Una nueva vida para Colombia
El pasado 24 de noviembre se firmó el segundo tratado de paz entre el gobierno colombiano y el grupo guerrillero las FARC. Refrendado en el Congreso, este nuevo acuerdo pondría fin a más de 50 años de conflicto armado en el país, dejando de lado la guerra y dando lugar a la paz y a la vida.
Como en cualquier guerra, las consecuencias son devastadoras, muertos, secuestros y en este caso miles de desplazados, principalmente de las zonas rurales a las zonas urbanas, algo que define muy bien Aidel Yaguara, desplazado por la guerrilla, “Desafortunadamente nos toca venir a enfrentar una vida que no teníamos ni idea que teníamos que vivir. Y ha sido una lucha, pues no es fácil adaptarse a otro ambiente y a una nueva situación”.
Ante esta realidad tanto la alcaldía de Bogotá como la secretaría de Hábitat, desarrollan diferentes proyectos para realojar a estas familias. Uno de los más recientes es el de la Plaza de Hoja, en una zona céntrica de Bogotá, en donde se ha dotado de vivienda social a 457 familias.
Ahora bien, la intención de estas políticas no consiste solo en el realojamiento de las familias, sino en la integración entre ellas y con el entorno que les rodea, intentando superar la estigmatización que sufren la mayoría de los desplazados del conflicto armado.
Para ello, utilizaron una de las armas que ellos consideran más potente: el arte. Y la intención es doble: por un lado, dotar al entorno de una identidad propia y generar sentimiento de pertenencia; y por otro, generar un trabajo conjunto por parte de todos los vecinos para fortalecer el tejido social. “Lo que estamos buscando precisamente a través del arte, es que personas que vienen de base con una serie de conflictos, puedan empezar a encontrar caminos comunes”, afirma Jhon Zuluaga, de Hábitat.
Boa Mistura,
colectivo de artistas españoles con base en el grafitti fueron los
encargados de llevar a cabo esta labor. Con más de 15 años de
experiencia dejando su huella en diferentes murales de todo el mundo
(Sudáfrica, Brasil, México, EE.UU, UK, Georgia, Argelia, Noruega, Reino
Unido, Serbia, México, Chile, Costa Rica, India o Panamá) entienden su
trabajo como una herramienta para transformar las calles y crear
vínculos entre las personas, sintiendo una responsabilidad para con la
ciudad.
“La pintura, con muy poco dinero y tiempo, logra cambiar el entorno y además generar nuevas relaciones sociales y empoderamiento”, comenta Pablo Purone, uno de los integrantes de Boa Mistura. Su proceso y su metodología de trabajo siempre es similar, orientada a que la comunidad sea lo más partícipe posible.
Durante los primeros días deciden convivir con los vecinos para entender la problemática desde dentro, posteriormente pasan a una segunda fase de conceptualización en la que a través de pocas palabras tratan de plasmar la información recibida durante su convivencia para finalizar con la ejecución en donde todos los vecinos ayudan para logar una obra artística.
En este caso, la intervención realizada fue sobre una superficie de más de 5.000 metros cuadrados. La obra consiste en una gigante hoja, formada por cientos de hojas más pequeñas que se ordenan de tal forma que se puede leer la palabra VIDA. Cada una de esas hojas pertenecen a las especies más significativas de los diferentes ecosistemas del país haciendo un paralelismo con las personas que habitan el edificio y representando de forma simbólica el lugar de origen de cada uno de ellos. “La palabra vida nos parecía la más indicada ya que han sido expulsados de sus lugares de origen y traídos aquí, para comenzar una vida nueva en donde los problemas políticos y de violencia por parte de la guerrilla desaparecen para vivir desde cero y empezar algo nuevo”, afirma Pablo Purone, de Boa Mistura.
La pintura está en el suelo y su percepción es totalmente distinta si la recorres caminando a si la contemplas desde las ventanas del edificio. Cuando estás sobre ella, solo ves enormes formas geométricas de colores, pero desde arriba cobra todo el sentido, representando el nuevo comienzo cargado de esperanza. Una esperanza que aguarda en estos días todo un país, que daría “vida” a toda Colombia.
Como en cualquier guerra, las consecuencias son devastadoras, muertos, secuestros y en este caso miles de desplazados, principalmente de las zonas rurales a las zonas urbanas, algo que define muy bien Aidel Yaguara, desplazado por la guerrilla, “Desafortunadamente nos toca venir a enfrentar una vida que no teníamos ni idea que teníamos que vivir. Y ha sido una lucha, pues no es fácil adaptarse a otro ambiente y a una nueva situación”.
Ante esta realidad tanto la alcaldía de Bogotá como la secretaría de Hábitat, desarrollan diferentes proyectos para realojar a estas familias. Uno de los más recientes es el de la Plaza de Hoja, en una zona céntrica de Bogotá, en donde se ha dotado de vivienda social a 457 familias.
Ahora bien, la intención de estas políticas no consiste solo en el realojamiento de las familias, sino en la integración entre ellas y con el entorno que les rodea, intentando superar la estigmatización que sufren la mayoría de los desplazados del conflicto armado.
Para ello, utilizaron una de las armas que ellos consideran más potente: el arte. Y la intención es doble: por un lado, dotar al entorno de una identidad propia y generar sentimiento de pertenencia; y por otro, generar un trabajo conjunto por parte de todos los vecinos para fortalecer el tejido social. “Lo que estamos buscando precisamente a través del arte, es que personas que vienen de base con una serie de conflictos, puedan empezar a encontrar caminos comunes”, afirma Jhon Zuluaga, de Hábitat.
La pintura, con muy poco dinero y tiempo, logra cambiar el entorno y además generar nuevas relaciones sociales”
Pablo Purone, Boa Mistura
“La pintura, con muy poco dinero y tiempo, logra cambiar el entorno y además generar nuevas relaciones sociales y empoderamiento”, comenta Pablo Purone, uno de los integrantes de Boa Mistura. Su proceso y su metodología de trabajo siempre es similar, orientada a que la comunidad sea lo más partícipe posible.
Durante los primeros días deciden convivir con los vecinos para entender la problemática desde dentro, posteriormente pasan a una segunda fase de conceptualización en la que a través de pocas palabras tratan de plasmar la información recibida durante su convivencia para finalizar con la ejecución en donde todos los vecinos ayudan para logar una obra artística.
En este caso, la intervención realizada fue sobre una superficie de más de 5.000 metros cuadrados. La obra consiste en una gigante hoja, formada por cientos de hojas más pequeñas que se ordenan de tal forma que se puede leer la palabra VIDA. Cada una de esas hojas pertenecen a las especies más significativas de los diferentes ecosistemas del país haciendo un paralelismo con las personas que habitan el edificio y representando de forma simbólica el lugar de origen de cada uno de ellos. “La palabra vida nos parecía la más indicada ya que han sido expulsados de sus lugares de origen y traídos aquí, para comenzar una vida nueva en donde los problemas políticos y de violencia por parte de la guerrilla desaparecen para vivir desde cero y empezar algo nuevo”, afirma Pablo Purone, de Boa Mistura.
La pintura está en el suelo y su percepción es totalmente distinta si la recorres caminando a si la contemplas desde las ventanas del edificio. Cuando estás sobre ella, solo ves enormes formas geométricas de colores, pero desde arriba cobra todo el sentido, representando el nuevo comienzo cargado de esperanza. Una esperanza que aguarda en estos días todo un país, que daría “vida” a toda Colombia.
