El extécnico de inteligencia estadounidense recibió
asilo en Rusia, el mismo día en que el diario británico ‘The Guardian’ publicó
detalles de los programas de espionaje de Washington.
Por: Diego Alarcón Rozo
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, había sido muy claro con
la condición fundamental que su gobierno establecía para conceder el asilo
político al extécnico de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados
Unidos Edward Snowden: él debía cesar de filtrar información confidencial que
detallara los programas de espionaje masivo ordenados por Washington. En otras
palabras, si Snowden deseaba permanecer en territorio ruso, era preciso que
cesara sus ataques de revelaciones, que dejara de hacer ruido.
Hoy, Edward Snowden ya está afuera del aeropuerto moscovita de
Sheremétievo, donde permaneció por un mes intentando evadir la orden de
detención internacional que Estados Unidos promovió en su contra, pero ni su
abogado, el ruso Anatoli Kucherena, tiene certeza de su paradero. Después de
que el Kremlin decidiera otorgar asilo a Snowden por un año, Kucherena explicó
que por obvias razones no puede dar información de dónde está su defendido y
que él apenas sospecha dónde está.(...)
Curioso resultó el último informe del diario británico The
Guardian sobre los programas de espionaje masivo de Estados Unidos. Una extensa
publicación que vio la luz justo el mismo día que se otorgó el asilo a Snowden.
Si el pacto entre Putin y el extécnico de la NSA se cumple, sería muy raro
volver a encontrar informes tan detallados como el del diario, que entre otras
revelaciones, afirma que Washington pagó más de US$150 millones al gobierno
británico para tener acceso a esos programas de inteligencia. En especial, en
los que tenían que ver con interceptaciones telefónicas.
Una de las revelaciones más grandes vino por cuenta de la reseña
del programa XKeyscore, con el que, palabras más, palabras menos, Estados
Unidos tenía acceso a toda la información que en tiempo real se movía en
internet: correos electrónicos, páginas web visitadas por usuarios, búsquedas,
chats, metadatos, redes sociales, todo. De hecho, para dicho propósito,
Washington cuenta con una red de cerca de 700 servidores y de acuerdo con la
presentación oficial del programa, muy seguramente filtrada por Snowden, cuatro
de esos servidores se encuentran en territorios suramericanos: uno en
Venezuela, otro en Brasil, otro en Ecuador y otro en Colombia.
La aparente operación del programa permitía a los analistas
tomar la información interceptada y compararla con la depositada en enormes
bases de datos con patrones de búsqueda definidos. Todo esto orientado al
incremento de la seguridad, pues según los datos de la NSA, en 2008 fueron
capturados 300 presuntos terroristas gracias a la colosal capacidad del
XKeyscore.
Pero cabría preguntarse: ¿Por qué Colombia? ¿Tiene algo que ver
con labores específicas de espionaje en el país? Responder este tipo de
preguntas es sumamente complicado cuando está de por medio la estricta
confidencialidad de los programas. Sin embargo, en aras de brindar una
explicación, Dmitry Bestuzhev, uno de los directores del equipo técnico de
investigadores y analistas de la firma de seguridad informática Kaspersky,
conversó con El Espectador a cerca del tema.
Lo primero que aclara es que los servidores otorgan capacidad de
procesamiento de información, por eso los múltiples componentes de la red (ver
mapa). “Si no hay un buen rendimiento en un sistema tan grande, no serviría
para nada captar grandes cantidades de información si no se pueden confrontar
son búsquedas en bases de datos”.
Bestuzhev explica que estos sistemas se conocen como ‘Sniffers’
y su operación, al nivel más básico, consiste en interceptar el tráfico en
internet. De hecho, a pequeña escala este método es utilizado continuamente por
criminales cibernéticos. “Que haya un servidor en Colombia quiere decir que se
tiene acceso a la información que por allí pasa. Si no hubiese una parte de la
red en Suramérica, el sistema sólo tendría acceso a los usuarios de esta región
si ellos establecen contacto con otro lugar del mundo en el que sí existiese un
servidor a su servicio. Creo que en este caso se trata básicamente de puntos
estratégicos en la zona que permiten, directamente, interceptar la información
que transita por cada una de sus puntos. Es básicamente una manera de tener un
mayor control sobre la información”.
dalarcon@elespectador.com