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27 noviembre, 2010
Otra “gracia” de los españoles
G.González Blanco
ggonzalezblanco@yahoo.com
El artículo de la anterior edición de ENTRE TODOS se lo dediqué a la caprichosa y acomodaticia actitud de la justicia española en el caso de los etarras que ellos mismos nos obligaron a aceptar hace más de veinte años. Esta vez nos pasearemos por las penurias que estos grandísimos hijos de “la madre patria” con su hipócrita, pero aprovechado comportamiento, le han causado a esos pobres y heroicos seres que son los llamados saharauis.
El desdichado continente africano, desde hace siglos, ha venido siendo la “sopa” de los europeos. Este despiadado saqueo comienza en forma con la República romana cuando con su triunfo en las guerras púnicas, borran del mapa a Cartago que junto con Egipto fueron en muchos siglos los únicos poderes autóctonos del continente. Desde ese momento todo poder europeo que se sintiera capaz, ejercitaba sus músculos ocupando algún territorio africano. Los ibéricos no fueron la excepción. Primero fue Portugal. Los brillantes navegantes lusos colonizaron media costa occidental africana. Tánger, Ceuta, Mogador, Cintra y Río de Oro son algunas de las ciudades que el devenir portugués sembró en la costa occidental de África entre los siglos XIV y XV. Siguieron los españoles quienes prácticamente desplazan a los portugueses que deciden desviar sus intereses hacia el inmenso territorio brasileño. Ceuta y territorios aledaños fue cedida a España por Portugal a comienzos del siglo XVII. Allí comienza en grande la presencia española en territorio marroquí.
Sin embargo, lo peor del colonialismo depredador se dispara en el siglo XIX cuando después de las guerras napoleónicas, Inglaterra, que se convierte en un inmenso imperio, y Francia su eterno rival, llevan su enconada enemistad al continente africano. Millones de hectáreas africanas son ocupadas por los contendores haciendo caso omiso de las etnias originales que allí habitaban. Son incontables las atrocidades coloniales de ambas potencias. Y no estaban solas. Alemania, Bélgica, Italia, Portugal y España aprovechan el momento para entrar a saco en África y “agarrar aunque sea fallo”. Fue tal el bochinche que se formó con esta ocupación que históricamente dicho movimiento colonizador se conoce como el reparto o el saqueo de África. Las rivalidades entre los protagonistas del saqueo casi llegan a una guerra declarada por lo que se vieron obligados a ponerse de acuerdo entre ellos para definir sus áreas de influencia. Y es así como en 1884 se lleva a cabo la conferencia de Berlín y se definen entre muchos otros asuntos, las “esferas de influencia” de cada potencia. Es en las actas de esa conferencia donde se usa por primera vez ese odioso término de “Sphere of Influence” que tantos malos momentos nos han causado a los países más débiles. Por supuesto que en ese cónclave de malandros se cumplió el viejo refrán de que “quien tiene mas saliva traga más harina” y los más poderosos que eran Inglaterra y Francia obtuvieron la parte del léon; entre los dos más del 70% del territorio africano. El cada vez mas débil reino de España tuvo que conformarse con mantener los tres pedazos de territorio no contiguos y bastante pobres que desde hacía siglos dominaba: la Guinea española, el Marruecos español y el Sahara español pero ahora de una manera total y aceptada por todos los países europeos. La tenencia colonial no fue fácil para la debilitada España, sobre todo en el Marruecos y el Sahara españoles. Eran frecuentes los alzamientos de los pobladores. Hubo al menos 3 guerras en gran escala que España tuvo que atender y donde hubo millares de bajas en ambos bandos. Este continuo batallar causó que en esos territorios se formara un ejército muy profesional y con mucha experiencia bélica que tuvo una influencia decisiva en el triunfo de Franco en la guerra civil española. Fue el famoso y tenebroso Ejército Español de África, de muy ingrata recordación para el bando republicano.
