Cientos de niños se
acuestan
sin comer en la Guajira
■ La situación
de Somalia (África) no está tan alejada de Venezuela. A dos horas de Maracaibo,
en el sector Los Frailes del municipio Guajira, en Zulia, el escenario es muy
similar.
■ La realidad es
dramática. El más reciente episodio encendió alarmas en las autoridades de
salud tras la muerte del niño Albert Medina, de un año, quien murió el pasado
13 de agosto, a causa de una deshidratación provocada por un cuadro de vómito y
diarrea de tres días.
A pesar que el
presidente Chávez negara recientemente los elevados índices de pobreza que
ostenta el país, según estudios recientes publicados por importantes
universidades, y desmintiera en cadena de radio y televisión la imposibilidad
de que algún venezolano se acostara en la cama sin comer a lo largo de su
gestión, existen ejemplos contundente que dan cuenta del hambre que azota a las
clases más desposeídas del país muchos de los cuales habitan en zonas rurales
alejadas de toda propaganda oficial
y hegemonía comunicacional, donde no llega
ninguna de las misiones, ni planes sociales ni beneficios de los que tanto hace
alarde el gobierno.
Recientes
cifras del Instituto Nacional de Nutrición (INN) calcularon en 4,16% las cifras
de desnutrición, lo que representa más de un millón 200 mil venezolanos que
padecen de déficit de alimentos básicos o cualquier otro tipo de nutrientes en
su organismo, lo que contradice a la titular del organismo encargado de las
políticas de nutrición y alimentación de buena parte de la población, Marilyn
Di Luca, quién garantizó recientemente una reducción del hambre y la
desnutrición de un 50 % en Venezuela.
El padre José
Palmar, párroco de la populosa barriada de Sierra Maestra en el municipio San
Francisco, periodista e indígena de la etnia wayuu, refiere que las poblaciones
donde hay mayor afectación de hambre y desnutrición, principalmente en
infantes, pertenecen a zonas rurales apostados a lo ancho de los municipios
Mara y Guajira en el estado Zulia.
Refiere que
según cifras del Hospital Binacional de Paraguaipoa, el 70 por ciento de los
niños de la Guajira sufre de desnutrición, carecen de alimentos, servicios
básicos y atención médica. Los padres en su mayoría provenientes de las etnias
añú y wayuu carecen de fuentes de trabajo, viven de lo poco que pescan o
consiguen, y sus niveles educativos son muy bajos.
“Es una
población vulnerable a todo tipo de enfermedades que por lo visto no genera
ningún tipo de compasión ni de atención a los garantes del socialismo cercanos
al presidente Chávez, ni a los que manejan su propaganda de campaña electoral”,
acota el religioso que hace trabajo pastoral en la zona.
–¿Quién
lleva el control de estos niños con desnutrición?
-Ni la alcaldía
de Mara ni de la Guajira llevan registro de los niños con desnutrición, ni de
las muertes por la enfermedad. Algunos ingresan de emergencia a los hospitales
del Moján, Sinamaica o Paraguaipoa con diarrea, problemas cardiovasculares o
fiebres, cuando ya es demasiado tarde. Uno de cada dos niños que ingresa a estos
centros de salud está desnutrido.
–¿Quiere
decir que cientos de niños se acuestan sin comer en la Guajira?
-En la guajira
abunda la desnutrición, las enfermedades parasitarias, el síndrome
pluricarencial, marasmo, escorbuto, raquitismo y deshidratación severa. En el
mundo mueren 6 millones de niños por hambre de los cuales 360 fallecen al año
en la Guajira y nadie hace nada. Que el presidente diga que en este país nadie
se acueste sin comer, es la mayor burla a los sectores desasistidos y la mayor
falta de caridad que pueda atreverse a decir un mandatario en Venezuela,
primero porque los índices de pobreza en el país son alarmantes. Aquí la gente
no se muere de hambre sino de hambruna. Sin ir muy lejos, al frente del
Hospital General del Sur hay más de 300 indigentes yukpas que se vinieron de la
sierra de Perijá huyendo de la hambruna que arrasa a esa zona en la frontera,
tienen hambre y no saben cuándo van a comer. Eso es hambruna. Los municipios
Mara y Guajira venezolana son las entidades que presentan mayor índice de
desnutrición infantil en el país, según estudios realizados por la Universidad
del Zulia, y los mayores afectados son las etnias añú y wayuu que viven en la
faja lacustre.
