Debido a la inestabilidad política en el país, ya son más de 170.000 las personas de Burundi que han huido y se han refugiado en los países vecinos. La mayoría en Tanzania. Necesitan agua potable, atención médica, comida y refugio. Si no se cubren estas necesidades básicas, el riesgo de enfermedades puede aumentar.
Burundi
vive envuelto en una grave crisis política desde que el presidente Pierre
Nkurunziza anunciara el pasado mes de abril su intención de presentarse para un
tercer mandato, en contra de lo que establece la Constitución y los Acuerdos de
Paz de Arusha. Tal decisión ha provocado revueltas populares, violencia y tensión.
En
este contexto, se celebraron las elecciones presidenciales que le han dado la
victoria a Nkurinziza, aunque expertos de la ONU afirman las elecciones no
fueron "libres ni creíbles".
Con
un pasado de guerras recientes, y consecuencia de toda esta inestabilidad, más
de 170.000 personas han huido de Burundi desde principios del mes de abril y se
han refugiado en países fronterizos. La mayor parte de las personas refugiadas
se han instalado en Tanzania (más de 80.000), seguido por Ruanda (más de
70.000) y República Democrática del Congo (más de 10.000).