Después de la II Guerra Mundial a partir de mediados de los años ´50 comienza el período de la descolonización de África. Lentamente las potencias dominantes comenzaron a liberar sus anteriores colonias, sucediendo el abiertamente opresivo régimen colonial por otro más solapado y pernicioso a través de caudillos corruptos y venales. España es la nación más remolona. Independiza a Guinea en 1968 pero mantiene como colonia al Sahara Occidental. Este territorio de unos 270.000 Km2 de superficie y cuyos habitantes son los que modernamente se conocen como saharauis, ha sido el objeto de reclamaciones territoriales bastante infundadas por el reino alauita de Marruecos y por Mauritania en desmedro flagrante de la población autóctona. En 1957 Marruecos invadió el norte del Sahara español lo que obligó a que España y Francia respondieran militarmente expulsando al ejército marroquí. Sin embargo, la intromisión marroquí se intensificó con la alcahuetería franco-española que prefería un gobierno ruin y venal como el de la monarquía alauita para el Sahara Occidental. Los saharauis comienzan a organizarse y en 1973 se funda el Frente POLISARIO o Frente Popular por la Liberación de Saguia El Hamra y Río de Oro, que son las dos provincias que componen el territorio saharaui. Desde ese momento hay una intensa actividad bélica que luego de la muerte de franco precipita la salida de la potencia colonial de esos territorios. Pero en vez de hacerlo de una manera ordenada y tomando en cuenta sobre todo las reivindicaciones de la población autóctona que unánimemente deseaba su independencia y la decisión que tomó la Corte Internacional en Octubre de 1975 que negaba los pretendidos derechos de Marruecos y Mauritania sobre el territorio, los “graciosos” españoles de la transición (para la época el “más que Rey” Franco estaba boqueando) optan por la traición al pueblo saharaui: Con la anuencia de Francia y el siniestro Kissinger convocan a Marruecos y Mauritania a una conferencia tripartita en Madrid en Noviembre de 1975 donde se repartieron el territorio y sus pocas riquezas de minas de fosfatos y placeres de pesca de altura, ignorando de manera despreciable todos los derechos de los pobladores autóctonos. Esta cabronería española engolosinó a los marroquíes quienes de inmediato procedieron a ocupar todo el territorio que les apeteciera. El POLISARIO repudió enérgicamente este inicuo e ilegal acuerdo y se defendió gallardamente de la brutal agresión bipartita de mauritanos y marroquíes. Con la ayuda material de Argelia derrotan a los mauritanos que se retiran definitivamente del territorio. Pero Marruecos redobla sus ataques y los combates recrudecen hasta que la ONU logra un cese al fuego en 1991. Sin tomar partido abiertamente la alcahueta ONU recomienda que se haga un referéndum para que el pueblo decida. Desde esa fecha Marruecos ha ignorado olímpicamente esta recomendación y ha continuado con sus atropellos colonizadores. Ante la actitud condescendiente de USA y Europa y sobre todo del gobierno español, desde 1980 ha venido apoderándose paulatinamente de casi el 70% del territorio saharaui; ha construido un muro de 2700 Km. para separar “su parte” de los saharauis a quienes ha expulsado y obligado a vivir en infames campos de refugiados y ha transportado miles de colonos marroquíes para posesionarse de las tierras saharauis
A mediados de Noviembre el ejército marroquí, en clara reminiscencia del genocidio palestino de Gaza, atacó uno de estos campos, el de Gd Aim Izic, ocasionando decenas de muertes y de incontables desaparecidos. Fue tal el atropello que el 18 de noviembre el tribunal internacional contra los crímenes de lesa humanidad condenó a Marruecos por crímenes de lesa humanidad. Pero exceptuando una que otra manifestación de ciudadanos españoles concientes de esta brutal ocupación, el Gobierno Español, el principal culpable de este problema, solo se ha sentido “preocupado” por la situación y les pide a los saharauis que por favor no se atraviesen ante los fusiles de los marroquíes.
Definitivamente, cuan “graciosos” nos salieron los españolitos. ¡Joder!