Unión Radio
Tropezarse con gracia, inventar ingeniosos gags visuales, probar mil muecas y disfraces y trastear con juegos de equívocos lo han hecho muchos humoristas, pero casi ninguno con el encanto de Jerry Lewis, uno de los payasos más geniales de Hollywood, que este miércoles cumple 90 años.
“Es reír o llorar. Las risas
son lo nuestro. La gente no puede odiar cuando se está riendo”, escribió el
irrepetible actor en su libro “The Total Filmmaker”, un tratado de pasión sobre
el arte del cine y el humor desde la perspectiva de quien ha dedicado toda su
vida a hacer sonreír al público.
Nacido el 16 de marzo de 1926 en Newark (Nueva Jersey,
EE.UU.), Lewis no tuvo que buscar muy lejos para encontrar su inspiración, ya
que sus padres se dedicaban a los espectáculos de variedades.
Lewis alcanzó por primera vez
la gloria junto a Dean Martin, con el que desde 1946 triunfó ahí donde se subió
a un escenario para formar una de las parejas más memorables del humor
estadounidense.
Dean Martin jugaba a ser el
elegante del dúo, especialmente cuando cantaba, mientras que Jerry Lewis ejercía
el papel del loco imprevisible en unos espectáculos totalmente abiertos a la
improvisación.
Pero tras diez años de éxitos
demoledores en los teatros y en el cine, gracias a filmes como “Sailor Beware”
(1952) y “Pardners” (1956), el 24 de julio de 1956 Dean Martin y Jerry Lewis
dieron su último espectáculo como pareja artística en el club Copacabana de
Nueva York.
“La noche rápidamente asumió la
magnitud de un gran evento. Después de todo, durante la década anterior, ‘Martin
& Lewis’ habían deleitado a Estados Unidos y al mundo. Habíamos sido
amados, idolatrados, deseados. Y entonces cerramos el telón de la fiesta”,
recordó Jerry Lewis en su libro “Dean and Me (A Love Story)”, escrito junto a
James Kaplan.
Y cuando apareció la
incertidumbre sobre si sobreviviría sin su compañero de aventuras, emergió un
Jerry Lewis convertido en hombre-orquesta de las carcajadas y autor total con
un afilado instinto para engatusar al espectador.
Actor, director, productor y
guionista, Lewis dio rienda suelta a su creatividad delante y detrás de la cámara
en una serie de títulos inolvidables para el estudio Paramount.
Con un uso muy hábil de la música,
la comedia visual y espontánea de Lewis, frenética a veces, ingeniosa casi
siempre, marcó una filmografía en la que sobresalen filmes como “The Bellboy”
(1960) y “The Nutty Professor” (1963).
En el documental de elocuente título
“Method to the Madness of Jerry Lewis” (2011), que repasaba la trayectoria del
comediante, Lewis subrayó la relevancia en su humor del ritmo, del “tempo”, un
ingrediente crucial y eléctrico para sus disparatadas películas.
A partir de los años 70 fue
bajando progresivamente su popularidad pero nunca abandonó el mundo del espectáculo:
en 1982 participó con gran éxito en “The King of Comedy”, de Martin Scorsese, y
en los años noventa se atrevió con el musical “Damn Yankees” en Broadway.
Lewis cumple ahora nueve décadas tras superar
numerosos problemas de salud (enfermedades coronarias, depresión y fibrosis
pulmonar, por ejemplo) y, aunque cada vez limita más sus apariciones, este año
su nombre volverá a la gran pantalla con un papel secundario en el filme “The
Trust”, junto a Nicolas Cage y Elijah Wood.
Reconocimientos como la Legión
de Honor en Francia (1984), un país que alabó especialmente su trabajo, o el León
de Oro a su carrera de la Mostra de Venecia (1999), representan sólo una pequeña
parte de los logros de un artista rendido sin remedio al poder de la risa.
“Comedia, humor, llámalo como
prefieras, es a menudo la diferencia entre la cordura y la locura, la
supervivencia y el desastre, incluso la muerte”, señaló Lewis en “The Total
Filmmaker”.
“Es la válvula de seguridad
emocional del ser humano. Si no fuera por el humor, el hombre no sobreviviría
emocionalmente”, finalizó.