EFE
El presidente interino de Brasil, Michel Temer, pasó hace diez años información sobre la situación del país suramericano al Gobierno de los Estados Unidos, según indican unos documentos elaborados en 2006 y recuperados por Wikileaks.
En
estos documentos, presuntamente elaborados por el consulado estadounidense en
Sao Paulo y remitidos a la Secretaría de Estado, se recoge el contenido de una
serie de conversaciones que tuvieron lugar entre el entonces cónsul general de
los Estados Unidos en esta ciudad brasileña y el presidente interino de Brasil.
Entre
las distintas declaraciones recogidas en dos de los documentos compartidos por
la plataforma en su página oficial de Twitter, Temer hacía un repaso de la situación
general en que se encontraba su país antes de las presidenciales de octubre de
2006, en las que Luiz Inácio Lula da Silva acabó siendo reelegido.
De
acuerdo con lo recogido en esos documentos, Temer se mostraba decepcionado con
Lula y criticaba su "visión estrecha", así como la excesiva atención
que ponía en los programas sociales, "que no promueven el crecimiento ni
el desarrollo económico".
Asimismo,
Temer ya preveía la actual crisis económica del país, calificada como la peor
de su historia, alegando que era "difícil ser optimista sobre el futuro
económico de Brasil".
Temer,
además, apuntó los "serios retos" a los que se tendría que enfrentar
Lula durante su siguiente mandato, que iban desde "fomentar el
crecimiento" a "estimular la productividad, atraer la inversión,
mejorar las infraestructuras y reducir la desigualdad".
De
acuerdo con el hasta ayer vicepresidente brasileño, estas medidas resultaban
difíciles de adoptar si Lula seguía restándoles importancia y continuaba con su
expansión del programa de ayuda social "Bolsa Familia", que
beneficiaba a cerca de 11 millones de familias brasileñas, sumado al aumento
del salario mínimo o a la caída del precio de algunos alimentos básicos.
Los
documentos también reflejan la ambigua imagen que tenía el consulado
estadounidense respecto de la formación de Temer, el Partido del Movimiento
Democrático Brasileño (PMDB), de la que destacaba su capacidad para negociar
con partidos de distintos extremos del espectro político brasileño ya que la
composición de coaliciones "está en su sangre".
Esta
afirmación resulta especialmente esclarecedora en estos momentos en los que el
PMDB ha pasado de apoyar al hasta ahora gobernante PT a apoyarse en su
principal opositor, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), con
dos representantes en el nuevo gabinete ministerial.
En
referencia al primer mandato del entonces jefe de Estado, Temer aludía al
"fraude electoral" llevado a cabo por su formación y denunciaba que
"el PT ha basado su campaña en un programa y, una vez en el poder, ha
hecho lo contrario de lo que había prometido".
Asimismo,
acusaba Temer, "algunos líderes del PT robaron dinero, no para beneficio
propio, sino para expandir el poder del partido", lo que habría generado
una "desilusión popular".