–¿Y qué
pasa con las misiones y Barrio Adentro? Recientemente a través del INE el
gobierno presentó cifras que muestran una disminución de los índices de pobreza
y de la desnutrición.
-Al gobierno no
le interesa hacer pública estas cifras de desnutrición. Esa información está
sesgada por su sala situacional. No quieren que se sepa que aquí mueren niños
de hambre. En poblaciones como Camama sector Molineta, en la zona limítrofe
entre Mara y Guajira mueren hasta 2 niños al mes por desnutrición, desde
neonatos hasta criaturas de 4 y 5 años, porque toman agua de pozos sépticos. Hago
un llamado a las autoridades nacionales, regionales y municipales para que
acudan al llamado silencioso de esta gente, en Guacuco, Santa Fé, Mecoral,
Nazareth, Las Malvinas, San Luis, La Popular, Nuevo Milenio, La Montañita, que
son los sectores con menor índice nutricional del país, son niños en grave
estado de desnutrición ubicados en Maracaibo Oeste, Almirante Padilla, Mara y
Guajira.
Estuvimos hace
poco en la población de Nazareth y es muy poco lo que les provee la pesca a
esta comunidad que vive en palafitos, fuera de algunos pescados pequeños o
caracoles.
–¿Qué
comen en Santa Fé y Canama?
-Estuvimos por
allí celebrando unas exequias y cuando levante la tapa de la olla para saber
que iban a comer, estaban cocinando unos machorros. Puedes creer que en el país
de los petrodólares, en el país de la regaladera y de los boliburgueses, los
niños indígenas de la región donde brota el crudo, tengan que cazar lagartijas
para llevarse algo al estómago, que coman con la grasita de unos chipichipi,
eso no puede ser. Mercal es una política de fachada en la que reparten 5 mil
bolsas de alimentos y creen que con eso ya acabaron con la hambruna en la zona.
Las cifras se ocultan porque los pobres funcionarios tienen prohibido dar datos
o cifras, no hay acceso a la verdad de la realidad venezolana. Yo quiero
preguntarle al presidente Chávez, usted cree que eso es salud, cree en las
cifras que le dan sus ministros sobre soberanía alimentaria. No hay duda que la
pobreza esta desasistida, y este gobierno no hará nada, porque los pobres son
la materia prima de las campañas de Chávez. Si acaban con la pobreza se le
acaba el discurso. Chávez pretende hablarle a los pobres con el mismo ímpetu
que en el 98, pero cuando uno va a los barrios y a la zona fronteriza 14 años
después, nos encontramos con una Venezuela distinta a las que se muestra en las
cadenas, es una cara muy marginal y muy hambrienta. La gente que ha cifrado sus
esperanzas en Chávez en estos últimos años está muy decepcionada, abandonada en
la mayor de las incertidumbres porque el supuesto gobierno de los pobres no
hizo nada para sacarlos de la miseria.
Los 180 niños
de la etnia añú viven su infancia en una pobreza que los lleva a enfermarse
constamente.
La etnia añú:
Los servicios
básicos fallan, no cuentan con una red de agua potable, sobreviven con la que
extraen del río Limón. “Tenemos que sacar agua del río y eso tiene de todo,
hasta gasolina. Mi hijo fue a bañarse y a buscar agua para beber y murió
ahogado hace un mes. Tenía 15 años, después murió Albert. Nuestros hijos se
están muriendo por todas las calamidades que pasamos”, relató con aflicción
frente a la tumba de su hijo, Eleida Medina.
