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El dirigente afirma que figuras del Gobierno tendrían negocios con el pago de la deuda externa: "Estamos bajo el control de un sector mafioso". Confía en que un fenómeno aluvional, que rompa con el PSUV y con la MUD, canalice el descontento popular
Más que recordar el
día o la hora exactas de su ruptura con el presidente Nicolás Maduro, Nicmer
Evans prefiere hablar de momentos y ambientes: fue en 2013, luego del
fallecimiento del presidente Hugo Chávez. "La campaña presidencial de
Maduro me hizo romper con Maduro", rememora Evans, porque "implicó
incorporar gente que no sumaba, priorizar un tinglado y una feria que no tenían
ningún sentido". Hubo tinglado, tal como lo señala el dirigente de Marea
Socialista, pero no se hicieron propuestas para afrontar la crisis económica
que ya se anticipaba y sobre la cual el propio Chávez había alertado.
La estrategia del
entonces candidato Maduro "fue no decir la verdad, y hasta ahora ha sido
no decirle a la gente la verdad", acusa Evans, politólogo y analista, en
conversación con Contrapunto. Cualquier duda que le quedara para tomar
distancia de los autodenominados "hijos de Chávez" fue disipada por
el maltrato que, asegura, sufrió como militante del Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV): "Me sacaron de la base de datos del PSUV sin posibilidad
de defensa ni de alegatos; me acusaron de contrarrevolucionario".
Su distanciamiento,
por cierto, no ha implicado un acercamiento a la Mesa de la Unidad Democrática
(MUD), organización con la que mantiene profundas diferencias. "Lo que ha
habido es la posibilidad de mayores espacios de debate con la oposición y de
generar un espacio propio y alterno a la polarización", expone.
Nicmer Evans se define como chavista y se describe a sí mismo como integrante de una corriente de oposición de izquierda "que trata de rescatar lo positivo del gobierno del presidente Chávez" y que, además, reivindica el referéndum revocatorio como un derecho de la población que es posible ejercer gracias a la Constitución de 1999.
-¿Qué pasa si no hay revocatorio este año?
-Todo hace suponer
que el gobierno está dispuesto a llevar el conflicto a la calle. Es inevitable
que un sector de la oposición se desborde. Un fenómeno como este, que genera
absoluta desesperanza, alienta un conflicto que pareciera que no va a requerir de
un liderazgo para que se desborde, pero sí de un liderazgo para que se
canalice. Creo que la convocatoria de la MUD para el 1 de septiembre va en esa
línea, y el riesgo es que eso entre en un conflicto violento en la calle. No
tengo duda de que hay razones para protestar y por eso como chavismo crítico
estamos saliendo a protestar.
-¿Qué los lleva a protestar?
-El revocatorio es
un derecho, pero nosotros estamos preocupados por el hambre, la desesperanza,
el modelo económico, la corrupción y la pérdida de la orientación del modelo
político. Estamos tratando de navegar en una polarización que nos encierra en
el revocatorio, que es un derecho pero no es nuestro dilema. La movilización
contra el hambre y la lucha por el arco minero son dos luchas muy concretas. No
hay hambruna, pero hay hambre. Las bolsas de los CLAP se están quedando frías
en algunas comunidades, porque la gente ya no tiene ni para las bolsas de los
CLAP. Nosotros exigimos la discusión de problemas concretos para salir de la
crisis; ponernos de acuerdo en tres o cuatro cosas.
¿Hay un negocio con el pago de la deuda?
-¿En qué cosas proponen el acuerdo?
-Necesitamos dinero
para comprar medicamentos y comida, y los tenemos, pero comprometidos. La deuda
externa debe discutirse, debe razonarse, porque no puede ser que un padre de
familia (el Gobierno) opte por pagar el giro del carro y no la operación de su
hijo. Hay condiciones nacionales e internacionales para ello.
-¿Habría que renegociar la deuda?
-Hay que renegociar
la deuda y hacerle auditoría a la deuda. La obstinación del Gobierno en el pago
de los bonos induce a pensar que hay intereses por parte de la burocracia,
porque no solo serían emisores sino también acreedores de esa deuda.
-¿Esto es así? ¿Tienen prueba de ello?
-Por eso pedimos
una auditoría, porque una defensa a ultranza de ese pago, como la que hace el
gobierno, debe ser investigada. No queremos señalar cosas de las que no tenemos
total prueba, pero hay cosas que queremos que se investiguen. Hay venezolanos
comprando inmuebles en Nueva York: ¿cómo explicamos eso? Hay control de cambio,
hay gente pasando hambre y hay venezolanos que tienen dólares para comprar una
vivienda en Estados Unidos.
La pelea es por la renta petrolera
-¿Qué otras cosas son fundamentales ahora, en su opinión?
