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26 octubre, 2010

LOS RESULTADOS



Gerardo González Blanco
ggonzalezblanco@yahoo.com

El próximo miércoles 13 de octubre se cumplen 50 años del último juego de la célebre serie mundial de 1960 en que los débiles Piratas de Pittsburgh le ganaron a los todopoderosos Yanquis de New York al vencerlos en 4 de los 7 juegos reglamentarios. Lo curioso de esa serie mundial además del inesperado triunfo de los Piratas contra aquella inmensa toletería de Mantle, Maris, Skowron, Berra y otros no menos notables, fue que en estos siete juegos los Yanquis anotaron 55 carreras y dieron 91 hits mientras que los Piratas anotaron sólo 27 carreras con 60 hits y, sin embargo, ganaron la serie mundial más famosa y recordada del siglo pasado y que aún 25 años después su recuerdo provocaba lágrimas en Mantle y Roger Maris. Fue tan desigual el rendimiento de los equipos que no faltaron voces pidiendo un cambio de reglas que reflejara más justamente lo sucedido en el terreno de juego. Sin embargo cuando le preguntaron su opinión al famoso segunda base de los perdedores, Bobby Richardson, sobre los sucedido se encogió de hombros y dijo “No way pal, those are the fucking rules, y´a know” ( algo así como “ no pana, esas son las condenadas reglas y hay que calárselas”) . Por cierto que ese encantador ignorante que era Yogi Berra salió con una de las suyas cuando explicó las razones de la derrota: “We did too many wrong mistakes” (un disparate que significa más o menos “cometimos demasiados errores equivocados”).

Hago esta digresión beisbolera porque me vino a la memoria cuando oí a este “born again rascal” (bueno, vamos a llamarlo bribón reactivado) que es Ramón Guillermo Aveledo, lanzar la flecha del parto al decir que ellos habían ganado las elecciones del 26 de septiembre pasado, desencadenando, de paso, una impresionante e histérica campaña mediática de ámbito mundial para decir que Chávez había sido derrotado categóricamente. Aquí todo el mundo se empató en lo mismo y la cantidad de imbéciles opinadores que colman nuestros mediocres medios de comunicación hicieron su histérico agosto malinterpretando los resultados numéricos del 26S. Lo que más arrechera me causó fue el abuso que se cometió con mis adoradas matemáticas. Desde el bocazas Teodoro, pasando por el raro Bocaranda y terminando por los carcamales Colomina y Caballero, todos deberían encerrarlos en una “cárcel aritmética” a ver si aprenden algo de números.

No me vayan a malinterpretar, yo soy un profundamente convencido partidario de la tercera opción, la que representó el PPT y que por mala leche y algo más, nos “dieron hasta por lo blanco del ojo”; pero las reglas son las reglas: lo que estaba en juego era la distribución de los puestos en la Asamblea Nacional y allí, en mala hora para nuestra querida Venezuela, ese menjurje político basado “ideológicamente” en la voluntad de Chávez, ganó las elecciones de manera casi aplastante. Una mayoría 60 a 40 en el Parlamento es algo que no existe por ahora en ningún país de los llamados democráticos; y al igual que en las series y campeonatos mundiales gana el que más juegos gane y no quien anote más goles o anote más carreras. Es una soberana estupidez decir lo contrario y al que Ud. oiga manteniendo ese criterio es un imbécil. Ahora bien, es absolutamente cierto que los que votamos en contra del menjurje chavista sacamos más votos; pero eso no pasa de ser una alegría de tísico ya que todo el que participó en las elecciones conocía muy bien las reglas de juego electorales venezolanas. Todo el mundo debería saber que con esas nuevas reglas era perfectamente posible que ocurriera lo que ocurrió. Es un redomado ejercicio de hipocresía la de ese amasijo de cretinos plañideros que ahora se asombran de que las reglas electorales son injustas. ¡Que cojones los de esto tipos! Yo a los único que oí quejarse amargamente del desaguisado cometido por la servil Asamblea el año pasado al modificar a la cañona las reglas fue a José Albornoz y a otros líderes del PPT. Fueron los únicos que previeron el desastre que este cambio iba a causar en los partidos minoritarios. Es insólito que los muérganos de la MUD no hayan dicho nada en su oportunidad y ahora se despepiten en lamentaciones hipócritas. Ellos son los que originaron esta situación de inequidad y maltrato electoral al aceptar hace 20 años el más injusto y menos proporcional de los sistemas como lo es las elecciones entre candidatos personales para los puestos sujetos a elecciones. Esa vaina fue impuesta por el poder económico y mediático que hizo ver que cualquier hijo de vecina se podía postular nominalmente y ganar un cargo. ¡Si Luís! Dirían los muchachos de ahora.

