El pasado 23 de diciembre el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 2334 contra los asentamientos de Israel en territorio palestino. De los 15 países que conforman ese organismo, 14 votaron a favor. Tradicionalmente EE.UU. bloqueaba este tipo de resoluciones, pero esta vez no ejerció su derecho de veto y se abstuvo, con lo cual permitió que el texto saliera adelante. Por su parte, Israel calificó la decisión de EE.UU. de “vergonzosa”. ¿Qué podría estar detrás de este paso de la Administración de Obama, cuyo mandato terminará el próximo 20 de enero?
¿Qué establece la resolución 2334?
El documento destaca que la presencia
israelí en los territorios ocupados, incluido Jerusalén Este, supone una
violación del derecho internacional y un grave obstáculo para
solucionar el conflicto a través de la creación de dos Estados
independientes. La resolución también exige a Tel Aviv que cese “de
forma inmediata y completa” cualquier actividad relacionada con los
asentamientos.
La votación estaba prevista para el 22
de diciembre, pero la delegación de Egipto —que había presentado el
proyecto de resolución al Consejo de Seguridad—, pospuso el proceso. Sin
embargo, fue sometido a consulta por las delegaciones de Nueva Zelanda,
Malasia, Venezuela y Senegal, coautores del texto. 14 de los 15 países
que forman parte del Consejo de Seguridad votaron a favor de la
resolución.
¿Cómo reaccionó Israel?
El Gobierno israelí señaló que no
acataría la resolución. “La Administración de Obama puso una emboscada
vergonzosa permitiendo que se apruebe el decreto”, lamentó el primer
ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. Tras la votación, el político
llamó a consultas a sus embajadores en Nueva Zelanda y Senegal. Además
ordenó al Ministerio de Exteriores israelí revisar “todas” las
relaciones de su país con la ONU, incluida la financiación del organismo
internacional y la presencia de representantes de Naciones Unidas en el
país judío.
¿Cómo explicó EE.UU. su decisión de abstenerse?
El secretario de Estado de EE.UU., John
Kerry, declaró que, aunque Washington “no está de acuerdo con todos los
aspectos de esta resolución, ésta condena con razón la violencia, la
incitación, la actividad de los asentamientos e insta a las dos partes a
tomar medidas constructivas”. La embajadora de EE.UU. ante la ONU,
Samantha Power, destacó que “no se puede abogar por los asentamientos y
la solución de los dos Estados” al mismo tiempo. Señaló también que
EE.UU. no había vetado la resolución, ya que “refleja los hechos en el
terreno y es consistente con la política estadounidense”.
Según Ben Rhodes, asesor del actual
presidente de EE.UU., la actividad de Israel “amenaza la coexistencia
pacífica de los dos Estados”. Rhodes aseguró que “la actividad se ha
intensificado durante los últimos años, sobre todo después del 2011,
cuando vetamos [una resolución semejante]”. También afirmó que la
condena de la política de asentamientos de Israel es consistente con “la
política de EE.UU., que es apoyada por los dos partidos” políticos
estadounidenses.
¿Y por qué lo hicieron?
La decisión de la Administración de
Obama surgió de la frustración y el deseo de resolver un conflicto que
ha perseguido a generaciones de presidentes de EE.UU., según el
columnista del diario estadounidense ‘The Hill’, Jordan Fabian. Fabian
cree que la decisión de la Casa Blanca es la “culminación de años de
enemistad” entre Barack Obama, y el primer ministro de Israel, Benjamín
Netanyahu.
El exasesor especial de la exsecretaria
de Estado Hillary Clinton sobre la región del golfo Pérsico, Dennis
Ross, calificó de “simbólico” este paso de la saliente Administración.
“Si el próximo presidente [Donald Trump] adopta una postura diferente,
si esto no forma un predicado para sanciones, es difícil que represente
algo que sea sustantivo. Sospecho que es mucho más un símbolo que
cualquier otra cosa”, afirmó Ross en una entrevista a NPR.