Miles de griegos llenaron
la céntrica plaza ateniense para apoyar al Gobierno del primer ministro Alexis
Tsipras, en un momento de máxima tensión con los socios europeos. El detonante
fue la decisión del Banco Central Europeo de no aceptar los bonos helenos como
garantía en sus operaciones de refinanciación y la posición alemana frente a la
deuda.
El ministro de Finanzas
griego, Yanis Varufakis, enfrentó hoy en Berlín las críticas del gobierno
alemán y pidió "un programa puente" hasta alcanzar un acuerdo
definitivo para solucionar la crisis, una posición que luego de miles de
griegos respaldaron en una manifestación en Atenas. "Exigimos una
oportunidad para mostrar nuestras propuestas", reclamó el ministro griego
durante la conferencia de prensa que compartió en Berlín con su par alemán,
Wolfgang Schauble, quien no pudo disimular su malestar.(...)
Varufakis intentó tomar
algunas de las expresiones del dirigente alemán y sostuvo que su país recibió
"demasiado dinero" con los dos rescates formulados por la llamada
troika, compuesta por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI,
aunque "sólo hicieron crecer una deuda insostenible", sentenció.
"El préstamo más grande de la historia fue otorgado a la nación más
insolvente de la Unión Europea...y con una lista de reformas que apenas era
cortina de humo. Esto no podía terminar bien", sentenció el ministro
griego.
Schauble hizo oidos sordos
a los reclamos griegos e insistió en que Atenas debe seguir negociando con la
troika para encontrar una solución a la crisis. "Hay que decir que los
motivos del duro camino están en Grecia y no en Europa ni en Alemania",
sentenció el funcionario alemán, en una frase que fue interpretada por los
medios como una respuesta al premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, quien
días atrás dijo que el problema de Europa no es Grecia sino Alemania.
Varufakis tampoco se
anduvo con rodeos y golpeó en el pasado nazi de Alemania. El ministro griego
señaló que sus socios alemanes deberían entender que "humillar a una
nación orgullosa" puede tener consecuencias graves. "Cuando vuelva a
casa esta noche, encontraré un país en el que el tercer partido político no es
un partido neo nazi, es un partido nazi", resaltó el economista de
izquierda.
"Grecia no aceptará
más órdenes, especialmente órdenes que llegan por emails", sentenció por
su parte el primer ministro Alexis Tsipras a su regreso a Atenas, en referncia
a los correos electrónicos que solía enviar la troika con los pasos a seguir
para garantizar el pago de los millonarios "rescates". "En sólo
una semana ganamos aliados que no habíamos ganado en los últimos cinco años de
crisis", agregó el nuevo premier griego y recordó el respaldo prometido
por los gobiernos de Reino Unido, Francia y Roma.
Los resultados de las
reuniones, sumados a la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de no aceptar
los bonos helenos como garantía en sus operaciones de refinanciación, empujaron
a miles de griegos a manifestarse en apoyo de los dirigentes del partido
Syriza.
"No vamos a ceder al
chantaje de nuevo", "El tiempo de que Grecia se arrodille y tenga
gobiernos sumisos ha terminado" o "Merkel tiembla como una
ramita" fueron algunos de los slogans más escuchados entre las personas
que se concentraron frente al Parlamento nacional. "Estamos aquí para
expresar nuestra solidaridad con el gobierno. Desde el 25 de enero es el pueblo
el que toma las decisiones en Grecia", dijo a la agencia EFE Dimitris, un
joven que se instaló con su bicicleta junto a la entrada del Parlamento. En la
manifestación muchos coreaban el nombre del nuevo ministro de Finanzas,
Varufakis.