El poder mediático desencadenó a fines de los años ´70 una despiadada campaña contra el sistema de listas que anteriormente regía. Si bien estas listas se convirtieron luego en un coto exclusivo de los cogollos donde la militancia de a pie poco tenía que ver, no es menos cierto que la composición de los congresos de aquella época era bien plural. Hubo congresos con hasta 12 fracciones políticas que tenían un poder más o menos proporcional a su masa electoral. Eso lo acabó la insensatez del chavismo ignaro. Los muy ignorantes subieron al 70% el número de cargos por elección nominal, dejando sólo el 30% para los candidatos de listas. Esa es la verdadera razón del triunfo chavista. Eso y además otra maldita herencia del la IV que fue la creación a los carajazos de municipios y distritos electorales con el cuento de la descentralización que ya me hincha los cojones. Hay 87 circuitos electorales que había que elegir por nombres y allí el PSUV ganó en 52. Lo injusto de este sistema es que si el candidato A gana al candidato B en una circunscripción con el 51% de los votos, automáticamente el 49% de los electores que apoyaron la opción del candidato B, quedan sin representación y sin derecho a voz ni pataleo y esa cantidad apreciable de votos no es sumable para las opciones similares en el otro distrito. Por eso es una estupidez hablar de suma de votos mayores que otras. Eso es sumar números heterogéneos, es decir peras con manzanas como decía la vetusta Aritmética de G.M. Bruño Así de injustá es la vaina y así fue que el establishment político de la IV lo quiso y el chavismo ignaro lo agravó con la reforma del 2009. El otro desaguisado esta vez obra del CNE fue esa necia modificación de los circuitos electorales. Yo he leído minuciosamente las razones expuestas por el CNE y explicadas en Globovisión por el rector Vicente Díaz que es de orientación no gobiernera y no entendí el por qué de los cambios. Fue una vaina caprichosa que al final vino a favorecer ampliamente a lo que queda de AD. Entre chanzas y veras los neoadecos se alzaron con 22 puestos y se constituyen en la primera minoría de la Asamblea gracias a un correcto aprovechamiento de las estupideces de ambos sectores.

La solución a este estropicio conceptual es la de rehacer en forma coherente las reglas del juego electoral. Parafraseando a Churchill, las elecciones son un asunto muy serio para dejarlo todo en manos del CNE. Hay que pensar en un sistema electoral que garantice en lo posible que el reparto de los cargos por elección sea lo más proporcional a la fuerza electoral de cada uno de los concurrentes. Eso no es tarea fácil ya que los métodos que más lo cumplen son complicados de manejar y tienden a favorecer a los electores y no a los partidos políticos. Sin embargo, cualquier método que se use es imprescindible definir primero asuntos tales como que tipo de mayoría deseamos, ponderación de votos rurales y urbanos, representación de las minorías políticas, periodicidad de las elecciones, redefinición razonable de los circuitos electorales y la relación de candidatos nominales y por lista y escogencia de ellos por votaciones internas y varias otros asuntos que si bien están definidos en la actual LOPE, en la forma en que lo están, sus consecuencias futuras serán desastrosas para el país si no se enmiendan estos entuertos con profesionalismo y la sapiencia necesaria.