Heinz Dieterich - Tomado de www.aporrea.org
1.
Una operación de la CIA contra Rusia y China
Pocas
veces Washington se ha visto más idiota en sus operaciones de subversión
política y propaganda negra como en los Panama Papers, como muestran los
datos respectivos. Toda persona informada sabe que el diario Sueddeutsche
Zeitung, usado globalmente para lanzar (surface) el escándalo, es un servil
vocero de la OTAN y su amo Washington; es decir, representante de la castrada
clase política alemana que sirve desde 1945 de Calibán neocolonial al
imperialismo estadounidense.
George
Soros, acusado
por Wikileaks de ser co-participe en esta cábala contra Rusia y China, es
uno de los arquitectos y epicentros del aparato occidental que se dedica a
orquestar las "contra-revoluciones de color". La admisión pública
del portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner, de que Washington
efectivamente financió a traves de la USAID a periodistas que hackearon el
bufete panameño Mossack-Fonseca y publicaron los Panama
Papers, finalmente dio el sello de bonafide a la información
respectiva de Wikileaks. Sobra decir, que USAID es uno de los principales
conductos de subversión internacional que usa la CIA desde hace décadas. La
divulgación de la información original por los medios occidentales se enfocó
fuertemente en Putin y Xi Jinping ---pese a que no había nada incriminatorio
contra ellos en los documentos--- demostrando una vez más que el Imperio
puede confiar en los sólidos reflejos condicionales pro-imperialistas de sus
cajas de resonancia "libres".(...)
2.
Operación sofisticada, desenlace idiota
Toda la
operación cuidadosamente hilada para influenciar las elecciones y avanzar la
agenda de regime change (cambio
de gobierno) en Rusia y China, se echó a perder con la aceptación pública de
Toner, que violó la regla operativa principal de operaciones encubiertas de
Estados Unidos: la doctrina del "desmentido plausible". La top secret Directiva
de Seguridad Nacional (NSC) 10/2 de 1948, que determinó que la CIA debe
ejecutar operaciones encubiertas de "propaganda, guerra económica,
actividades preventivas directas, incluyendo sabotaje, anti-sabotaje, medidas
de demolición y evacuación; subversión contra Estados hostiles, incluyendo la
asistencia a movimientos de resistencia, guerrillas y grupos de liberación de
refugiados", estableció también como axioma, que la subversión y la
mentira deben ser congénitos en la política exterior de Washington. Todas las
actividades deben "planearse y ejecutarse de tal forma que ninguna
responsabilidad del gobierno estadounidense fuera evidente para personas no
autorizadas, y que, si se descubría, el gobierno estadounidense pudiera negar
plausiblemente cualquier responsabilidad por esas actividades". Esa
doctrina de "plausible
denial", que es esencial para cualquier tipo de actividades
subversivas y criminales estatales, fue grotescamente rota por Toner en el
caso de los Panama Papers. La razón del faux
pas (paso en falso) es obvia: con la evidencia de Wikileaks, todo
"desmentido plausible" de la mano peluda de Big Brother era
implausible.
3.
¿Por qué no hay gringos?
Comparado
con las revelaciones de Assange, Snowden, et al, en los Panama Papers casi no
se mencionan delincuentes de cuello blanco de Estados Unidos. Esto es así por
dos razones: la operación se dirigía contra China y Rusia y los
estadounidenses pueden lavar su dinero más cómodamente en casa. Bajo el
título: "Necesitan
esconder algún ingreso? Olvídense de Panamá. Use el estado de Delaware",
el New York Times reporta que en "Wyoming, Nevada and Delaware, es
posible crear esas empresas fantasmas sin que nadie pregunte prácticamente
nada". Y agrega que "en
algunos lugares puede ser más difícil conseguir una licencia para pescar que
registrar una empresa fantasma" (8.4.2016).
4.
Delincuencia económica legalizada
La mayor
parte de las operaciones de empresas fantasma en los "paraísos
fiscales" lesionan el bien común y público y la soberanía de los
pueblos. Son crímenes económicos, legalizados por la porkycracia dominante y
sus gobiernos nacionales títeres, comparables a los llamados tax inversions en
Estados Unidos, la extorsión financiera de Estados supuestamente soberanos
(Argentina) por los delincuentes hedge
funds y múltiples otros mecanismos que ha instalado la clase
dominante global para quedarse con el plusvalor de la gente trabajadora del
mundo. Al decirlo con la claridad de Bertolt Brecht: "¿Qué es el robo de
un banco comparado con la fundación de un banco?"
5. Delincuencia política
Hay que
diferenciar las empresas fantasmas de criminalidad económica global
legalizada, de las empresas fantasma que organizan los servicios de
inteligencia para sus operaciones criminales. Las "contra-revoluciones
de color", el cambio forzoso de gobiernos como en Libia, Siria, Ucrania;
los centros clandestinos de tortura; la destrucción de movimientos populares
y la manipulación de elecciones con hackers, propaganda y corruptelas, tienen
que ser financiadas con operaciones encubiertas. Generalmente, esas operaciones
violan el derecho internacional y, frecuentemente también, el nacional. Sin
embargo, son parte integral del arsenal político de las potencias medianas y,
por supuesto, de toda potencia imperial. No cabe duda, que muchas de las
operaciones de Mossack-Fonseca se refieren a
actividades
de guerra sucia de este tipo, en la cual la razón de Estado ---es decir, de
la clase dominante--- choca con la esencia de la democracia: los arcana imperii
(secretos de Estado) con el derecho de información y decisión de los comunes,
la res publica;
un problema no resuelto en la sociedad de clases desde hace cinco mil años.
6.
La Madre de todas las Batallas del Siglo 21
En toda
época histórica hay una luz general que ilumina los fenómenos de la realidad
y que configura la capacidad de comprensión humana respectiva. Hoy día, y
para las décadas venideras, esa luz la proporcionan la geo-economía: la
apropiación del plusproducto mundial mediante las tasas de ganancia, y la
geo-política: el dominio político-militar del sistema global. Su clave de
decodificación de la actualidad es el intento de Washington, de desmembrar,
por todos los medios posibles, a China y Rusia. Habiendo logrado un pacto
militar de agresión con Tokio, Washington envía la próxima semana a su
ministro de Guerra, Ashton Carter, a la India, para repetir la hazaña
mediante tres tratados fundamentales (foundational
agreements): el Logistic Supply Agreement (LSA), el Communication
and Information Security Memorandum Agreement (CISMOA) y el Basic Exchange
and Cooperation Agreement (BECA).
Si
Washington logra esos acuerdos, habrá rodeado a Rusia y China con una alianza
militar agresiva de tipo OTAN, que va de Japón, Corea, Filipinas, Australia,
India e Israel hasta Alemania y Polonia. Considerando que Carter no se cansa
en decir públicamente que Rusia es la principal amenaza estratégica
existencial para Estados Unidos y que Obama estipula constantemente que no se
permitirá que China modifique el actual orden mundial, queda claro que la
operación Panama Papers
no es más que una jugada de soft
power en el gran ajedrez mundial por la dominación de Mother Earth, que
Washington sólo puede ganar, si debilita a Putin y Xi, para desmembrar a
Rusia y China. Se trata de la cara bonita del soft power de la Guerra Global, que el
neofascismo estadounidense (neocons) libra para asegurar un nuevo American Century de
dominación. Sólo una alianza militar entre Rusia y China puede evitar que Uncle Sam logre
alcanzar ese objetivo.