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29 agosto, 2015

Debemos prepararnos para vivir en la abundancia



Opinión
Por Juan Eliécer Ramírez

Llegará el día cuando no habrá pobres ni ricos en Venezuela, cuando la riqueza no será una tentación cuando todo hombre amará a su prójimo como a sí mismo, cuando toda persona trabajará por el bienestar de todos tanto como por el propio. Debemos prepararnos para cuando llegue ese día; pues así como se requiere audacia, creatividad, conocimiento y estrategias para derrotar el flagelo de la pobreza, así mismo se requiere mucha más preparación para vivir en la abundancia y administrar la riqueza, sin que el lujo y la extravagancia nos obnubilen.

La unidad de todos los venezolanos en el propósito de ser autosuficientes y prósperos, permitirá que nuestro país sea sustentable y sostenible, en este sentido la unidad es de importancia primordial.
Una organización con fines políticos que no requiera el sacrificio de todas las cosas y de toda su gente nunca tendrá el poder suficiente para motivar, inspirar y originar la fe y la visión necesaria para alcanzar el poder político y desde allí materializar su proyecto político de bienestar general para todos, sin discriminación.
Toda nación desarrollada ha alcanzado ese nivel a partir de que sus nacionales (al menos un elevado porcentaje de ellos), lograron su autosuficiencia, es decir, luego de cubrir sus necesidades básicas, pudieron invertir con sus ahorros, creando oportunidades para otros, fortaleciendo su propia economía y la de sus países. Todas esas naciones pujantes y desarrolladas tuvieron que enfrentar y resolver profundas crisis económicas.
Me siento honrado y comprometido al ser parte del nuevo liderazgo emergente y de una generación de venezolanos que estamos preparados para asumir con patriotismo la reconstrucción del país, luego del accidente histórico que nos ha hecho involucionar como sociedad unos 50 años.
Somos una generación favorecida y un pueblo favorecido que Dios ha elegido para llevar a cabo grandes cosas, se nos ha permitido aprender por experiencia propia que ni el comunismo, ni el capitalismo depredador, ni el socialismo empobrecedor son la mejor respuesta para superar nuestra crisis existencial, que más que económica, es política, ética y moral.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), de la que es signataria Venezuela, aprobó por unanimidad el modelo de desarrollo sustentable, que el constituyente, de manera inspirada acogió y plasmó en nuestra Carta Magna (Art. 127-129), correspondiéndonos en el presente planificar y proyectar el país que siempre hemos soñado, a partir de tal premisa.
¿Qué cambios en lo individual y como sociedad debemos hacer para establecer dicho modelo para que deje de ser letra muerta en el texto constitucional?
¿Qué importancia tiene el ambiente y la ecología en el establecimiento del modelo de desarrollo sustentable?
¿Reconocemos la incidencia entre nosotros de los efectos del cambio climático en nuestras vidas, así como de nuestra indiferencia e inconsciencia individual y como sociedad?
¿Cuál ha de ser entonces la actitud y la aptitud de los gobernantes, legisladores y conductores políticos desde ahora en adelante?
Es un auto análisis que todos debemos hacer y desde nuestra perspectiva individual, salir del estado de pasividad y contemplación de la realidad a la incorporación y activación plena, para, entre todos, gobernantes, legisladores, dirigentes políticos, gremios, universidades, empresas y ciudadanía en general, construyamos la Venezuela sustentable y sostenible, con prosperidad y felicidad para todos.
No puedo concebir una Venezuela sustentable si antes no elevamos a los pobres a una condición de dignidad, gozo y éxito, lo cual también implica que quienes tienen riqueza, habilidades y cuentan con los medios, les den oportunidades para trabajar juntos en la solución de sus necesidades.
El nuevo empresario debe conducir su emprendimiento con un elevado sentido de responsabilidad social, pues entre éste, el Estado y la sociedad debe existir un vínculo permanente e indestructible, en armonía perfecta con la naturaleza.
Una de las razones por las que hay hambre en muchos lugares del mundo, incluyéndonos, es que los hombres malvados han usado a los gobiernos para limitar la libertad que los hombres necesitan para producir abundantemente.