Hombres y mujeres que marcaron la historia
María Josefa de la
Paz y Castillo
De origen noble del Reino de León de España, una rama de los Paz Castillo se estableció en Venezuela en el siglo XVIII a través de Blas Francisco de la Paz y Castillo quien se casó con Juana Isabel Padrón y tuvieron tres hijos, dos de los cuales fueron próceres de la lucha independentista venezolana: Juan y Blas Paz del Castillo y su primogénita, María Josefa de la Paz y Castillo, Sor María de los Angeles en el convento. Nacida en Baruta, (hoy Caracas), ingresó en 1790 en el convento de Caracas de la orden de las Carmelitas Descalzas y resultó ser nada menos que la primera escritora venezolana.(...)
Según el
finado y célebre poeta descendiente además de María Josefa, don Fernando Paz
Castillo, nuestra protagonista fue la primera mujer poeta de Venezuela, “Su vida al parecer tuvo muchos sinsabores,
propios de la época, si bien en los años juveniles la celebró la fama por sus
dotes intelectuales y gozó de la distinción de sus allegados en la pequeña, discreta
y elegante sociedad de la colonial”, “ Entre los vagos
recuerdos de la niñez, tengo el de un retrato suyo. Pertenecía a uno de los
parientes, y a mí me atraía por la atmósfera de misterio que rodeaba la figura
de la monja poeta”.(...)
Y es que, esta mujer se reveló a finales del s XVIII como la primera
escritora venezolana, con un manojo apenas de versos olorosos a conceptismo y
renuncias terrenas. Fue
una escritora religiosa, de raíz cristiana y sentimientos teresianos.
Es mi gloria mi esperanza,
Es mi vida mi tormento,
Pues muero de lo que vivo
Y vivo de lo que espero.
Espero gozar mi vida
En la muerte que
padezco
Y en cada instante que vivo
Un siglo forma el deseo.
Deseo morirme, y cuando
Efecto juzgo mi afecto,
La muerte traidora huye
Para dejarme muriendo. …
Son escasas las noticias literarias de nuestros siglos
coloniales, quizás por el hecho de no haber poseído imprenta el país hasta
1808. Respecto a Sor María de los Angeles, aumenta el sin saber sobre sus
escritos debido a su aislamiento (vivió casi toda su vida tras los muros del Convento Las
Carmelitas) y la dispersión de otros poemas que escribió como huellas de un
silencio o camino propio. De esta monja caraqueña pues, solo se conocen dos poemas y algo
más. El poema “Anhelo” (del que reproducimos
sus tres primeros versos en esta columna) y el poema “El terremoto”, en
homenaje al fenómeno telúrico del año 1812.
Se dice sin seguridad alguna, que murió en el año1818.