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10 julio, 2011

Aquiles el invencible, jodido por su talon




Heinrich Faust

La historia, la vieja maestra, enseña nuevamente, que cuando un hombre levanta un proyecto politico a su imagen y semejanza, entonces su ausencia o su debilidad fragilizan su obra

28 Millones de venezolanos intentamos descifrar - durante varios días- lo que ocurría en la sala hospitalaria donde reposa Hugo Chávez, pues más que la robustez de un individuo, se define allí parte del derrotero de este país y de todo un proyecto regional que implica a varias naciones. Tal tema trasciende así la gravedad de un tumor, dolencia lamentable y triste en cualquier individuo, para convertirse en una verdadera conmoción política.

La cirugía practicada no ha hurgado solamente en la carne del inquilino de Miraflores, sino que se muestra como una herida a través de la cual se puede ver la flaqueza de su obra. En Venezuela, ahora mismo, el ajedrez político se ha desplegado y hasta se analiza la variante de la sucesión. Solo basta echar un vistazo, por ejemplo, a la sensación de desasosiego de la oposición ante la desaparición repentina de su rival, y paradójicamente, único punto de union; o, por otro lado, al discurso de Elías Jaua en los ascensos de Generales y Almirante. Alguien, con su elocuencia y rango, que repita la frase "comándate presidente" 17 veces en tres minutos, debe tener mucho miedo que lo acusen de traidor, al punto de ser alcanzado por los gritos robesperianos proferidos por el maestro Adan, en un frenesí propio de jemmel rojo.

También en Latinoamérica las cavilaciones son intensas. Para los gobiernos del bloque del ALBA, la existencia saludable de Hugo Chávez se ha erigido como garantía para llevar las reformas económicas al ritmo y a la velocidad que no le hagan perder el control. Los 100 mil barriles de petróleo que salen diariamente desde la pequeña Venecia sostienen, por ejemplo, el proceso de "perfeccionamiento" del sistema que impulsa Raúl Castro y le está permitiendo ganar tiempo frente a la presión internacional, entronizada por la tendencia hegemónica norteamericana. Por ello, no es ilógico entender porque lo mas granado de la estrategia política cubana, se explane de forma poco sutil, cerrando el anillo del presidente Chávez, al punto de dejar fuera del juego a la dirección pesuvista.

Presenciamos así, en lo que parece una trágica crónica griega sacado por el viejo Homero de las jugada del Olimpo ante los hombres que se creían dioses, una auténtica lección de la inconsistencia de los personalismos que ojalá haga repensar a quienes calcan la verticalidad de la estructura chavista. Sin el incendiario ponente de foros nacionales e internacionales, sin el líder que lanzaba sus ataques verbales casi semanales, de pronto la el país parece más ensimismado, diletando entre las divagaciones por el futuro.

Es como si en un coro plural se hubiera apagado súbitamente la voz del barítono que no dejaba escuchar el tono de los otros.

No obstante, el juego apenas comienza. No hay que descontar que vuelvan los discursos bajo el sol, las largas peroratas para demostrar que está enteramente restablecido, las horas frente a la cámara de su Aló Presidente para que lo vean rozagante. Hugo Chávez querrá meterse nuevamente en el papel de figura invencible.

Pero algo ha ocurrido irremediablemente para él. Algo que no previeron ni los opositores, ni los asesores que lo rodean, ni los exégetas que amplifican sus ideas. Algo relacionado con la quebradiza composición del ser humano, con un pequeño detalle de su anatomía que se negó a seguir secundándolo en tan pomposas campañas. Poco antes de morir, a Evita la pasearon por Buenos Aires para que se despidiera de su pueblo; al día siguiente, huestes derechistas escribieron en las paredes de la ciudad: ¡Viva el cáncer!. Efectivamente, murió Evita, y tiempo despues Perón perdió el poder, mas sin embargo, a continuación, en su nombre han gobernado Argentina, un superneoliberal como Carlos Menem, un personaje diletante como Cámpora, un político como Kirchner. Ese no seria, en un supuesto macabro el cual no esperamos ver, el caso de Venezuela: Chávez no cuenta con un verdadero partido un movimiento obrero como el argentino. El chavismo es un sentimiento. Asi las cosas, la revolución de un país, el futuro de generaciones erguidas en esta quinta república, vale poco mas o menos, la vida de un hombre. Una escena más que trágica para una nación. Aquiles, el invencible, jodido por su talon.