La Vanguardia
El laborista Sadiq Khan, hijo de un matrimonio paquistaní que se instaló en un suburbio en el sur de Londres en los años 60, es el nuevo alcalde de la capital británica. Y es musulmán. Con su triunfo se ha convertido en el primer alcalde de esta religión que gobierna en una capital europea.
Este antiguo activista por los derechos humanos, de 45 años, que creció junto a siete hermanos en una vivienda de protección oficial,se ha impuesto al conservador, Zac Goldsmith, hijo de un empresario multimillonario del acomodado barrio de Richmond Park.
Khan ha repetido durante la campaña que su trayectoria personal es paralela a la historia reciente de Londres, una metrópolis con 8,6 millones de habitantes en la que el 44% de la población forma parte de una minoría étnica.
Congratulations @SadiqKhan. Can't wait to work with you to create a London that is fair for all! #YesWeKhan pic.twitter.com/FqRjfY1xNT— Jeremy Corbyn MP (@jeremycorbyn) 6 de mayo de 2016
Su programa combina medidas diseñadas para ganar votos en todo tipo de terrenos. Promete soluciones drásticas a la crisis de la vivienda y congelar el precio del transporte urbano, al tiempo que se postula como el alcalde “más favorable a los negocios que haya tenido Londres hasta ahora”.
Khan nació poco después de la llegada al Reino Unido de sus padres, un conductor de autobuses y una costurera que apuraron sus sueldos y las ayudas públicas para sacar adelante a su familia en Tooting, un barrio que aún hoy lucha por sacarse de encima la fama de conflictivo.
El político laborista, que entrenó como boxeador en su juventud, durmió en una litera en casa de sus padres hasta los 24 años, cuando se independizó tras su boda con la también abogada Saadiya Ahmed, con quien tiene dos hijas.
En esa época entró como becario en la firma de la activista humanitaria Louise Christian, que apenas tres años después le designó como asociado en su bufete, renombrado como Christian Khan.
También fue durante tres años presidente de Liberty, un grupo de presión a favor de los derechos civiles.
Sus rivales en la carrera por la alcaldía han recordado en las últimas semanas el caso de Louis Farrakham, el controvertido líder de un movimiento musulmán negro de Estados Unidos que tiene la entrada vetada en el Reino Unido desde 1986, al considerar que sus declaraciones racistas y antisemitas podrían provocar problemas de orden público.
Khan argumentó como letrado en 2001 a favor de que Londres revocara ese veto, una petición que salió adelante en primera instancia pero fue anulada después tras la apelación del Gobierno.
Sus tiempos como abogado terminaron cuando quedó vacante la plaza laborista en la circunscripción de Tooting, en 2004, que le permitió un año después ser elegido miembro de la Cámara los Comunes.
El primer ministro Gordon Brown le nombró en 2008 secretario de Estado “júnior” para las Comunidades Locales y, en 2009, pasó a ser secretario de Estado de Transporte.
El espaldarazo definitivo a su carrera dentro del partido llegó en 2010, cuando dirigió la campaña que llevó a Ed Miliband a ser elegido líder de la oposición.
Cinco años después, Kahn fue uno de los dirigentes que nominó al izquierdista Jeremy Corbyn para suceder a Miliband, si bien desde entonces se ha distanciado del nuevo líder y de sus políticas.
En la recta final antes de los comicios a la alcaldía, el 5 de mayo, Khan ha lanzado diversos guiños al sector más centrado del partido y más crítico con la actual dirección.
En una de sus declaraciones más polémicas de los últimos meses, Khan dio la “bienvenida” a que Londres sea una ciudad donde viven “más de 400.000 millonarios”. “Eso es algo bueno”, remachó el laborista, una afirmación que ha dado combustible a numerosas críticas.