El municipio no
cuenta con red de gas doméstico, tienen el servicio a través de bombonas. Por
esta razón, Luzmila Isea dice que no hierven el agua que consumen porque el
costo de la bombona es de 20 bolívares y tratan de ahorrar el gas tanto como
les sea posible, a esto se le suma lo difícil que se les hace buscarlo en
Molinete, a unos 10 kilómetros.
Tampoco tienen
cloacas lo que contribuye a la proliferación de agentes contaminantes en el
ambiente en el que hay tantos niños. María Luisa Lundvik coordinadora de la
fundación Benposta — organización sin fines de lucro que tiende la mano a la
comunidad— dice que “los niños tienen contactos con las aguas servidas y el
excremento”.
Subsisten con
los trabajos eventuales que realizan en el campo o en las granjas del sector,
reciben un pago de 50 bolívares por día. “Cuando no hay trabajo comemos lo que
cazamos, pescamos y podemos cosechar. Muchas veces solo tenemos para darles a
los niños una vez al día y nosotros (los adultos) nos acostamos sin comer”,
dijo María Isea.
Los 180 niños
viven su infancia en una pobreza que los lleva a enfermarse constamente. Pasan
sus días jugando. Mientras sus madres los observan sentadas en las entradas de
las humildes viviendas, como esperando que aparezca una mano que los asista.
Duermen en hamacas o colchonetas en el suelo, en un ambiente sucio.
En la comunidad
hay al menos 15 personas con discapacidades mentales. Magdalena Isea, madre de
una de las niñas especiales, dijo: “No sabemos de que sufren los ‘locos’ porque
no los ha visto un médico. Mi hija es madre de una bebé de un año que, además,
está desnutrida”.
Los niños de
uno a seis años se educan en un Simoncito, que está dentro del caserío. La
etapa básica la cumplen en la escuela de la Fundación Benposta donde los niños
reciben la formación hasta el sexto grado. “Queremos que doten al Simoncito de
comida porque en lo que va de año sólo les ha llegado una sola vez”, pidió
Thaís Isea.
Casi resignado
por la situación en la que vive con su familia, William Larreal aseveró:
“Estamos arraigados a esta tierra porque aquí nacimos y crecimos, sólo
esperamos que nos metan la mano para salir de esta situación”.
Síntomas de un niño desnutrido
El niño
desnutrido presenta, entre otros, los siguientes síntomas:
* Hemoglobina
mucho más baja de los parámetros normales.
* Estatura y
peso por debajo de lo establecido para la edad.
* Tono
amarillento de la piel.
* Agotamiento.
* Falta de
memoria.
* Resequedad en
la piel y los labios.
* Ojos
saltones.
* Abdomen
abultado, en algunos casos.
Para Chávez la
mortalidad por desnutrición en menores ha disminuido casi un 20%.
La cultura
alimentaria propia de los indígenas, el bajo poder adquisitivo y la escasa
información acerca de la importancia nutritiva de los alimentos, son señaladas
como algunas de las causas de la alta cifra de desnutrición en la Guajira.
Cuando la pesca es buena pueden comer hasta tres veces pero no es la constante
en esta zona. La mayor queja es la falta de agua potable y el exceso de basura
en el entorno
La desnutrición
en Venezuela afecta a un 25% de la población infantil en edad escolar y a un
11% de los habitantes en general, que son más de 24 millones de personas, según
el Instituto Nacional de Nutrición (INN).
Entre un 22% y
un 23% de los niños con edades entre dos y seis años no se alimentan
debidamente, y un 25% de los que están en edad escolar, que tienen de seis a 14
años, son los venezolanos más afectados por la falta de nutrientes básicos, de
acuerdo con datos del INN, que publica la prensa local.
El presidente
Chávez informó recientemente que la mortalidad por desnutrición en menores ha
disminuido casi un 20%. “El índice era de 60,8% y hoy estamos en 16.6%”,
aseguró.
Por:DÁMASOJIMÉNEZ
@damasojimenez
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