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19 enero, 2015

Tiempos difíciles, cualquier parecido es pura coincidencia...

En las páginas 354, 355 y 356 de la obra La casa de los espíritus, la autora, la chilena Isabel Allende describe lo que sucedió en 1972-73 en el Chile de Allende. Cualquier parecido con nuestra realidad no es pura coincidencia...  Da escalofríos!!!


 "...El pueblo se encontró por primera vez se encontró con suficiente dinero para cubrir su necesidades básicas y comprar algunas cosas que siempre deseó, pero no podía hacerlo porque los almacenes estaban vacíos. Había comenzado el desabastecimiento, que llego a ser una pesadilla colectiva. Las mujeres se levantaban al amanecer para pararse en las interminables colas donde podían adquirir un escuálido pollo, media docena de pañales o papel higiénico. El betún para lustrar zapatos, las agujas y el café pasaron a ser artículos de lujo que se regalaban envueltos en papel de fantasía para los cumpleaños. Se produjo la angustia de la escasez, el país estaba sacudido por aleada de rumores que alertaban sobre los productos que iban a faltar y la gente compraba los que hubiera, sin medida, para prevenir el futuro. Se paraban en las colas si saber lo que se estaba vendiendo, sólo para no dejar pasar la oportunidad de comprar algo, aunque no lo necesitaban. (...)

Surgieron profesionales de las colas, que por una suma razonable guardaban el puesto a otro, los vendedores de golosinas que aprovechaban el tumulto para colocar sus chucherías y los que alquilaban mantas para las largas colas nocturnas. Se desató el mercado negro. La policía trató de impedirlo, pero era como una peste que se metía por todas partes y por mucho que revisaran los carros y detuvieran a los que portaban bultos sospechosos no lo podían evitar. Hasta los niños traficaban en los patios de las escuelas. En la premura por acaparar productos se producían confusiones y los que nunca habían fumado terminaban pagando cualquier precio por una cajetilla de cigarros, y los que no tenían niños se peleaban por un tarro de alimentos para lactantes. Desaparecieron los repuestos de las cocinas, de las maquinas industriales, de los vehículos. Racionaron la gasolina y las filas de automóviles podían durar dos días y una noche, bloqueando la ciudad como una gigantesca boa inmóvil tostándose al sol..."

Enviado por N. Colmenares