Escrito por Super User
Con la crisis ambiental global que estamos
experimentando, en la Isla La Tortuga se pretende, “aparentemente” sin los
indispensables estudios de impacto ambiental, explotar, a la brevedad,
“ecoturística y sustentablemente”, los prístinos recursos naturales y
paisajísticos de la isla y sus cayos, a saber: hábitat marinos y submarinos,
lagunetas y salinetas, yacimientos arqueológicos y paleoantropológicos, biota
terrestre y acuática endémica.
Sin las investigaciones ecológicas adecuadas,
los daños ambientales irreversibles que se pudieran generar, nos conducirán,
inexorablemente, a adquirir una deuda ecológica irresponsable e impagable. Por
si esto fuera poco, observamos boquiabiertos el silencio de las autoridades
venezolanas en asuntos ambientales.(...)
Ya se tuvo una amarga experiencia, con la
destrucción indolente de margas fosilíferas plio-pleistocénicas, cuando se
intentó construir una vía de penetración que atravesaría la isla de sur a
norte, y la cual fue detenida, en seco, por el presidente Hugo Chávez, a raíz
de las denuncias realizadas para ese entonces (2007) por Fundación La
Tortuga; daño que aún no sido reparado, a pesar de que el MINAMB instó y
supuestamente multó a MINTUR, por autorizar la obra sin los estudios
ambientales pertinentes.
Ciertamente, desde diciembre de 2004, cuando el
Ejecutivo asomó por primera vez la posibilidad de desarrollar
turísticamente la Isla La Tortuga, hasta septiembre de 2007, cuando se publicó
oficialmente en gaceta la intención de desarrollar la isla en propiedad (GON°
38.775, de Fecha 24 de Septiembre de 2007), varias notas de prensa, e
intervenciones en la Asamblea Nacional, promovidas por Fundación La Tortuga,
basadas en estudios bioecológicos de científicos adscritos a diferentes
universidades venezolanas, estudios por cierto, avalados por el ente oficial
rector en materia de ciencia y tecnología (Fondo Nacional de Ciencia y
Tecnología), los cuales recomendaban la necesidad de investigar a más largo
plazo, para valorar en su justa dimensión los impactos que acarrearía el
desarrollo turístico de la isla. De hecho, varias de esas investigaciones,
igualmente auspiciadas por Fundación La Tortuga, fueron publicadas en
revistas científicas y/o expuestas en congresos nacionales e internacionales.
Antes de la resolución en gaceta, se habían
enviado dos informes pormenorizados a la Asamblea Nacional y entes
ministeriales, uno: Caracterización Físico Natural de La Zona Sur de la
Dependencia Federal Isla La Tortuga, y el otro, Propuesta de Cambio de
Zonificación en el Plan de Ordenación y Reglamento de Uso de las Zonas de
Utilidad Pública y de Interés Turístico, Dependencias Federales: Isla La
Tortuga, cayos Los Tortuguillos, Herradura y Los Palanquines. Nunca
obtuvimos una respuesta. No obstante, la premura con la que ahora se quiere
intervenir la isla La Tortuga, y también La Blanquilla, sin consultar el
material científico-educativo, audiovisual y escrito, recopilado por Fundación
La Tortuga durante más de siete años de campañas de investigación y
limpieza de escombros, hace presumir que la inminente explotación turística de
la isla no tendrá un final ambientalmente adecuado.
Aunque la información científica que se ha
recabado mediante el desarrollo de los diferentes proyectos en la Dependencia
Federal isla La Tortuga es inobjetablemente relevante, todavía es escasa, y se
debe aprovechar la disponibilidad de los investigadores dispuestos a trabajar
en condiciones extremas en un ambiente insular de alto valor escénico,
científico y educativo.
Finalmente, es evidente la degradación
ambiental de la Dependencia Federal Isla La Tortuga y sus cayos; sin embargo,
es uno de los pocos espacios insulares naturales moderadamente impactados que
aún quedan en Venezuela, y punto estratégico para la conservación de la
diversidad biológica marino-insular y la seguridad alimentaria de la nación, ya
que su interacción con la Fosa de Cariaco forma un conjunto biodiverso, pilar
de las pesquerías de todo el nororiente venezolano. Es nuestro deber
preservarlo para beneficio de las actuales y futuras generaciones, por lo que
abogamos, reiteradamente, por la creación de una figura jurídica de protección
que regule su manejo. Es una decisión impostergable.
Vale mencionar aquí que, Jorge García,
visitante de la isla desde hace más de 38 años, sentenciaba: “los
arqueólogos del futuro no serán necesarios en una isla de basura generada por
los humanos, rodeada de un mar muerto, donde la densidad del plástico en el
agua y tierra, supera a la de las especies vivas y pronto a la densidad del
agua misma”.