Luis Fuenmayor Toro
Cada vez es más evidente que la selección de candidatos por las
bases del PSUV se aleja de la democracia participativa y protagónica
establecida en la Constitución y, mucho más, de la que el Gobierno les exige a
las universidades, sindicatos, gremios y, en general, al resto del país. Los
neo demócratas psuvistas lo son cuando se trata de elecciones que realizan
otros, pero, cuando se trata de las que ellos deben efectuar, restringen la
participación, la adecúan a los intereses de las cúpulas y, en definitiva,
colocan a los organismos de dirección partidista en capacidad de alterar las
decisiones de las bases, llevando las decisiones a ser de tercero o cuarto
grado. ¿Democracia directa? ¿Qué es eso?
Comienzan por calificar a los militantes entre quienes participaron
electoralmente y quienes no lo hicieron. Los 7 millones de inscritos les sirven
para llenarse la boca y decir que son el partido más grande del mundo, pero, a
la hora de votar, aparece una realidad que se les ha dicho muchísimo y que
nunca han aceptado: Quienes participan si acaso llegan a la mitad del total y,
con toda seguridad, son mucho menos. Ahora, a la hora de elegir los candidatos
a concejos (con “c”) municipales y a las alcaldías, parece que es mejor que
sean poquitos quienes voten y no los que teóricamente deberían. Se trata, sin
duda, de las contradicciones que las conductas acomodaticias siempre originan.
La presencia de los consejos (con “s”) comunales llevaría a que las
decisiones (...)
sean de segundo grado, como algunos articulistas lo han señalado. Y
si luego, los organismos del partido son quienes deciden en la mayoría de los
casos (ganadores con menos del 50% de los votos), la voluntad del elector
inicial desaparece y con ella la democracia participativa. ¿Por qué si en otras
partes quieren que vote hasta el gato, no dejan que cualquiera pueda postularse,
con un respaldo de cierto número de personas, y luego los militantes del PSUV
deciden sus candidaturas? Ah… Lo que el reglamento del PSUV debería decir es
que los alcaldes y concejales que no hayan presentado sus informes de
actividades a sus representados, como la Constitución lo dicta, no podría
aspirar.
La desastrosa gestión de concejales y alcaldes es ahora cuando
aparece. Hicieron lo que vieron hacían sus jefes: Repartir limosnas, cobrar
comisiones, insultar a los opositores y hacer proselitismo para quedarse con el
coroto. Alumnos aventajados, sin duda… Otro vicio son las maquinarias de
quienes están en el poder: estructuras financiadas con el presupuesto público
por gobernadores, alcaldes y concejales, para hacer elegir a su gente
(cualquier parecido con las mafias italianas o rusas es pura campaña oligárquica).
Se atraviesa también, como vicio a tener en cuenta, las relaciones consanguíneas
o por afinidad de los postulados con los jefes, las cuales pueden determinar la
decisión final (nada que ver con las monarquías). ¿Y los candidatos del resto
del Polo Patriótico?