-La necesidad de la
superación de la impunidad en el país. Nosotros tenemos un planteamiento: la
necesidad de hacer auditoría pública y ciudadana al control cambiario durante
los últimos años, porque hay una fuga de capitales brutal: la hemos calculado
en 259 mil millones hasta 2013. Además hemos detectado, con información del
Banco Central de Venezuela, un descuadre de caja en Pdvsa de 215 mil millones
de dólares. Eso suma, por lo menos 475 mil millones de dólares que son nuestros
y no sabemos en dónde están. Solo con 10% de esa cantidad solucionamos los
problemas del país de este año y podemos reactivar el aparato productivo.
Nosotros pudiésemos estabilizar la economía sin necesidad de recurrir al Fondo
Monetario Internacional (FMI).
-¿Por qué no se ha hecho?
-Porque lo que
priva es la complicidad con la corrupción. La corrupción es parte de la
burocracia revolucionaria; se ha naturalizado de una manera tal, que se busca
presupuestar incluyendo las ganancias de un sector de privilegiados. La pelea
del poder gira en torno a que hay escasez de renta para controlarla. No hay
manera de que te robes medio si no hay complicidad entre un sector de la
burocracia, de la banca y del sector privado, que no es solo la boliburguesía
sino un sector económico tradicional que pudo adaptarse a las condiciones del
control de cambio.
-¿Esa triangulación se mantiene?
-Sí, pero como la
divisa es escasa hay sectores que quedan por fuera, y esos sectores presionan
por una salida violenta o alternativas no democráticas. Por eso consideramos
que el revocatorio es lo más democrático, porque la gente lo decide y listo. No
se necesita el control de un poder sobre otro, o la renuncia forzada.
"Sector mafioso"
Nicmer Evans sigue
insistiendo en la "renuncia ética" de presidente Nicolás Maduro.
Pero, agrega, "el problema es la ética de la persona a quien se le
solicita", porque "si tuviésemos un presidente con conciencia de la
descapitalización del proyecto político de Chávez, renunciaría para dar paso a
una nueva generación".
-¿Qué frena que Maduro renuncie?
-Los compromisos
del control de la renta, la preservación del poder. En el gobierno hay gente
que, si pierde el poder, no va a tener a dónde irse, y no le preocupa llevarse
a quien sea por el medio.
-¿Es una mafia que no se va a ir? ¿Así lo ve?
-Estamos bajo el
control de un sector mafioso. Sin duda que se ha generado una cultura mafiosa,
entre otras cosas, como consecuencia de la escasez de divisas, que hace que el
control se vuelva más férreo.
-Ese sector habla de socialismo. ¿Es socialista?
-Eso es lo peor,
porque nos daña y nos lastima a quienes defendemos el ideario del socialismo.
Un gobierno que depaupera el salario, que prioriza el pago de bonos de la deuda
externa, que activa mecanismos de endeudamiento paralelo y no pone ala gente
como prioridad no tiene nada que ver con el socialismo, pero sigue diciendo que
esto es socialismo. Este es un supuesto socialismo en el cual la gente paga la
responsabilidad del desastre económico. Pero además no hay atención del sector productivo.
Responsabilidades compartidas
-¿Cuál es la responsabilidad del presidente Maduro en todo esto?
-El responsable de
lo que está pasando en este momento es Chávez, pero el culpable está vivo: es
Maduro. Chávez tuvo responsabilidades en cuanto a los elementos que rodearon su
gobierno y el establecimiento de equipos políticos, pero él tenía a la vez
elementos importantes, como la valoración humanista de sus políticas. Maduro
perdió todo eso: ya no hay un sentido humanista, no hay un proyecto político
que pueda orientar las acciones. Maduro presenta dificultades para conectarse
con las mayorías.
-¿Qué impide esa conexión?
-Maduro no ha
tenido formación política como estadista, sino como político, y eso le dificulta
comprensión del rol histórico que le ha tocado. Chávez comprendía que debía
sumar distintas voluntades, lo vivió al tener que construir una organización
nacional. Alguien que no tiene formación como estadista se hace acompañar de
los mejores pero Maduro, como consecuencia de las cuotas de poder que se
reservaron después de la muerte de Chávez en esa mitología de "los hijos
de Chávez", ha tenido que autosecuestrarse con figuras que sin Chávez no
tienen mucha valía. Se han convertido en mafias que han preservado sus
espacios.
-¿Qué otras responsabilidades atribuiría al presidente Chávez?
