La Nación
Las redes sociales y los blogs muchas veces son una vidriera para contar historias personales. Hace algunos días, un usuario de Reddit comentó que había trabajado en el mágico mundo de Disney durante 20 años. Entre las muchas preguntas que recibió de otros usuarios, una se destacaba por sobre otras: "¿Tenés alguna buena historia de tu trabajo?".
El hombre sorprendió a todos con su relato e inmediatamente
logró una difusión impensada. Contó que había trabajado en diversas áreas y que
esta historia le generó el deseo de ser un personaje de Disney.
Estaba trabajando en el City Hall de Disney cuando, un día, dos
clientes se acercaron junto a dos nenas pequeñas. Una estaba en silla de ruedas
y la otra parecía como si hubiera visto la muerte. Ambas tenían golpes y cortes
en sus cuerpos. Las dos mujeres que estaban con ellas eran enfermeras de un
hospital y pidieron que les reembolsen los tickets, algo que evitábamos hacer
sin excepciones. Cuando pregunté el motivo me contaron la historia. Las dos
nenas fueron al parque "Epcot" con sus padres y en camino a casa
tuvieron un accidente automovilístico trágico. La madre resultó decapitada
enfrente de ellas y el padre murió días después. Venían de otra ciudad y no
tenían dinero ni información de contacto de algún conocido. Trajeron los
tickets de entrada al parque para conseguir algo de plata y así ayudarlas a
volver a sus casas. Mi corazón estaba roto. Si hubieran visto las caras de
estas nenas sabrían por qué. Estaban traumadas. Les devolví el dinero y pedí
permiso para ser su guía por el resto del día (algo que no esperaban). Las
llevé al sector VIP del desfile de los personajes e intenté hacerles chistes
para animarlas pero nada funcionaba. Estaba muy afectado y me sentía muy mal
por no poder hacer nada para arreglar la situación.
Las llevé a algunos juegos, les compré helado pero no sonrieron
ni una sola vez. Por la noche, volvimos a mirar el desfile de carros y fue ahí
que, honestamente, presencié una magia pura. Magia real. Previamente, había
llamado al área de desfile para que conozcan la situación y arreglar un
encuentro con los personajes luego del desfile. Cuando se estaban acercando los
personajes, les dije a las niñas que había hablado con Mickey y le había
contado todo sobre ellas y que Mickey había pedido conocerlas una vez que
terminara el desfile.
La niña pequeña que estaba en la silla de ruedas sonrió.
"¿De verdad?", preguntó. "¡Sí! Me dijo que les
dijera que lo buscaran cuando termine todo", le respondí.
Su hermana sonrió también.
"¿AHORA?", preguntó.
Funcionó. Comenzaron a hablar. No se reían, pero al menos
hablaban. Era la primera vez que las escuchaba. Cuando finalmente se acercó el
carro en el que iba el personaje de Mickey, se dio vuelta, miró a las nenas,
las señaló y las saludó desde lejos. Era todo lo que necesitaban. Estaban muy
emocionadas. Por un momento, se olvidaron de la muerte. Estaban inmersas en un
mundo mágico y yo no podía creer lo que estaba presenciando. Cuando terminó, seguimos
el carro de Mickey y cantamos todo el camino. Las llevé al sector privado donde
entraban los personajes y estaban felices. La chica que estaba adentro del
disfraz de Mickey se bajó del carro y no se sacó la máscara para acercarse y
conocer a las hermanas. Ese día, conocieron a Mickey. Cada uno de los
personajes se dejó puesto el disfraz para saludarlas y jugar con ellas.
Cuando terminó todo, "tenía en mis manos" a dos nenas
sonrientes que no podían creer lo que habían vivido. Se fueron junto con sus enfermeras
y ya no lloré. Me sentía bien. Me di cuenta de que a pesar de que me gustaba
ser guía turístico, la magia real estaba en el área de los personajes. Hice un
casting, fui transferido y nunca miré para atrás.
Muchas gracias por dejarme revivir ese momento. Fue un día muy
especial para mí."