Por Palmira Tristani
Si algo predomina entre las mujeres son los celos. Lo cual denota una gran inseguridad sobre sí mismas y sobre lo que poseen. A sus hombres los tratan como unos reyes, mientras la mayoría de las féminas reciben un trato de sirvienta doméstica y sexual. Los hombres nos ven como una suerte de perol que tiene cabellos y uñas pintadas, pero nada de cerebro... y hasta he llegado a pensar que tienen razón, porque una mujer que se deje tratar como algo insignificante cuya opinión no cuenta para nada, es algo verdaderamente vergonzoso.
De paso, un gran número de mujeres celan a sus hombres hasta de su propia sombra, cuando sucede que muchos hombres las engañan en sus narices con una cualquiera. Eso suele pasar en casi todos estos casos. Mientras estos machotes juegan con los sentimientos como si se tratara de un partido de béisbol, ellas se empeñan en defenderlos, en decir que todo está bien y que es una relación perfecta.
Cuando se está en pareja se tiene una relación donde se involucran dos personas y las decisiones son tomadas entre ambos bajo parámetros de respeto. Esa es la fórmula para garantizar una convivencia duradera y sana. Cuando lo que predomina son los celos, la mayoría de las mujeres se ciegan y son capaces hasta de traicionarse a sí mismas, de ir contra sus propios preceptos y pasar por encima de cualquier persona que piense diferente o que le recomiende algo con lo que ella no comulga: dejar al muérgano que la veja.
Detrás de esto lo que hay es un enorme miedo a permanecer solas. La mayoría asegura que luego les será difícil entablar una nueva relación. Pareciera que piensan que tienen fecha de vencimiento o que luego de un matrimonio alcanzar la felicidad es imposible. No hay nada más errado que eso, pues eso denota que son personas con muy baja autoestima. Hay mujeres que se han casado hasta cinco veces, que han tenido relaciones signadas por el fracaso, y han logrado conseguir una pareja que las quiere y las respeta, sin importar si tienen hijos de otros matrimonios o concubinatos. Señoritas y señoras, la gente se equivoca y errar es de humanos, nunca olviden eso. Por un traspié no puedes estigmatizar tu vida, todo fluye y el amor siempre está disperso en el aire; sólo hay que tener buen olfato para saber a quién acercarte. No dejes que la locura, la paranoia y los celos te acompañen y conviertan tu vida en un calvario... tienes derecho a vivir sin restricciones, pero siempre con responsabilidad, no lo olvides.