Gerardo González
Blanco
ggonzalezblanco@yahoo.com
Mi abuela paterna fue testigo presencial de
varias de las invasiones de langosta que azotaron el Oriente venezolano, mas
notablemente a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Mi parlanchina abuela se
deleitaba contándome con lujo de detalles la tremenda devastación y ruina que
las inmensas manadas de insectos causaban a su paso. Nada quedaba en pie. Todo
quedaba contaminado y las consecuencias eran terribles para las poblaciones
atacadas. Decía mi abuela: “el conuquito de Cayaurima lo arrasaron en
minutos y lo que quedó fueron los toconcitos del maíz”; “los bichos se cagaban
en cuanta laguna o tinaja (...)
de agua encontraban”; “pasamos el hambre hereje en el
¨85 (se refería al año 1885) por culpa de la langosta”; “pero menos mal que las
manadas pasaban bien rápido y no jodían si no unos diítas nada mas, por eso la
estoy contando”.
Y es que estos animalitos cuando se arrechan y
se juntan por millones no hay quien los pare. Como será que hasta en la
Biblia aparecen como el primer chicharrón de las “Siete Plagas de
Egipto”, que arrodillaron al poderoso faraón y permitieron que los judíos
escaparan y siguieran jodiendo la paciencia del mundo y en particular de los
palestinos tres mil años después.
Yo quedé tan impresionado por los cuentos
de la abuela, quien seguramente le pondría su poquitico de aliño andaluz a la narración,
que hasta rezaba para que en Venezuela no volviera la langosta nunca más.
Y por fortuna, salvo algunos brotes que han caído en el Oriente venezolano sin
mayores consecuencias, las inmensas nubes de ese tipo de insecto de la
familia de los Acrídidos que llamamos “la langosta” ya no son una amenaza y
salvo algunos memoriosos como el suscrito, ya casi nadie la recuerda.
Sin embargo, ahora por desgracia nos ha caído
una infestación de langostas peor que las de los cuentos de mi abuela. Una
marabunta que no es pasajera. Que ya tiene años enseñoreada en el país y cuyo
destrozo es muchísimo mayor y peor que los que el fenómeno natural de los
enjambres de saltamontes enardecidos causó en el país de hace 100 años. Esa
nueva peste no está formada por insectos nobles que solo cumplen un mandato
ineluctable dictado por las inmancables leyes evolutivas. La Nueva Langosta
está formada por lo “mejor” de lo peor de la sociedad venezolana: mediocres,
incompetentes, resentidos, militares y logreros de toda índole que le ha
entrado a saco a lo que quedaba del saqueo de los malos gobiernos anteriores.
Si, por si no se han dado cuenta me refiero a esta horda de cretinos que
actualmente “administra” al Estado Venezolano; y digo “Estado” porque la
devastación es por parejo en los no se cuantos Poderes que actualmente lo
conforman.
La analogía de esta vaina que nos gobierna con
la langosta real es inevitable. Veamos algunos ejemplos notables: la
devastación y envilecimiento que la langosta rojita ha causado en PDVSA, que si
bien no era ninguna gran vainota, por lo menos tenía un cierto grado de
excelencia. No tanto como los viudos de PDVSA dicen pero sin duda muchísimo
mejor que lo que tenemos en la actualidad. Antes los tercios robaban con mesura
y hasta con elegancia. Ahora Ramírez y su numeroso combo perpetran atracos
multimillonarios a la luz del día, y hasta lo celebran junto con el presidente
con la anuencia de la Contralora y de la Fiscal. Otro ejemplo, bastó con
que la Nueva Langosta aterrizara en el sector eléctrico para que el panorama
que antes no era muy bueno, se convirtiera en un páramo yermo de inteligencia y
plagado de guisadores de toda índole. Se han tragado cerca de un millardo de
US$ y la vaina ahora es peor. La cochina tragicomedia que día a día se representa
en esos chiqueros que llaman “refugios”. Vaya a ver en que se ha convertido el
majestuoso edificio del Hipódromo Nacional de la Rinconada; el Sambil de la
Candelaria, el edificio del Chorro donde Ud. tiene que andar con cuidado para
que una bolsa llena de mierda lanzada por algún hijo de puta del soberano
“dignificado” no le caiga encima. Vaya a ver el desastre urbano, económico y
social que la Nueva Langosta ha causado en El Rosal cuando le puso las patas a
los mejores edificios de la zona para instalar cuanta vaina se la antoje al
logorreico presidente. El olor a miao y mierda en la zona, producto de los
desechos orgánicos de los “dignificados” es impresionante. El bastardeo del
Teresa Carreño y del expropiado Ateneo de Caracas. El encanallamiento
de CONATEL. Lo que está ocurriendo con la CANTV dirigida por unos imbéciles que
ni siquiera son ingenieritos de los de ahora, va palo abajo. Dígame Ud. esa
atroz vagabundería del cable submarino con Cuba y ese fiasco que es el
satélite Simón Bolívar. La degradación del grado de servicio y los negocios
turbios son el nuevo emblema de la CANTV chavista y “neo langostérica”
Los bancos nacionalizados, las empresas, los hatos,
las haciendas y negocios de toda índole “expropiados” y pasados a la
administración de la Nueva Langosta. La “putificación” de la Asamblea y
del sistema económico nacional, la inflación inclemente, la forma en que Chávez
se defeca en lo que queda de las instituciones y en la pobre Constitución, la
abismal mediocridad de todo el sistema judicial que ha desatado una anomia y
violencia ciudadana nunca vista y que cuesta ríos de sangre; la forma en que la
acción de la nueva langosta ha envilecido al pueblo, convirtiéndolo en
pedigüeños de oficio. Todo esto son algunos de los “logros” de la Nueva
Langosta, con el agravante de que la destrucción y el saqueo a diferencia de la
casi inocua langosta real, no amaina, por lo contrario, estos nuevos ortópteros
le dan quinto y raya a los pobres saltamontes de la naturaleza y tienen todas
las intenciones de seguir saqueando y “langosteando” a placer a costilla
de nosotros los mas pendejos. ¡Carajo, ah malaya una tonelada de DDT para
acabar con esta pesadilla que nos apabulla, y esta vez sin distingo de sexos!