Luis Fuenmayor Toro
Que los profesores de la UCV se queden sin
seguro HCM, porque no hay disponibilidad presupuestaria, y que hagan un paro en
reclamo de este derecho, pareciera para algunos algo inentendible o explicable
sólo con esa fantasía de la desestabilización y ese lugar común de la
conspiración del imperio. Que los profesores jubilados, precisamente cuando
están en la edad en que se verán obligados a requerir los servicios de salud y
la atención hospitalaria, se queden sin esta posibilidad porque el ministerio
respectivo no tiene recursos, luego de haber recibido este país un billón de
dólares de ingresos durante los últimos 9 años, luce para unos fanáticos indolentes
como algo que no amerita de preocupación ninguna. Es más, pensarán se trata de
un “castigo de Dios” por seguramente tratarse de profesores oligarcas traidores
a la Patria.
¡Hasta dónde ha llegado la desidia entre quienes
se autodenominan revolucionarios! (...)
Quienes en el pasado protestaban por mucho
menos, hoy, con una tranquilidad pasmosa, afirman que el paro de los profesores
es inentendible. Recuerdo que las mismas respuestas nos daban los gobiernos de
Lusinchi y de Carlos Andrés Pérez, cuando en la segunda mitad de los ochenta
recurríamos a paros y manifestaciones ante la negativa de otorgar los recursos necesarios
para el seguro de HCM profesoral. Las actuales acusaciones y explicaciones son
las mismas utilizadas por los adecos hace más de 20 años. Sólo que hoy las
hacen los “defensores” de la justicia, de los trabajadores y de la patria. ¡Insólito!
No nos debe importar hoy, como no nos
importó ayer, la posición política de los integrantes de la FAPUV o de la
APUCV. La respuesta tiene que ser la misma que se daba en aquella ocasión: Desestabilizadores
son quienes en el Gobierno niegan los recursos que los trabajadores, en este caso
docentes, necesitan para mantener sus servicios de atención médica hospitalaria
y de maternidad. Los dirigentes adecos de la FAPUV de entonces terminaban luchando
codo a codo con nosotros en procura de las reivindicaciones económicas,
sociales y laborales de los profesores universitarios. No le tenían miedo a la
dirección de AD; terminaban por convencerlos las demandas de los profesores, a
quienes se debían como sus representantes gremiales. Los representantes
chavecistas hoy son patronales y se cuadran con lo que diga el Gobierno.
Nos agreden también las autoridades
universitarias, que al igual que ayer no priorizan los gastos sociales sobre
egresos menos importantes. Hacia ellas también tienen que ir las presiones
gremiales. Hay que rechazar cualquier tipo de chantaje. Esta lucha es justa,
pues exige recursos para la salud de los profesores. Si nuestros colegas chavecistas
no lo entienden, allá ellos con su conciencia. Se debe ir hacia un paro
indefinido de actividades de carácter gremial. Ya basta de arbitrariedades y
burlas.