Alicia Hernández
Escrito está. A 172 kilómetros de Caracas se erige el enclave que vio de cerca la batalla que determinó el fin del dominio español. Valencia, capital del estado Carabobo, ciudad donde se concentra una parte de la élite del país, y donde, como si de una dinastía monárquica se tratara, gobernó durante muchos años una familia: los Salas. Hoy viven en Estados Unidos, retirados de la política y, al parecer, amnésicos sobre las empresas que, estando en Venezuela, abrieron a través del bufete Mossack Fonseca en su sede de las islas Seychelles, conocido paraíso fiscal. Antes de que acabe esta nota, negarán las empresas 3 veces.
Henrique
Salas Römer (Puerto Cabello, 1936) no es neófito en el mundo de los negocios.
Fue empresario, y trató rubros tan dispares como aires acondicionados o
canteras en San Carlos. Hasta que entró formalmente en política en 1983, cuando
fue electo diputado del antiguo Congreso de la República. Desde joven tuvo
carnet de Copei, partido con el que, en 1989, y tras la decisión presidencial
de que los cargos de gobernadores y alcaldes fueran por elección directa y no a
dedazo, llegó a la Gobernación de Carabobo. Y se inició el reinado. Estuvo en
el cargo hasta 1995, momento en que abdicó y pasó el testigo electoral a su
hijo, Henrique Fernando Salas Feo, coloquialmente conocido como el “Pollo”.
No
falta quien dice que, durante el mandato de Salas Feo, el que en realidad
estaba al mando era el padre. “No tenía autonomía. El gabinete entero lo escogió
el papá”, cuenta un asistente cercano a ambos, de esa época, que prefiere
mantener el anonimato. En los corrillos de la política valenciana se dice que
ambos, juntos, eran la llave perfecta. Salas Römer padre tenía el talento y el
Pollo tenía el carisma que al otro le faltaba para tratar a la gente. También
fueron la llave perfecta para los negocios.
Primera
negación
Henrique
Salas Römer estableció relaciones con el bufete Mossack Fonseca en su sede de
las islas Seychelles en 2005. Según se lee en los correos internos que salieron
a la luz gracias a la filtración del diario alemán Süddeutsche Zeitung, que
coordinó el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y a
los que tuvo acceso Armando Info, el 6 de julio se emitió el certificado número
2 de emisión de acciones de la compañía Kendville Consultants INC, que luego
pasó a llamarse Adamont Consulting LTD. El titular de las acciones es Henrique
Salas Römer, con 50.000 acciones de US$ 1 cada una.
Mirabaud
Planification Financiere S.A., de Ginebra, Suiza, que entonces manejaba los
intereses financieros del clan Salas, giró instrucciones a Mossack Fonseca para
que traspasara las acciones de padre a hijo. Las acciones previamente pertenecían
a Nomihold Securities Inc, quien las tuvo en su poder desde el 7 de octubre de
2003.
En
los mismos documentos, aparece cómo Salas Römer, a través de Mirabaud
Planification Financiere S.A., traspasó las acciones a su hijo Henrique
Fernando. Es el certificado número 3 de la empresa y se emitió el 1 de
septiembre de 2005. Unos meses después, el 5 de marzo de 2007, se cedieron a la
compañía Lemania International, un año y medio antes de que empezara la campaña
para las elecciones a gobernadores que Henrique Fernando ganó.
La
dirección que colocó Salas Römer para estas acciones es la Quinta Soray, 2nda
Avda. Castillo, Alta Florida, Caracas. Si se busca en Google Maps no existe.
Habrá que ir hasta la Avenida 2 El Casquillo para conseguir la Quinta Soray,
una casa de altos portones de rejas. En el descansillo hasta la entrada de la
casa, hay una silla vacía de plástico blanco, oscurecida por el tiempo. En el
suelo, una revista abierta y un cuaderno doblado dan la sensación de que el
vigilante no debe andar lejos. El timbre, desgastado y sin ninguna indicación o
nombre, no suena fuera, pero al poco aparece aquel que abandonó su atalaya de
cuatro patas.
Se
abre la puerta principal de la casa y se entrevé en el frontón de una pared
interior en letras negras –o plateadas, la penumbra y la lejanía no permite
mayor nitidez– un nombre: Strategyum. Es la empresa de análisis de entorno político-económico
del político nacido en Puerto Cabello. Atiende Luisa Bel quien, siempre a través
del portón de rejas, niega que esa casa tenga nada que ver ni con Salas Römer
ni con su hijo desde hace dos años.
Se
le repiten los nombres una y otra vez “Kendville Consultants – Adamont
Consulting”. Y de brazos cruzados y mandíbula apretada, contesta. “No tengo ni
idea, nunca las había oído y llevo toda la vida aquí. Aquí sólo hay una
asociación civil”. Cuando se le informa que son datos que aparecen en los
documentos del bufete Mossack Fonseca, reacciona: “Con quién ha hablado, quién
le dio esta dirección”. La conversación no dura más de 5 minutos.
-No
sé de dónde ha sacado esa información, pero no es.
Segunda
negación
Los
Salas perdieron poco a poco su influencia en el feudo carabobeño. El
continuismo sin reformas, sin nuevas políticas y con los mismos cogollos de
poder desgastaron a la dinastía. El último gran impacto que tuvieron fue de la
mano del padre, artífice del denominado “Capoldo”. El 24 de enero de 2012
Leopoldo López retiraba su candidatura para las primarias de la oposición y se
unía a Henrique Capriles. El periodista Víctor Amaya, del diario Tal Cual,
aseguró entonces que fue Salas Römer quien acercó las posturas de ambos
candidatos y logró el acuerdo.
En
los comicios de 2012 Salas Feo perdió la Gobernación frente a Francisco
Ameliach, del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Al día siguiente,
Henrique Fernando se fue a Estados Unidos. No volvió a medirse hasta las
primarias de la oposición de agosto de 2015 para elegir los candidatos a
diputados para las elecciones del 6 de diciembre. Perdió. Igual que hizo antes,
ese mismo día, tras apenas una semana en Valencia, regresó a Estados Unidos.
En
2014 el entonces presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello acusó a
Henrique Salas Römer de idear un supuesto plan magnicida contra el presidente
Nicolás Maduro. Desde entonces pesa sobre él un proceso judicial con orden de
captura que lo llevó al exilio, en Estados Unidos. Este episodio le pasó
factura porque, desde entonces, no volvió a pisar Venezuela. Es en Aruba donde
al parecer, en ocasiones, celebra algunas reuniones políticas.
El
19 de enero de 2015 se creó Tannenbaum LTD. El primer certificado de acciones
está a nombre de Henrique Salas Römer, que le da la propiedad de 50.000
acciones por valor total de US$ 50.000. El director de esta compañía es Mariano
Gómez quien, a pesar del nombre tan castizo, posee nacionalidad suiza, según el
pasaporte que se adjunta para las operaciones con el bufete.
Cuando
a un empleado de Mossack Fonseca le pidieron investigar sobre esta empresa y su
principal accionista, saltó el resorte del magnicidio acusado por Cabello. En
febrero de 2015 advirtió que había “información adversa” sobre el cliente que
acababa de sumar otra compañía a sus bienes, según se lee en los correos
internos.