La majestuosa noche de “Kung
Fu Panda”
panorama.com
Hace dos años, Pablo Sandoval apenas si vio acción en la
postemporada, con tres hits en 17 turnos, y sólo actuó en seis de los 15 juegos
que sus Gigantes disputaron rumbo a la conquista de la Serie Mundial. Gente
como Mike Fontenot y Juan Uribe tomaron su lugar como tercera base titular de
San Francisco.
Un Sandoval muy diferente hizo acto de presencia el
miércoles 24 de octubre de 2012, en el primer juego de la Serie Mundial, uno en
el que acabaría incrustando su nombre al lado de tres prominentes bateadores.
Ante Justin Verlander, considerado el mejor pitcher del
momento en las mayores, el venezolano escribió su nombre en la historia al
unirse a Babe Ruth, Reggie Jackson y Albert Pujols en un selecto cuarteto de
jugadores que han conectado tres jonrones en un mismo juego de la Serie
Mundial.
Ruth lo hizo dos veces en 1926 y después en 1928.
Jackson lo logró en(...)
1977 y el dominicano Pujols recién el año pasado con San
Luis.
"Fui
muy maduro y humilde con lo que me ocurrió. Aprendí de eso y no dejé de
trabajar", declaró Sandoval al reflexionar sobre el hecho de haber sido
relegado a la banca en 2010.
En julio pasado, el "Kung Fu Panda" —el
cariñoso apodo que recibió por su físico subido de peso— conectó el primer
triple con bases llenas en la historia del Juego de Estrellas. La víctima fue
Verlander, el vigente Cy Young y Jugador Más Valioso de la Liga Americana.
Los
tres jonrones de Sandoval fueron en turnos consecutivos: los que bateó ante
Verlander se dieron en el primer y tercer innings, mientras que el que le dio
al relevista Al Alburquerque se produjo en el quinto.
Su banquete de jonrones,
en una noche en la que terminó con cuatro carreras producidas, encaminó a los
Gigantes a una victoria de 8-3 sobre los Tigres de Detroit.
"Qué se habrá
comido Pablo hoy. Parece que se comió un kilo de bambú", dijo asombrado
Omar Vizquel, el recién retirado torpedero venezolano que acudió al juego para
dar el grito de "Play ball".
En reacción a los jonrones de Sandoval,
el presidente venezolano Hugo Chávez colgó un mensaje en Twitter para felicitar
a su compatriota: "allá va el tercero, pues! Pablo pa' la Historia! Viva
Venezuela!!".
El madero que Sandoval empleó para los dos primeros se va al
Salón de Fama. De todas formas, ya había quedado inservible, pues lo rompió al
mordiscar un foul previo al tercero.
Cuando cumplió su gesta de tres cuadrangulares
el año pasado, Pujols no dio el primero hasta el sexto inning. Sandoval lo hizo
en cinco.
Su primer jonrón fue ante una recta alta de 95 millas por hora en
cuenta 0-2, por encima del muro del jardín central y con las bases limpias. Si
se quiere darle otra dimensión al despliegue de poderío de Sandoval, valdría
destacar que Verlander ha permitido 147 vuelacercas en su carrera y solo seis
han sido en cuenta de 0-2.
"La dejé demasiado alta", reconoció
Verlander. "No tenía idea que él iba a estar tan concentrado al extremo
que veía tan bien la pelota hoy".
El segundo fue a otra recta de 95
millas, pero en 2-0, para desaparecerla por el jardín izquierdo y empujar dos
carreras que abrieron una ventaja 4-0. Y en el tercero prendió un slider en
cuenta 1-1 por todo el central.
Esperar que Sandoval hubiese disparado tres
jonrones en un mismo juego en el AT&T Park, un estadio con dimensiones
hostiles para el bateo de largo metraje, era realmente inconcebible. Kevin
Elster había sido el único en hacerlo previamente y eso ocurrió en el juego
inaugural del parque en 2000. Ni siquiera el rey jonronero Barry Bonds fue
capaz de hacerlo.
Este fue el parque con menos cuadrangulares en las mayores
esta campaña y los Gigantes quedaron últimos en ese renglón entre 30 equipos. Apenas
pegaron 103, de los cuales 31 fueron en su casa.
Y Sandoval acumuló una modesta
cantidad de 12 vuelacercas en la temporada regular, una en la que por culpa de
dos viajes a la lista de lesionados se vio limitado a 108 juegos.
Pero ya venía
tomando fuerza en esta postemporada, con tres cuadrangulares en las dos series
previas.
Hensley Muelens, el coach de bateo de los Gigantes, dijo que Sandoval
encontró esta noche la armonía perfecta con su swing.
"Se tiene que quedar
detrás de la pelota. Cuando deja que el cuerpo brinque, el peso va para
adelante y entonces las manos se van con el cuerpo, con lo que no tiene la
misma velocidad en las manos para hacer el swing", explicó
Muelens.
"Desde hace unos días se está quedando atrás. Se está separando
muy bien, y eso es lo que está sintiendo a través del juego, a través de los
turnos. Durante la gran mayoría de esta temporada no se había sentido tan bien
como esta noche", agregó.
Sandoval irrumpió en 2008, año en la que dio el
salto de Clase A a las mayores en cuatro meses. Bateó para .345 en 41 juegos
con los Gigantes. Al año siguiente, su primero completo, quedó segundo en la
Liga Nacional con su porcentaje de .330 y figuró séptimo en la votación al Más
Valioso de la liga.
Barry Zito, el pitcher que obtuvo la victoria el miércoles,
fue quien le puso el sobrenombre del "Panda" por una película de
dibujos animados. El estadio se llena con fanáticos que se ponen gorros de
peluche con la imagen del oso.
Pero su 2010 fue para el olvido. Propenso a ser
muy agresivo en los turnos, su promedio ofensivo declinó 61 puntos. El equipo
le dio la orden de ponerse en mejor condición física y bajar de peso, el cual
ahora mismo oscila en 108 kilos (240 libras).
Repuntó en 2011 para ser
seleccionado al Juego de Estrellas y este año repitió en el clásico de mitad de
temporada, con la ayuda de la afición de los Gigantes que le dio una avalancha
de votos en la última semana para ser titular en la antesala.
Su manager Bruce
Bochy siempre insiste que Sandoval, ahora con 26 años de edad, ha madurado
más.
"Estoy seguro que recuerda esa experiencia que pasó, estoy seguro que
no acabó muy feliz sobre cómo fue el 2010", dijo Bochy. "Se le nota
que está determinado en mostrarnos no sólo a nosotros, sino a todos, el
tremendo talento que es".
Sandoval piensa que ese 2010 fue un reto para
recalibrar su carrera. "No jugué mucho esa vez. Estoy disfrutando esta
Serie Mundial, cada momento. Nunca sabes si se van a repetir", afirmó.