-Chávez es
responsable de la permisividad con la impunidad. Dudo de que el presidente
Chávez haya sido ajeno a saber que había fuga de capitales o que un sector a su
alrededor se enriquecía de manera desproporcionada. Pero imagino a un
presidente Chávez diciéndole a un Andrade que devolviera una parte de lo que se
había llevado, y me imagino a un Andrade devolviéndolo. Pero Maduro no tiene
cómo decirles que devuelvan esos recursos. Además, Chávez es responsable de la
incapacidad de transformar el modelo económico rentista. Y quizá una tercera
gran responsabilidad de Chávez es el hiperliderazgo y el verticalismo con el
cual ejerció su liderazgo en nombre del socialismo. Pero en contraste había
muchos espacios para la crítica, para la democratización de la organización
social.
-¿Todo eso se frustró con Maduro?
-Una de las cosas
que Maduro no ha hecho nada por salvar es la apropiación que hizo la gente de
la organización social mediante los consejos comunales y las comunas. Es uno de
los elementos sobre los cuales podría reconstruirse el legado del presidente
Chávez y un modelo socialista que responda a necesidades propias de nuestro
país.
Momento de la Constitución
-¿Es un momento de reconciliación nacional?
-Es momento de
ponernos de acuerdo en cumplir la Constitución. La institucionalidad no puede
estar por encima de lo que está reflejado en la Constitución; eso implica la
profundización de la democracia participativa y protagónica, que las normas se
adapten a la realidad del país. Y comprender que el país son más de dos, que
más de la mitad del país está despolarizada. También, la necesidad de la
reactivación del aparato productivo venezolano, como consecuencia de una
verdadera planificación de potencialidades de desarrollo y respeto por el
sector privado, pero también con el control obrero que nunca se respetó: las
empresas expropiadas se entregaron a los militares.
-¿Cómo sería ese sistema económico? ¿Capitalista, socialista?
-Ahora echamos para
atrás todo lo que habíamos avanzado y estamos perdiendo los logros de Chávez en
materia social y económica. Hoy, la posibilidad de la búsqueda de un modelo
socialista propio pasa por restablecer las fuerzas productivas. El mismo Carlos
Marx decía que no podemos hablar de socialismo si primero no desarrollamos las
fuerzas del capitalismo en su máxima expresión. Es necesario el desarrollo de
las fuerzas productivas.
-Lo que hace el presidente Maduro en materia económica, ¿cómo lo califica?
-Como un ejercicio
de cosas inviables como consecuencia de la gran desconfianza que existe en el
gobierno. Hay políticas que han tenido sentido, pero en el gobierno de Maduro
parecen no tenerlo. El gobierno ha planteado la reactivación del aparato
productivo del país mediante los motores, pero el manejo termina siendo
mafioso, se asignan los recursos a los que son amigos y no a quienes tienen la
capacidad productiva. Podemos tener políticas correctas, pero al final la implementación
de esa políticas genera desconfianza.
"La calle va a ser determinante"
-¿Qué nos espera en las próximas semanas o meses?
-La calle va a ser
determinante para el devenir histórico. Si aflora todo el descontento de la
gente, si el pueblo canaliza su descontento en la calle se pondría contra la
pared la polarización política. Lo otro es que la oposición trate de canalizar
el descontento y beneficiar los intereses de sector de la polarización. O puede
haber nuevos actores que canalicen el descontento, y nosotros estamos apostando
para que eso sea así.
-Si el presidente Nicolás Maduro se va hoy, ¿qué pasa?
-Depende mucho de
cómo se vaya. Una cosa es que se vaya porque el pueblo decidió que se fuera, y
otra cosa es que lo vayan. Eso sería determinante sobre los próximos
escenarios. Dependiendo del cómo se va se podría plantear una ruta de
reconstrucción, un gobierno de conciliación, un llamado urgente a elecciones
presidenciales. No creo que necesariamente la salida sea un gobierno de
conciliación, en el que todos los factores pretendan tener una cuota de poder.
No sé si sería favorable, entendiendo que hay posturas disímiles que
difícilmente podrían llegar a la conciliación.
-¿Qué sucedería con la salida del Presidente?
-Si hoy sale Maduro
inevitablemente el gobierno será de la MUD, lo que no descarta que surjan
fenómenos alternativos, abruptos o aluvionales al momento de un proceso
electoral. El escenario de un gobierno de la MUD no pinta salidas inmediatas a
la crisis. Ellos solo ven una salida económica, y eso va en desmedro de las
mayorías. Yo no le auguraría a un gobierno de la MUD más de 6 o 9 meses sin que
haya una explosión social.
El país debe superar a Maduro y también a la MUD
-Entonces, ¿es mejor que siga el presidente Maduro?
-Estamos en una situación
de reacomodo de los factores políticos. Es importante superar etapas políticas.
