Por Joana Tavares
Desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
Adital
El Obispo don Guilherme Werlang, presidente de la Comisión Episcopal Pastoral para el Servicio de la Caridad, Justicia y Paz, de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) estuvo en Bolivia, participando en el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Papa. Durante el evento, concedió una entrevista a Brasil de Fato, donde habla del momento político en el país, la situación de la Iglesia Católica en Brasil y el impacto del Papa Francisco en el mundo.
(...)
Brasil de Fato - ¿Qué significado tiene
que un Papa convoque a un encuentro de los movimientos populares del mundo y participe
con ellos?
Obispo William Werlang - Es
como un parte aguas. Porque hasta hace poco, los Papas hablaban al mundo.
Ahora, el Papa quiere escuchar al mundo. Los Papas hablaban a los pobres. El
Papa Francisco pide a los movimientos escuchar a los pobres, les pide estar
atentos a los excluidos. Así que solo este hecho marca una nueva actitud de la
iglesia ante la situación calamitosa que la humanidad y el planeta Tierra están
pasando.
Este encuentro, ¿puede repercutir en la
Iglesia en Brasil?
La Iglesia en Brasil viene caminando junto
a los movimientos populares, inclusive, una gran parte de ellos nació de la
Iglesia, del [trabajo] de las pastorales. Seguramente, estos encuentros, se
reflejarán en la acción de los movimientos, en la acción de las pastorales.
Gran parte de quienes militan en los movimientos populares son también miembros
de la Iglesia, de las Comunidades Eclesiales de Base, participan en las
pastorales. Así que las reflexiones que se producen aquí, las decisiones que
tienen lugar aquí, van a repercutir en la base de nuestra Iglesia en Brasil.
La CNBB se ha tenido una posicionado
avanzada, en temas controvertidos como la edad de responsabilidad penal, la
reforma política. Al mismo tiempo, hay un movimiento conservador impulsado,
entre otras, por personas vinculadas a la Iglesia. ¿A qué atribuye usted esto
posible desajuste?
Esto es normal. No me agrada que sea así,
pero siempre ha existido y siempre existirá, en las organizaciones sociales - y
la Iglesia no deja de ser una de ellas - diferentes puntos de vista. Persona
que ven el mundo, la organización social y eclesial de una manera diferente.
Hay obispos, sacerdotes, la Iglesia como CNBB, profundamente comprometidos con
la lucha del pueblo con la liberación, con la opción preferencial por los
pobres. Pero dentro de ella, en toda su estructura - laicos, religiosos,
obispos - también hay personas que ven el mundo de otra manera, los que ven la
misión de la Iglesia de manera diferente. Personalmente, creo que todo el que
lee, honestamente el Evangelio no puede negar la clara opción de Jesucristo.
Quién lee, estudia u ora basado en la Biblia, ve a Dios desde el Antiguo
Testamento, siempre haciendo una opción muy clara para los pobres, los
enfermos, los excluidos. La forma de expresar esta lectura puede ser diferente.
Yo prefiero caminar comprometido y unido. No debemos limitarnos a hablar a los
pobres, debemos estar con los pobres, en medio de ellos, sin tomar nunca su
papel de sujetos, su protagonismo. Nosotros debemos apoyar, estar cerca, ser
solidarios, pero no debemos decir a los pobres lo que deben hacer. Se perciben
todos los días, tienen muchas luces e indicaciones de lo que es necesario para
construir un país justo, una humanidad solidaria.
¿Ud. piensa que estamos viviendo en una época
más conservadora que otras? ¿Cree usted que corremos el riesgo de un golpe a
nuestra vida democrática?
No me gustaría. Creo que hay intereses,
sobre todo político-económicos, detrás de esta movilización, no sólo para sacar
a Dilma [Rousseff, presidenta de Brasil] del poder. El problema radica en un
poder neoliberal, conservador, entreguista, que quiere entregar nuevamente
Brasil a las grandes potencias mundiales. No santifico a Dilma, no santifico al
PT [Partido de los Trabajadores], existen muchas fallas. Pero no se puede negar
los avances realizados. Por supuesto, la corrupción es un gran mal, es un gran
flagelo. Pero ella, por desgracia, no comenzó ahora. Este gobierno acabó de
entrar en la continuidad de lo que ya existía. Se necesita una reforma política
profunda, una profunda reforma cultural.
¿Hay posibilidad de celebrar un encuentro
de los movimientos populares con la Iglesia en Brasil?
Ya se está construyendo. Los que
representaron a Brasil en el primer Encuentro ya se reunieron. Ha habido una
reunión de la CNBB con los movimientos populares y, probablemente, en 2016, en
febrero, habrá una reunión de los movimientos en Brasil. A realizarse en Belo
Horizonte [Estado de Minas Gerais].