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22 enero, 2014

Sufres de FILEMAMANÍA?



El deseo de besar tiene un nombre científico: filemamanía. Y es que detrás de este gesto tan cotidiano hay un universo químico muy complejo.
El beso es como una droga natural y si queremos besarnos más, es porque el cerebro es adicto a la oxitocina que, a su vez, se produce cada vez que nos besamos. Un placentero círculo que parece no cerrarse nunca. Esta hormona influye en funciones básicas como el enamoramiento, orgasmo, parto y amamantamiento, y está asociada con la afectividad, la ternura, o el tocar.
El primer beso es clave
Un estudio de la Universidad de Albany en Nueva York, publicado en Evolutionary Psychology, demostró que tanto para la mujer como para el hombre el primer beso es clave para continuar la relación. Un filtro esencial. Incluso, aseveran los investigadores, a través de un beso podría detectarse, mediante mecanismos en el subconsciente, alguna incompatibilidad de tipo genético.(...)

Según esta investigación, el 58% de los hombres y el 66% de las mujeres encuestadas admitieron que pusieron fin al romance después del primer beso. En efecto, besar no lleva al éxito pero besar mal con toda seguridad lleva al fracaso. A juicio del profesor Alain Montadon, autor de “El beso: ¿qué se esconde tras este gesto cotidiano?”, el deseo de besar no se produce si no se alcanza un acuerdo con el olfato. “El olor de la piel es o bien muy atrayente o muy repulsivo”, afirma.
Lo que las mujeres apreciamos en un beso
Sin embargo, el hombre y la mujer atribuyen al beso un matiz distinto. Ellos besarían esencialmente para ganar los favores sexuales de su pareja. Para las mujeres, en cambio, el besar sería una manera de valorar el grado de compromiso del hombre en la relación que pueda surgir. Según el mencionado estudio de la Universidad de Nueva York, las mujeres valoraran el aliento, el sabor y hasta la salud de los dientes.
En particular, la potente antena femenina del olfato, recuerda Gordon Gallup, uno de los investigadores, se potenciaría sobre todo durante la ovulación. Como consecuencia, las chicas estarían menos dispuestas a tener relaciones sexuales con alguien que no sabe besar o simplemente cuyo beso no encaje con sus preferencias sensoriales y emotivas.
Lo que los hombres aprecian en un beso
Por su parte, los hombres, según la investigación, se fijan más, en el momento de besar, en el atractivo del rostro de su pareja, la apariencia de su cuerpo y hasta en su peso. Asimismo, parece que el nivel de exigencia de los chicos es más bajo: más de la mitad de los hombres encuestados afirmó que tendría relaciones sexuales con una mujer sin pasar por el beso. En las mujeres, este porcentaje bajaba al 14%. No hay que olvidar que muchas prostitutas no besan: atribuyen a este gesto un valor íntimo superior incluso al coito.
¿Qué tanto apreciamos el arte de besar?
Tres expertos opinan:
Eduardo Brik, psicólogo y ex presidente de la Asociación Madrileña de Terapia de Pareja: “se habla a diario de orgasmos y posturas sexuales, pero hemos olvidado el arte de besar”.
Pere Font, director del Institut d’Estudis de Sexualitat i la Parella de Barcelona (ISEP), señala en particular como los adolescentes hoy en día “se saltan la fase previa del erotismo”.
Miren Mirrazabal, directora del Instituto Kaplan y presidenta del comité científico del X Congreso Español de Sexología, reconoce que “antes las caricias y los besos se prolongaban más, así como los juegos eróticos. Ahora ha cambiado mucho. Los adolescentes adelantan el coito y se ha reducido el tiempo de la seducción, todo se hace más de prisa”.
Un beso sirve para muchas cosas más: De acuerdo con la consultora sexual británica Relate, la liberación de endorfinas, que se produce cada vez que juntamos nuestros labios con la pareja, combate el desánimo y evita caer en la depresión. Porque el beso, antes que nada, es placer. La posición fisiológica de la boca hace que esta sea, de entre todos los órganos erógenos que tiene nuestro cuerpo, la que está situada más cerca del cerebro, el centro donde se producen las sensaciones y las emociones. Para tener una idea: las terminaciones nerviosas que se activan en el beso involucran el tamaño de un área cerebral, la que controla la boca, más grande que la relacionada con los genitales.
Así que, recuperemos el arte de besar y disfrutemos de un largo beso.


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