Desde hace ya varios años en la Universidad de Carabobo se vive una realidad francamente preocupante que no tiene que ver solamente con lo académico, ni con las reivindicaciones gremiales, ni con la construcción de la planta física, sino con asuntos más graves, que pudiéramos resumir de la siguiente manera: en la UC manda el hampa.
Es un asunto cotidiano que dentro del campus universitario se produzcan robos de vehículos, tanto de profesores como de alumnos, hurto de laptops, arrebatos de celulares, asaltos en masa, como cuando roban a un salón completo con profesor y todo, robos a equipos (como el robo en la Facultad de Medicina) y hasta violaciones.
La universidad esta sometida por bandas armadas que distribuyen y promueven el consumo de sustancias estupefacientes entre los alumnos. Los sitios donde esto ocurre con frecuencia son conocidos por todos: la laguna de FACES, el platillo y la Facultad de Educación son muestra fehaciente de esto.
Si a esto le agregamos la práctica pública y notoria de juegos de envite y azar, las destrucciones de las obras de arte, la venta de cupos y las amenazas a profesores para que no apliquen ciertos tipos de evaluaciones, tenemos que concluir que algo muy grave pasa en la UC. Ante esta situación las autoridades universitarias y policiales no pueden seguir evadiendo el tema.
Resulta que ahora los padres que ven partir a sus hijos hacia la Universidad de Carabobo lo hacen con preocupación. Están atemorizados (y no sin razón) por las historias que oyen día a día. Entre todos tenemos que salvar a la UC, porque es patrimonio de todos.
