Por Franco Mazza
Makled y la nueva cara del Palacio de Justicia. La extradición de Walid Makled a Venezuela tiene en expectativa a muchas personas y ha logrado lo que no se ha hecho en años aquí en Caracas. Resulta que apenas a unos días de su extradición a nuestro país, las autoridades del Palacio de Justicia han hecho todo un despliegue de seguridad en las adyacencias del Palacio. Los postes de luz que tenían más de 8 años sin servicio, fueron cambiados y las aceras reparadas y pintadas. Esperemos que a Makled le propongan dar un paseo por toda Caracas para ver si medio parapetean a la ciudad, porque bien deteriorada que está. Mucha gente clama que la “Fiesta del Asfalto”, programa que lanzó el gobierno para pavimentar las zonas de la capital que están vueltas leña, les llegue de verdad. Denuncian que todo se quedó en promesas. Vecinos de Catia y otras zonas populares no han visto ni a un kilómetro de distancia alguna cuadrilla y menos las máquinas que se usan para pavimentar... Están buscando a los responsables a ver si los invitan a esa fulana “Fiesta del Asfalto”, para que puedan llevarse un poquito de esa mezcla de petróleo para tapar los boquetes que tienen en sus calles. Lamentablemente el pueblo se está acostumbrando a la dejadez del gobierno... Es triste y lamentable.
Indigencia por doquier. En el centro de Caracas, la indigencia ya es algo cotidiano. En cada esquina hay hombres y mujeres que se postran a pedir y a pedir. Este fenómeno se ha traspolado al sistema de transporte público terrestre y subterráneo. Y la Misión Negra hipólita, bien, gracias.
Rodeo II. Recientemente fueron liberados los 22 funcionarios del Ministerio de Interior y Justicia que permanecían cautivos en ese centro penal. La mayoría de estos son contratados y no gozan de ningún beneficio. Permanecieron secuestrados por más de una semana y las autoridades del MIJ no hicieron absolutamente nada. Se quedaron de brazos cruzados y dejaron a merced de los reos a estos funcionarios. A muchas de las mujeres que estaban allí les vino la menstruación y pasaron la de San Quintín. Dormían en colchonetas y cuando la Guardia Nacional disparaba tenían que arroparse con las colchonetas y colocarse contra alguna pared. Fueron días difíciles y el ministro El Aissami guardaba silencio sepulcral. Los funcionaron pedirán un merecido reposo psicológico, pues lo que vivieron en esos días no fue nada fácil. Quieren que les den un cargo fijo y un aumento de sueldo, cosa que me parece pertinente, dado que los trabajadores del MIJ que se dedican a visitar centros de reclusión, no cuentan con ningún tipo de seguro que les resguarde en caso de que les ocurra algo en cumplimiento de sus funciones.