ONU llama a defender el
acceso al agua como
Derecho Humano
La
suspensión del suministro en áreas de conflicto ha encendido las alarmas del
organismo. Más de cuatro décadas de ocupación israelí en los territorios
palestinos han hecho imposible construir la red
Thalif Deen/ IPS.- La Organización de las Naciones Unidas
(ONU), que intenta resolver la escasez hídrica en el mundo en desarrollo,
afronta un nuevo problema: la privación de agua como arma de guerra en zonas de
conflicto.
Los últimos casos
están en África y en Medio Oriente: Botswana, Egipto, Iraq e Israel, que corta
el servicio a los territorios palestinos que ocupa.
El secretario
general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su preocupación la semana pasada tras
las denuncias de que grupos armados cortaron el suministro hídrico a la
asediada ciudad siria de Alepo y dejaron a 2,5 millones de personas sin agua
potable ni saneamiento durante ocho días.(...)
“Poner a la
población civil como blanco y negarle suministros esenciales es una clara
violación a los derechos humanos y al derecho humanitario internacional”, remarcó
Ban.
En los tres años
que lleva la guerra civil de Siria, todas las partes enfrentadas, incluso el
gobierno del presidente Bashar al Assad y el abanico de grupos rebeldes que
tratan de derrocarlo, han dificultado el acceso al agua como arma de guerra.
El conflicto sirio
ya dejó 150.000 personas muertas y casi nueve millones desplazadas.
Las violaciones al
derecho humanitario internacional incluyen torturas y privación de alimentos y
agua.
Maude Barlow,
representante del Consejo de Canadienses y de la organización Food and Water
Watch, dijo a IPS que cada vez se usan más los cortes deliberados de agua como
estrategia bélica.
Durante el
enfrentamiento entre Irán e Iraq en la década de los años 80 se drenaron las
Marismas de Mesopotamia.
El entonces presidente
de Iraq, Saddam Hussein (1937-2006) los siguió secando durante las represalias
de los años 90 contra los chiitas que se escondían en esa región y contra los
árabes de las marismas que los protegían, acotó Barlow, asesora sobre temas de
agua del presidente de la Asamblea General de la ONU entre 2008 y 2009.
En Egipto, la
privatización del agua y su desvío hacia la población rica fue uno de los
principales factores de la Primavera Árabe, remarcó Barlow.
Miles de personas
se quedaron sin agua potable y las “protestas por sed” fueron uno de los
catalizadores del alzamiento.
Más de cuatro
décadas de ocupación israelí en los territorios palestinos han hecho imposible
construir o mantener la red de agua potable en Gaza, lo que a su vez ha
contaminado las fuentes de agua potable y causado la muerte de muchas personas,
añadió.
Barlow también
mencionó el caso de Botswana, que usó el agua como arma de guerra contra los
bosquimanos con el fin de obligarlos abandonar el desierto de Kalahari, donde
se habían encontrado diamantes.
Acción terrible
En 2002, el
gobierno prohibió a los bosquimanos acceder a su única fuente de agua, una
acción terrible que fue anulada años después por un tribunal de apelaciones,
apuntó la especialista.
Anand Grover y
Catarina de Albuquerque, dos expertos en agua y saneamiento de la ONU, dijeron
la semana pasada que la falta de suministro hídrico, aun en contextos bélicos,
es totalmente inaceptable.
La ciudad siria de
Alepo tuvo un servicio intermitente desde mayo de 2014, y un corte total el 10
de este mes que dejó a muchas personas, quizás un millón, sin agua ni
saneamiento, dijeron ambos expertos. El problema afectó viviendas, pero también
hospitales y centros de salud, añadieron.
Los cortes
obedecen a una interferencia deliberada, pero las acusaciones mutuas de los
grupos rebeldes armados y del gobierno sirio dan a entender que ambas partes
tuvieron responsabilidad en diferente grado y en distintos momentos.
Barlow
indicó que la participación del gobierno de Al Assad en los cortes del servicio
es coherente con sus antecedentes de usar el agua para castigar a sus enemigos
y favorecer a sus amigos.
En 2000, el
régimen sirio desreguló la tenencia de la tierra y cedió vastos territorios y
agua a sus aliados adinerados, lo que redujo las reservas y desplazó a casi un
millón de pequeños agricultores y pastores de sus tierras, recordó Barlow.
Lo irónico y
trágico a la vez es que esas personas se asentaron en Alepo, donde de vuelta
sufren la escasez hídrica, apuntó. Barlow también se refirió al problema de
cuando se agite el agua en la “guerra de clases”.
En la ciudad
estadounidense de Detroit, en el nororiental estado de Michigan, se cortó el
servicio de agua a varios miles de personas que no podían pagar su factura. Y
no hace mucho ocurrió lo mismo en Bulgaria, España y Grecia a raíz de las
medidas de austeridad adoptadas en esos países europeos.
Una aspiración
“El uso del agua
como arma de guerra es un argumento sólido para que los gobiernos y la ONU
hagan realidad el derecho humano al agua y al saneamiento, sin importar que
haya otros conflictos”, remarcó Barlow.
Desde 1990, casi
2.000 millones de personas accedieron a infraestructura de saneamiento y 2.300
millones tienen agua potable gracias a fuentes mejoradas, según un informe de
la ONU divulgado la semana pasada.
Los números
El documento,
elaborado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la
Organización Mundial de la Salud, dice que de esa población unos 1.600 millones
de personas tienen ahora agua por cañería en sus viviendas.
El informe señala
que más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y que las áreas
urbanas siguen teniendo un mejor suministro de agua y saneamiento que las
rurales.
“Pero la brecha
disminuye”, advierte el informe del organismo.
En 1990, más de
76% de los habitantes de las ciudades tenían saneamiento, pero eran solo 28% en
las áreas rurales. En 2012, la proporción pasó a 80% y 47%
respectivamente.
“A pesar de los
avances, todavía hay desigualdades geográficas, socioculturales y económicas en
el acceso al agua potable y al saneamiento en el mundo”, alerta el informe.