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10 agosto, 2011

EL RESENTIMIENTO EN EL PODER

González Blanco / ggonzalezblanco@yahoo.com

Debo aclarar que esa palabra "resentimiento" y sus derivados resentido y resentida, para estar a tónica con esa estúpida diferencia de géneros, viene a ser un galicismo que importamos a través del Inglés y que no significa exactamente la misma palabra en idioma castellano; pero que es ampliamente utilizada en nuestras expresiones vernáculas con el sentido que le dan los franceses e ingleses y así lo usaré en este artículo. Para hacer más clara la intención diremos que un resentido es un tercio que alberga una envidia, una hostilidad intensa y recondita hacia la persona o grupo de personas que el en su conturbada mente los identifica como los culpables causantes de su mala situación. "Yo no tengo la culpa", dice el resentido, "son esos muérganos tales o cuales los que me han llevado a este nivel".

Sin embargo, no todo es negativo con el resentimiento. Cuando entre las masas resentidas aparecen líderes capaces de encauzar esta frustración o arrechera colectiva, pueden producirse cambios importantes en la historia de la humanidad, siendo el caso emblemático el de la Revolución Francesa. Desgraciadamente, en nuestra historia criolla los resentimientos solo nos han ocasionado desgracias terribles; desde que Boves canalizó el resentimiento propio y el de los negros, indios y pardos hacia una orgía de sangre y destrucción que cambió para siempre el rumbo de la gesta libertadora, pasando por el de los andinos hasta llegar al que hoy nos ocupa. Y es que no encuentro otra explicación para el cúmulo de dañinos disparates que el Gobierno se empeña en cometer. No encuentro la explicación de por qué el chavismo se empeña en enmierdarle la vida a buena parte de eso que llaman las fuerzas productivas y los tenedores de propiedades de cualquier tipo. Parece que las cosas se hacen producto de un odio visceral que culpabiliza al que tiene algo por los problemas sociales que la incompetencia y ladronismo del gobierno no han podido resolver.

Un ejemplo flagrante de este resentimiento depravado lo constituye lo que se ha venido llamando "el problema de la vivienda". Estos imbeciles que nos gobiernan desde hace 12 años, solo vienen a darse cuenta de que hay un déficit gigantesco de viviendas en diciembre de 2010 como consecuencia de los deslaves de muchos barrios urbanos. La respuesta de esta banda de resentidos no se les ocurrió mejor cosa que 1) endilgarle el problema de los damnificados a cuanto hotel, pensión, casa desocupada, escuelas, oficinas públicas y lo que en su desespero consideraran espacio apto para cumplir los delirios populista de Chávez 2) Expropiar con la excusa de la emergencia terrenos, talleres y edificios en construcción para construir viviendas sin importarle los derechos de los anteriores dueños ni mucho menos la factibilidad técnica de dichas construcciones. 3) Imponer una nueva pero absurda ley de inquilinato o como se llame para incordiar hasta el fastidio a todo aquel que tenga propiedades inmuebles. 4) Para no ser menos, esa señora con cara, maneras y educación de "sirvienta de adentro" que es la del TSJ, en el colmo de la adulancia, decretó una moratoria en los desalojos de los inquilinos maulas que ha ocasionado que hasta hoy haya más de 40.000 casos paralizados. Y Como colofón, y hablando de resentidos sociales, nombró a Farruco Sesto responsable de resolver el problema en Caracas, ¡qué cojones! En ese desmadre de incompetentes y adulantes, todo se vale siempre y cuando que se le pueda meter mano al coroto y de paso se le jale bolas a Chávez.

Lo peor y terrible para el país es que todas esas medidas han ocasionado un efecto contrario. La arrechera de la gente a quienes se les ha obligado a convivir con esa abigarrada multitud de personas de educación y costumbres muy diferentes que son los "damnificados" ha ido in crescendo. Ya no se le puede pedir solidaridad con los infortunados cuando estos se portan como verdaderos canallas, ensuciando cometiendo raterías y con música escandalosa hasta que les salga del forro. La ira de los dueños de apartamentos ocupados por locatarios pícaros que ahora gracias al TSJ son "guapos y apoyaos", es monumental. Lo que medio se conoce de la fatídica nueva ley de inquilinato, es de terror. Los subnormales que la están proponiendo y aupando en un rapto de jalabolismo épico pretenden que los propietarios no le cobren alquiler a los arrendatarios y que los nuevos desarrollos destinen un cuarto de los apartamento construidos a ser alquilados baja esta modalidad nueva mediante la cual hay que pagarle el alquiler al alquilado. ¡No me jodan! Y así esperan ganar las elecciones. Definitivamente, la maldad de estos resentidos es infinita. Son tan estúpidos que en su afán de perjudicar a esa clase social que tanto odian, no se dan cuenta del desastre que van a ocasionar cuando no haya que alquilar y se paralicen las construcciones. No se han fijado que este gobierno de burros y ladrones no ha sido capaz de terminar los edificios que le quitaron a Mezherane ni los de Macaracuay, que ya estaban casi finalizados. Pero que se puede esperar de un individuo como Diosdado donde convive el resentimiento social con la adulancia extrema y las ambiciones desmedidas.

El resentimiento y su prima la envidia han hecho un desastre con lo de las expropiaciones, intervenciones, ocupaciones o como carajo quieran llamar al expolio que esa manada de facinerosos que conforma los ministerios de la tierra, de las cooperativas y otros aliados en ese desatino, ha hecho en el menguado sector productivo del campo y de las industrias de transformación. Los resultados han sido hasta ahora lamentables. Los hatos que antes eran medianamente productivos ahora no producen nada. Yo presencié el triste estado del hato san Pablo Paeño en Apure que era de la Compañía Inglesa. Es lastimoso el estado de abandono de las instalaciones y del ganado. De allí no creo que salga ni un quintal de carne. Lo mismo puede decirse de la Marqueseña y de otros hatos cuyo nombre no recuerdo. Pero el caso del Hato el Frío si que me dolió en el alma. En ese hato los dueños anteriores habían construido una institución modélica en el mundo que combinaba la producción agropecuaria con las más bellas y estrictas normas del conservacionista; que habían logrado además de la plena sustentabilidad económica proteger a ultranza la ecología de la región de los llanos. El hato El Frío se había convertido en referencia obligada de los estudios ecológicos del mundo y del ecoturismo bien entendido hasta que luego de la consabida invasión de falsos campesinos, el Pirata Loyo el del MAT le puso la mano. Lo volvieron mierda en un santiamén y todos aquellos santuarios y sitios de protección fueron repartidos entre esa cáfila de falsos campesinos que lo único que han hecho es vivir a costilla de nuestro tesoro nacional sin producir un carajo.

Y si les parece poco, averigüen que demonios pasó con las cementeras, el edificio La Francia, el desastroso resultado de las nacionalizaciones en el sector eléctrico, el deterioro galopante de la CANTV y Movilnet, las industrias y talleres de la costa oriental del lago, de las flotas de camiones, de los autobuses y de cuanta vaina este gobierno ruin y depredador le haya puesto la mano. Ojo, no se interprete que los anteriores dueños sean la solución, es que la del gobierno ha sido una catástrofe.