Luis
Fuenmayor Toro
Acabo de leer un artículo del
profesor César Prieto Oberto, a quien no conozco personalmente, pero sé se
trata de persona seria. En su escrito florecen contradicciones con el discurso y acción del gobierno que defiende,
en relación a su conducta con las universidades. El primer gran error es creer
que toda crítica a las políticas gubernamentales es una defensa de los
“alaridos de la oposición”. En el pasado, me sorprendía esta conducta en
personas con formación académica, pero, luego de ver los efectos hipnóticos de
Hugo Chávez sobre sus seguidores, me he ido acostumbrando a que éstos repitan
lo que el jefe les ordena. Toda crítica, opinión divergente, alerta o recomendación
es vista como un atentado apátrida a la “revolución venezolana”.
Al inicio de su escrito habla
de la “gloriosa década” del sesenta y dice: “No cualquier hijo de papi y mami
se ganaba el derecho a dictar cátedra; ni cualquier hijo de papi y mami
soportaba (..) las bombas y los peinillazos(...)
(..) Esas aulas estaban repletas de
auténticos revolucionarios (..)”. Noten lo de “hijos de papi y mami”, creación
chavecista descalificadora de quienes tuvieron padres que los criaran,
contraponiéndolos con quienes no los tuvieron. Dos clases sociales nuevas que
harían palidecer a Marx. Lástima que Chávez no pueda leer las afirmaciones
sobre universidades patriotas en la “cuarta”, idea opuesta a su discurso de estos
15 años, que las supone “elitescas, excluyentes y burguesas”, donde sólo había “hijos
de papi y mami”.
Prieto Oberto, confundido, endosa
la conducta de profesores y estudiantes de las instituciones creadas por Chávez
a sus análogos de las universidades nacionales. En aquéllas, el problema no es sólo
el uso del celular en las clases, ni jugar “fuchie” (¿?) en las horas libres,
sino la presencia de estudiantes armados amenazadoramente, las graves carencias
académicas y la presión institucional para pagar deudas sociales con grados profesionales.
A quienes no son hijos de papá y mamá, sino sólo de mamá, se les reconocerá como
“mérito” esta condición, lo que les permitirá graduarse sin muchos requisitos,
actitud fraudulenta para con las instituciones y con los estudiantes.
No. Profesor Prieto. Las
asociaciones de profesores de las universidades revolucionarias para usted,
hasta que “llegó el comandante y mandó a parar”, no se negaron a sentarse a
discutir; las invitaron como convidados de piedra, sin derecho a voto en la
normativa laboral, instrumento impropio para los docentes universitarios, según
sentencias de la vieja Corte Suprema y del revolucionario Tribunal Supremo, las
cuales debería leer. Se pretende que una federación pro gubernamental, dirigida
por quien, como buen sindicalero, se inició como “líder” antes de como docente,
represente a 40 mil profesores que ya tenemos representantes elegidos como debe
ser. Se desecha la voluntad de académicos como quien escribe, muy lejos de la
derecha política, con 45 años en la UCV trabajando contra viento y marea y
soportando las irreflexiones de todos los gobiernos. Ah… Si aparece en nuestros
comunicados la preocupación por la investigación; no así en las respuestas y
agresiones ministeriales.