Por Daniela Saidman
El
siglo XXI trajo al sur del continente americano unos hombres que proclamados
por sus pueblos han estado y están más cerca de la poesía que de la vieja
tradición crematística de Occidente, de ellos es el presidente uruguayo.
Cuenta Gustavo Pereira en un libro
imprescindible, El peor de los oficios, publicado por Fundarte en 2012, que
durante la dinastía Tang, la emperatriz china Wo Chao “queriendo proteger la
poesía y a los poetas, y para dar a éstos jerarquía hasta entonces no
disfrutada, dispuso que entre los temas examinados para optar a las altas
dignidades públicas estuviese el de la poesía”. Largos siglos han transcurrido
desde que la palabra sabía de versos. Probablemente la tradición se haya
perdido en el tiempo y más probable aún es que Occidente jamás haya tomado en cuenta
tan notable ejemplo. Más bien por estos lados de la tierra los altos
funcionarios han sabido más de fuerza que de razón y más de prepotencia que de
solidaridad, aunque muchas excepciones existan tal vez para confirmar la regla.
Pero el siglo XXI trajo al sur del
continente americano unos hombres que proclamados por sus pueblos han estado y
están más cerca de la poesía que de la vieja tradición crematística de
Occidente. Lo casos son suficientes para darse cuenta que esta región del mundo
lleva aún los cantos más profundos de la tierra. Si es capaz de mirar
desprejuiciadamente se encontrará con la voz de caverna, de joropo y arpa, de
aquel joven militar que supo decir por ahora y quedarse para siempre. ¿Acaso
Chávez no fue un poeta popular, cantor de coplas y recitador de lo mejor de
nuestra historia? Después apareció otro con hombre que sabía de los dolores de
quienes tienen por techo nada más que el cielo. Y es que Lula supo siempre del
trabajo arduo, del sudor y las estrellas. Y Néstor, al sur del sur, se animó a
retirar los viejos cuadros de la crueldad para colgar los de la esperanza. Y
como si tanto sueño hubiera sido poco la voz honda de América se prendió de los
ojos de Evo y de las manos de Correa. Después para seguir ese ejemplo llegaron
Dilma y Cristina, mujeres que saben también de utopías realizables.(...)
En la República Oriental del
Uruguay la poesía se hizo presidente cuando José Mujica (Montevideo, 20 de mayo
de 1935), el Pepe, electo en 2009, llegó para inundarlo todo con las palabras
que saben de puentes, de encuentros, de heridas y sobre todo de esperanzas.
Mujica le entrega la presidencia ahora Tabaré Vásquez con la misma humildad con
la que llegó. Uruguay, ese país chico en extensión se ha vuelto para Nuestra
América y para el mundo entero en referencia obligada para pensar y repensar en
los valores que deben prevalecer cuando se emprende el largo camino de
recomponer tantas décadas de injusticias y silencios.
El Pepe nos ha enseñado que la
praxis política debe ser coherente con el amor, la entrega y la honestidad, por
eso dijo en alguna entrevista que “la política es la lucha por la felicidad de
todos”.
La
juventud
En diciembre de 2014 los países
miembros de Unasur, reunidos en la sede de la organización regional en Ecuador,
le rindieron homenaje al presidente poeta que llega este 2015 al final de su
mandato.
Allí, Pepe Mujica dio un discurso
que estuvo lleno de verdades absolutas, de palabras de aliento a la juventud a
las que vale la pena volver siempre, porque son una brújula que marca el
futuro.
Y es que este hombre que estuvo
más de una década en prisión (desde 1972 hasta1985) y que representa tan
bien la esencia de Uruguay, viene de una larga tradición de luchas y versos.
Los Tupamaros, partido en el que militó desde su juventud escribió para la
historia no sólo la resistencia del pueblo uruguayo sino sobre todo la ternura
como la mejor arma para desplegar las alas y volar hacia el porvenir.
Algunas de las conquistas
alcanzadas por Uruguay durante la presidencia de José Mujica son la disminución
de la pobreza, el crecimiento del empleo que registra el nivel más alto en la
historia del país; además de un crecimiento real de los salarios y de las
pensiones por jubilación, lo que demuestra una vez más el avance de una América
Latina que ha decidido por fin poner el acento en los seres humanos.
El Pepe Mujica entrega la
presidencia de Uruguay, pero se queda con su ejemplo luminoso en todos los
latinoamericanos que han decido soñar y hacer realidad los mejores sueños de la
humanidad, a pesar de como dice él que “lo imposible cuesta un poco más”.
A los
jóvenes latinoamericanos
“Lo imposible cuesta un poco más y
derrotados son sólo aquellos que bajan los brazos y se entregan. La vida te
puede dar mil tropezones en todos los órdenes: en el amor, en el trabajo, en la
aventura de lo que estás pensando, en los sueños que pensás concretar, pero una
y mil veces estás hecho con fuerza para volverte a levantar y volver a empezar,
porque lo importante es el camino. No hay una meta, no hay un arco del triunfo,
no hay un paraíso que nos recibe, no hay odaliscas que te van a recibir porque
moriste en la guerra, no, te quedaste y punto. Lo que hay es otra cosa, la
hermosura de vivir al tope, de querer la vida en cualquier circunstancia y
luchar por ella, y e intentar transmitirla, porque la vida no es solo recibir,
es antes que nada dar algo de lo que tenemos, por jodido que estés siempre
tenés algo para darle a los demás. (…).
A los jóvenes: si quieren vivir
felices, levanten una idea en la que creer, vivan para hacer viva esa idea, no
se dejen esclavizar por el mercado. El mundo que tendremos será el que seamos
capaces de lograr y los latinoamericanos tenemos que ser, por haber llegado
tarde y de atrás, un reservorio de lo mejor de la civilización humana, un
continente de paz, un continente de justicia, de solidaridad, un continente
donde es hermoso nacer y morir, un continente que le dice sí a la justicia, un
continente sin odio, sin venganza, que dignifique la existencia del hombre
arriba de la Tierra como animal que cuida lo portentoso de la creación que ha
significado este barco de vida que es el planeta. Denle contenido a la
existencia, porque si no lo hacen conscientemente el contenido va a ser la
cuota que tienen que pagar cada fin de mes por el nuevo cacharro que tienen que
comprar y así crónicamente hasta el fin de vuestros días. Hasta que un día los
huesos no se levanten y adiós, no queda de ti ni el recuerdo ni el aliento”.
José “Pepe”
Mujica
(Fragmentos del discurso del
presidente uruguayo en Unasur. Diciembre de 2014)