 60; Fidel Castro había
sustituido un Régimen Militar como el de Fulgencio Batista y en Venezuela se combatía
con armas a Gobiernos electos democráticamente. Su periplo por las armas lo
llevó a la clandestinidad y a la detención, de la cual se escapó de forma algo
heroica en dos ocasiones. El repliegue de la guerrilla venezolana, a pesar de
la resistencia, fue un avance que el propio Teodoro impulsó y logró encauzar a
la izquierda por el camino de la lucha democrática.
El pasar de los años le hizo madurar sus ideas,
evolucionó, sin dejar de lado su cuestionamiento constante. Denunciar la
invasión a Checoslovaquia por parte de la Unión Soviética le hizo ganarse no
pocos detractores, vetado del comunismo interno y externo, luego de profundos
análisis y discusiones, funda en 1971 el Movimiento al Socialismo (MAS), junto
a Pompeyo Márquez, Argelia Laya, Freddy Muñoz, Eloy Torres, Tirso Pinto, Germán
Lairet, Luis Bayardo Sardi, Rafael Guerra Ramos y Carlos Arturo Prado. En esta
travesía de separarse del PCV, también lo acompañó Alfredo Maneiro, quien
participó en el Congreso Fundacional del MAS, separándose del mismo para fundar
a La Causa R. El MAS se convertirá en una referencia de la izquierda venezolana
y del continente, del cual el propio Gabriel García Márquez sería militante por
su estrecha amistad con Teodoro, igualmente militaron intelectuales y artistas
tales como Jacobo Borges, Adriano González León, Aquiles y Aníbal Nazoa, Manuel
Caballero y Pedro León Zapata.
Con el MAS Teodoro será diputado del extinto Congreso
y dos veces candidato presidencial, siempre denunciando el desgaste del sistema
democrático durante los años 80, y el excesivo presidencialismo, que él mismo
catalogará como heredado de las dictaduras históricas vividas en Venezuela. El
MAS se convirtió en la tercera fuerza política, siendo la bicicleta que cruza
en el medio de dos grandes camiones que representaban en su momento Acción
Democrática y COPEI.
Con la llegada de los 90 y el desgaste del sistema
puntofijista, Teodoro apoyó la candidatura de Rafael Caldera a la presidencia, y
el MAS formó parte de la alianza conocida como el chiripero que llevó a Caldera
a asumir por segunda ocasión la presidencia de la república el 2 de febrero de
1994. En 1996 Teodoro buscó la salida del MAS de la alianza gubernamental, pero
la rectificación económica del gobierno lo hizo desistir de esa idea y asumió
el Ministerio de Planificación, encabezando una serie de medidas económicas
necesarias para el desarrollo del país, las cuales no verán resultado por la
irrupción de Hugo Chávez en la presidencia.
Teodoro Petkoff siendo un hombre de izquierda,
advertirá la estafa que sería Hugo Chávez; su salida del MAS será algo amarga,
pero no lo desanimará a seguir en el camino de la lucha constante por la
democracia. Fue director del diario El Mundo y fundó el vespertino Tal Cual, en
el que escribirá en un principio de manera constante sobre los excesos del
chavismo en el poder y la falta de coherencia de la oposición, siendo la voz de
la sensatez poco escuchada por el ruido del radicalismo que buscará a toda
costa la caída del Gobierno.
En el 2006 intentó ser candidato a la presidencia,
ayudando a enrumbar a la oposición venezolana por el camino de los procesos
electorales, luego del contagio abstencionista del 2005, un papel muy parecido
al que le tocó al final de los 60, impulsando el repliegue del PCV. Buscaba
atraer al chavismo descontento, tarea nada fácil, y gracias a su impulso
electoral, consiguió que para las elecciones del 2006 hubiera un candidato
unitario que fue Manuel Rosales; esa ardua labor de retomar una ruta electoral,
significó el triunfo de la Reforma Constitucional del 2007, la única derrota
directa que se le propinó a Hugo Chávez en vida, teniendo una alta popularidad.
A veces pareciera que la historia fuera algo injusta
con nuestros personajes más ilustres, pero es muy importante reivindicarlos,
sobre todo estando en vida. Estamos en momentos tan álgidos, que las lecciones
de Teodoro nos sirven de mucho, en aras de comprender que la izquierda no se
reduce al comunismo primitivo o a la falacia del chavismo; que en los últimos
años no son pocos los gobiernos en el continente y el mundo de tendencias
socialistas exitosos; que la política venezolana debe retomar su rumbo, donde
no hay enemigos, sino rivales circunstanciales, y que el diálogo, los acuerdos
y las negociaciones no son eventos extraordinarios, sino prácticas del común de
la vida política normal.
Espero que estas líneas ayuden a en algo a reivindicar
a Teodoro Petkoff de cara a las nuevas generaciones, como aprendizaje para la
política que debemos desarrollar en el siglo XXI en nuestra patria.
Nota: Agradezco las observaciones hechas por Enrique
Ochoa Antich para el desarrollo de este artículo.