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27 julio, 2015

“Papa Francisco es un parte aguas”, expresa religioso brasileño



Por Joana Tavares
Desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
Adital

El Obispo don Guilherme Werlang, presidente de la Comisión Episcopal Pastoral para el Servicio de la Caridad, Justicia y Paz, de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) estuvo en Bolivia, participando en el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Papa. Durante el evento, concedió una entrevista a Brasil de Fato, donde habla del momento político en el país, la situación de la Iglesia Católica en Brasil y el impacto del Papa Francisco en el mundo.
(...)

Brasil de Fato - ¿Qué significado tiene que un Papa convoque a un encuentro de los movimientos populares del mundo y participe con ellos?
Obispo William Werlang - Es como un parte aguas. Porque hasta hace poco, los Papas hablaban al mundo. Ahora, el Papa quiere escuchar al mundo. Los Papas hablaban a los pobres. El Papa Francisco pide a los movimientos escuchar a los pobres, les pide estar atentos a los excluidos. Así que solo este hecho marca una nueva actitud de la iglesia ante la situación calamitosa que la humanidad y el planeta Tierra están pasando.
Este encuentro, ¿puede repercutir en la Iglesia en Brasil?
La Iglesia en Brasil viene caminando junto a los movimientos populares, inclusive, una gran parte de ellos nació de la Iglesia, del [trabajo] de las pastorales. Seguramente, estos encuentros, se reflejarán en la acción de los movimientos, en la acción de las pastorales. Gran parte de quienes militan en los movimientos populares son también miembros de la Iglesia, de las Comunidades Eclesiales de Base, participan en las pastorales. Así que las reflexiones que se producen aquí, las decisiones que tienen lugar aquí, van a repercutir en la base de nuestra Iglesia en Brasil.
La CNBB se ha tenido una posicionado avanzada, en temas controvertidos como la edad de responsabilidad penal, la reforma política. Al mismo tiempo, hay un movimiento conservador impulsado, entre otras, por personas vinculadas a la Iglesia. ¿A qué atribuye usted esto posible desajuste?
Esto es normal. No me agrada que sea así, pero siempre ha existido y siempre existirá, en las organizaciones sociales - y la Iglesia no deja de ser una de ellas - diferentes puntos de vista. Persona que ven el mundo, la organización social y eclesial de una manera diferente. Hay obispos, sacerdotes, la Iglesia como CNBB, profundamente comprometidos con la lucha del pueblo con la liberación, con la opción preferencial por los pobres. Pero dentro de ella, en toda su estructura - laicos, religiosos, obispos - también hay personas que ven el mundo de otra manera, los que ven la misión de la Iglesia de manera diferente. Personalmente, creo que todo el que lee, honestamente el Evangelio no puede negar la clara opción de Jesucristo. Quién lee, estudia u ora basado en la Biblia, ve a Dios desde el Antiguo Testamento, siempre haciendo una opción muy clara para los pobres, los enfermos, los excluidos. La forma de expresar esta lectura puede ser diferente. Yo prefiero caminar comprometido y unido. No debemos limitarnos a hablar a los pobres, debemos estar con los pobres, en medio de ellos, sin tomar nunca su papel de sujetos, su protagonismo. Nosotros debemos apoyar, estar cerca, ser solidarios, pero no debemos decir a los pobres lo que deben hacer. Se perciben todos los días, tienen muchas luces e indicaciones de lo que es necesario para construir un país justo, una humanidad solidaria.
¿Ud. piensa que estamos viviendo en una época más conservadora que otras? ¿Cree usted que corremos el riesgo de un golpe a nuestra vida democrática?
No me gustaría. Creo que hay intereses, sobre todo político-económicos, detrás de esta movilización, no sólo para sacar a Dilma [Rousseff, presidenta de Brasil] del poder. El problema radica en un poder neoliberal, conservador, entreguista, que quiere entregar nuevamente Brasil a las grandes potencias mundiales. No santifico a Dilma, no santifico al PT [Partido de los Trabajadores], existen muchas fallas. Pero no se puede negar los avances realizados. Por supuesto, la corrupción es un gran mal, es un gran flagelo. Pero ella, por desgracia, no comenzó ahora. Este gobierno acabó de entrar en la continuidad de lo que ya existía. Se necesita una reforma política profunda, una profunda reforma cultural.
¿Hay posibilidad de celebrar un encuentro de los movimientos populares con la Iglesia en Brasil?
Ya se está construyendo. Los que representaron a Brasil en el primer Encuentro ya se reunieron. Ha habido una reunión de la CNBB con los movimientos populares y, probablemente, en 2016, en febrero, habrá una reunión de los movimientos en Brasil. A realizarse en Belo Horizonte [Estado de Minas Gerais].