Fuente: mujeres.grupopublimetro
Muchos
de nosotros, seguramente, hemos escuchado decir a políticos, autoridades,
docentes y ciudadanía en general que se requiere de “mano dura” o que fue
necesario aplicar “mano dura” a tal y cual situación. Cuando presenciamos o
somos testigo de situaciones, actitudes, conductas injustas, corruptas o que
requieren de corrección pensamos muchas veces que la solución más eficaz es
aplicar “mano dura”.
Lo vemos
también en la escuela, en casos que los docentes discuten cómo corregir
comportamientos de los estudiantes. En fin, esta expresión es recurrente en
muchas situaciones y desde el común de las expresiones.
Pero, ¿Qué significa mano
dura? En
muchos casos, resulta siendo solo la aplicación precisa de las normas
o reglas, para lo cual, no se requiere de ninguna dureza, sólo se requiere
aplicar con firmeza lo que corresponde, y claro, como la aplicación adecuada y
firme de las normas , no es lo más frecuente, pues, muchas personas lo reclaman
como “mano dura”, cuando en realidad, es simplemente hacer lo correcto y lo que
corresponde.
En
cambio, hay otras ocasiones, en donde hablar de “mano dura” está referido más a
lo literal del término, es decir, aplicar la fuerza, el rigor y hasta el
maltrato para justificar un cambio en las conductas de las personas,
desde mi punto de vista, es aplicar la violencia y la agresión para
corregir, modificar o (...)
“encaminar” comportamientos inadecuados. Considero que
éste es el término peligroso y mucho más en escenarios
familiares, educativos y sociales.
La “mano
dura” desprecia el diálogo, el tiempo y la dignidad de las personas.
Paradójicamente se dice aplicar mano dura para obtener o mejorar la
comunicación, la tranquilidad y la paz social. Y estos sucede con frecuencia a
pesar que hasta hace poco estábamos en la Década de la Cultura de Paz
(2001-2010), […], que consiste en unos valores, actitudes y
comportamientos que reflejan e inspiran una interacción social y una
redistribución basadas en los principios de libertad, justicia y
democracia, respeto de todos los derechos humanos, tolerancia y solidaridad;
que rechazan la violencia y se esfuerzan por prevenir los conflictos abordando
sus causas con el fin de resolver los problemas mediante el diálogo y la
negociación, y que garantizan el pleno ejercicio de todos los derechos y
medios para participar de lleno en el proceso de desarrollo de la sociedad”
Generalmente,
tenemos la creencia que la aplicación de la violencia, la agresión, el castigo
(en todas sus formas) ejerce un control duradero sobre los
comportamientos inadecuados de las personas, y esta percepción se debe a que se
obtiene un supresión casi inmediata de los comportamientos inadecuados. Desde
mi posición, considero que no es así. Sin perjuicio de lo afirmado, propongo
algunos aspectos para el análisis y la reflexión:
0.Existen muchos comportamientos que
reaccionan ante determinados umbrales de “mano dura” y se modifican, pero no
garantiza que no vuelvan a ocurrir y por tanto, al volver a presentarse, se
deberá subir el umbral de violencia, agresión o castigo ¿Hasta dónde y hasta
cuándo?
0.Se piensa solo en un efecto
inmediato de supresión, de modificación , el inmediatismo con satisfacción de
logro y de poder sobre los demás ¿Cuánto dura este efecto y a riesgo de qué?
0.Vieja tensión: ¿”mano dura”producto
inmediato vs proceso de mediano y largo plazo?
0.En educación ¿Qué estamos buscando
efectos inmediatos y cambios en corto plazo o una formación paciente, eficiente
y de permanencia en el tiempo?
0.¿Qué rol cumple la violencia, el
castigo, la agresión, la mano dura en la educación de nuestros estudiantes, de
nuestros hijos? ¿Se justifica?