Hoy Maduro es una etapa que debemos superar y la MUD también es una etapa que
debemos superar. La reconstrucción del país será a mediano plazo. No estamos
cercanos a la posibilidad de comenzar la reconstrucción. El país debe dejar
atrás a Nicolás Maduro y también a la MUD. Esto no implica que no pueda haber
un fenómeno aluvional distinto de la MUD.
-¿Por qué se generaría ese aluvión?
-Chávez salió de
debajo de las piedras. No digo que venga otro Chávez, pero sí un fenómeno que
pueda generar un liderazgo distinto que conduzca a caminos distantes de la MUD.
Eso es posible, pero solo es posible si el espacio democrático se abre.
-¿De qué depende que se abra?
-Depende mucho de
la vuelta a la institucionalidad del país. La salida de Maduro no es
necesariamente la vuelta a la institucionalidad. Peor hay dos escenarios más:
que el revocatorio sea en 2017 o que no haya revocatorio sino elecciones
presidenciales adelantadas. Adelantar las elecciones presidenciales unos meses,
hacerlas en el año 2018 para destrabar el juego, es algo que están negociando
un sector de la MUD y del PSUV.
-¿El país aguanta hasta 2018 o 2019?
-No. El país no
debería aguantar en estas condiciones, cada vez la presión y el descontento son
mayores.
-El Gobierno sigue apostando por la recuperación de los precios del petróleo. ¿Los problemas del país se resuelven a realazos?
-El problema es
ético, no se resuelve con dinero. Con lo que ingresa por petróleo en la
actualidad podríamos lograr la estabilización de la economía, sin sacrificios
por parte de la población. El dinero que ingresa se lo van a robar igual. Lo
que se va a lograr con el arco minero es profundizar el modelo rentista. No
estamos basando el desarrollo del país en la capacidad productiva de la gente,
sino insistiendo en un modelo que nos ha traído al fracaso.
¿Traidores?
-¿Usted ha traicionado a Chávez?
-Se nos acusa de
traidores por las palabras que dijo el presidente Chávez el 8 de diciembre de 2012
sobre Nicolás Maduro, que han sido muy interesadamente leídas por parte de la
burocracia. No leen las líneas de arriba, en las cuales el presidente Chávez
dijo que Maduro debía estar al lado de la gente y subordinado al pueblo. Chávez
condicionó la lealtad a esos elementos, y nosotros hemos evaluado que esos dos
elementos no se han cumplido. Chávez previno sobre la posibilidad de la
restauración del modelo económico y político anterior. Nosotros evaluamos que
hay una evidente restauración de lo que se vivía en la Cuarta República. Ahora
no es bipartidismo, sino polarización. Ahora el salario no vale nada y la gente
paga la crisis.
-¿Se parece el Gobierno del presidente Maduro a un gobierno de la Cuarta República?
-Es inevitable
asociar a Maduro con Carlos Andrés Pérez, pero sin el carisma de Pérez.
Volvemos a sentirnos como en aquella época: la pobreza, la desesperanza, la
zozobra. Lo que vivimos nos hace sentir que hemos retrocedido en el tiempo.
-¿No es verdad que hay sectores que quieren sacar violentamente al presidente Maduro?
-No hay ninguna
duda, pero no creo que esos sectores sean peores que los que actuaron contra
Chávez. Sin embargo, Chávez siempre se movió con la legitimidad del pueblo. Por
supuesto que los intereses de Estados Unidos siempre estarán en juego, porque
hasta los adecos se pelearon con Estados Unidos. El problema de Maduro es que,
sabiendo eso, haga todo lo que hace y entregue el país en bandeja de plata para
que se profundice la crisis y para que las mayorías deseen la salida del
gobierno. Si te victimizas ante una realidad permanente es porque has sido
incapaz de afrontarla.
-¿No teme que lo que sucede ahora en Venezuela salpique a cualquier propuesta de izquierda a futuro?
-Va a afectar, pero
nosotros estamos apostando para que no suceda la caída de la izquierda en
Venezuela y para que el impacto en el ámbito latinoamericano sea menor. Por eso
hemos salido a deslindarnos del gobierno del presidente Maduro y a decir que
esto no es socialismo. Nosotros planteamos un socialismo democrático para
Venezuela que no tenga nada que ver con el modelo cubano ni soviético.
-¿Qué podría generar ese aluvión electoral anti-PSUV y anti-MUD en las próximas elecciones que se realicen?
-Puede producirse
como consecuencia del amplio rechazo que pueda generar la MUD y por el
descontento que existe con la dirigencia del PSUV. Según datos recientes de la
UCAB y de Datanálisis la polarización no representa a la mitad de la población
venezolana, y eso permite esperar un fenómeno aluvional; el asunto es que haya
un nivel mínimo de organización que permita que se dé ese fenómeno.